Ha pasado otro abominable miércoles con audiencia, sin mucha audiencia; las vísperas en San Pablo con muy discreta asistencia y las noticias de hoy se centran, qué pereza, en la última entrevista, otra, del Papa Francisco. Vivimos sumidos en el Book-gate, en donde vemos como las publicaciones se divulgan sin problemas y libremente por la red. Los tres editores afectados no son tan locos o inexpertos como para dañarse y exponerse a una infinidad de problemas reputacionales de esta magnitud. Los archivos de impresión circulan sin interrupciones, alguien los dejó salir y solo puede ser de dentro. La amplia divulgación de libros críticos con el Papa Francisco pedía una respuesta del interesado y ya la tenemos. Es la primera entrevista después de la muerte de Benedicto XVI, ahora padre, que no abuelo, ya casi hermano.
Cuando titulamos ayer ya empezaban a llegarnos las noticias de que el Papa Francisco había hablado del caso Rupnik y decidimos mantener el título ‘el silencio Rupnik’, porque estábamos más que seguros que al silencio se añadiría en enredo habitual en el Papa Francisco. La técnica del calamar no suele dar muchos resultados, no queda otra y en ese nivel nos movemos: papa bueno; iglesia, obispos, curas, malos, malísimos. Al silencio se une la buscada confusión: “Fue una sorpresa para mí, de verdad. Esto, una persona, un artista de este nivel, fue una gran sorpresa y una herida para mí». Todo el asunto estaba a cargo de la Compañía de Jesús, mientras que la instrucción del proceso estaba encomendada al encargado de los asuntos legales de los ¿dominicos?. Luego asegura que no tuvo un papel en la gestión del caso, sino que solo intervino procesalmente “en un pequeño proceso que llegó a la Congregación de la Fe en el pasado”. Francesco explica que ha dado indicaciones de que las dos series de acusaciones sean atendidas por el mismo tribunal que examinó las primeras: «Que siga con el tribunal normal… De lo contrario se dividen las vías procesales y todo se confunde». El Vaticano no ha renunciado a la prescripción en este caso, el Pontífice está de acuerdo en que es justo renunciar «siempre» a la prescripción en los casos que involucren a menores y «adultos vulnerables», para mantener la tradición jurídica con casos que involucran a otros adultos, como sucedió con Rupnik”. «Así que no tuve nada que ver con eso».
Ahora resulta que doctrina de la fe condena a pena de excomunión a alguien el 20 de mayo, y sin motivo aparente, a los pocos días se levantó la excomunión de forma milagrosa sin que el Papa Francisco se entere de nada. La denuncia presentada por absolución del cómplice de sexto, no. Prot. 685/2019, con la emisión del decreto de reconocimiento de la excomunión latae sententiae firmado por el Cardenal Luis Ladaria Ferrer, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de Fede, y por el Subsecretario Su Excelencia Mons. Augustine di Noia. Alguien, no sabemos quién, el Papa Francisco ‘no tiene nada que ver con eso’, revoca la excomunión pocos días después. Sabemos que la Compañía de Jesús había solicitado su cese del estado clerical y tenía lista una nota de prensa que nunca fue publicada. A estas alturas de la fiesta es imposible que creamos al Papa Francisco, estamos peor que con el silencio, hemos entrado en la locura. Seamos buenos, la edad juega mañas pasadas y es posible que el Papa Francisco no recuerde, poco creíble. La impresión es de tristeza y miseria, mejor el silencio que la mentira.
La otra afirmación del Papa Francisco que hoy arrasa en los titulares es que: «Ser homosexual no es un delito». Critica las leyes, se supone que civiles, que criminalizan la homosexualidad como «injustas», subraya que Dios ama a todos sus hijos tal como son y pide a los obispos católicos que apoyen las leyes que acogen a las personas LGBTQ en la Iglesia. Unido a esto, que sale menos en los titulares, el Papa Francisco define la homosexualidad como un “pecado”, que tampoco, será el comportamiento homosexual; como siempre enredando las cosas sin sentido alguno. No le gustan los obispos poco cariñosos que no piensan como él, sin dejar muy claro que que piensa: “Estos obispos deben tener un proceso de conversión” y deben aplicar “la ternura, por favor, como Dios la tiene con cada uno de nosotros”. Unos 67 países o jurisdicciones de todo el mundo criminalizan la actividad sexual consentida entre personas del mismo sexo, 11 de los cuales pueden imponer o imponen la pena de muerte. Muchos de estos países entran en el saco de los amigos de la fraternidad universal. No entendemos dónde está la novedad de la afirmación del Papa Francisco. El problema hoy es el contrario porque se está intentando ‘anular’ el pecado, no del ‘ser’ sino del comportamiento, par el que se pide la bendición. En el Vaticano, al menos, sigue la criminalidad, los pocos casos que lo confiesan, ejemplos tenemos, el hecho, no sus pecados, pierden inmediatamente empleo y sueldo.
El Papa Francisco ni siquiera ha considerado emitir reglas para regular futuras renuncias papales: «No lo pensé, ni siquiera pensé en escribir un testamento sobre mí». «Estoy sano. Para mi edad, soy normal». «Podría morir mañana, pero está bajo control. Gozo de buena salud». La crítica puede ser tan molesta como «un sarpullido», pero «hay libertad de expresión», la crítica es «un derecho humano» y las protestas, que, sin embargo, deben hacerse «en la cara», pueden ayudar a «crecer». «Uno prefiere que no critiquen por la tranquilidad, pero yo prefiero que lo hagan». Ante un papa que gusta tanto ser entrevistado no puede extrañarse que ante meteduras de pata, y ofensas, públicas y solemnes, las críticas lo sean también. Las conejas, los rígidos y demás simpatías del Papa Francisco no van a ir uno a uno, lo harían con placer, a sacarle los colores. Muchas de las críticas públicas existen porque no son posibles las privadas, que se lo pregunten a los amigos de los ‘dubbia’ o al cardenal Zen, por recordar solo dos ejemplos.
Sobre Pell: “Aunque digan que me criticó, pues tiene razón. La crítica es un derecho humano, pero él estuvo genial». Las críticas recibidas en las últimas semanas han sido «como un sarpullido que te molesta un poco», y agregó que «uno prefiere que no critiquen por tranquilidad, pero yo prefiero que lo hagan porque significa que hay libertad de expresión. No es que haya una dictadura de la distancia, como yo la llamo, donde el emperador está ahí y nadie le puede decir nada. No, deja que hablen ellos porque la crítica te ayuda a crecer y a mejorar las cosas». Reconoce que al principio, su elección fue recibida con una sensación de «sorpresa» por un Papa sudamericano, luego siguió la inquietud: «Cuando empezaron a ver mis defectos y no les gustaron». “Lo único que pido es que me lo digan en la cara, porque así crecemos todos, ¿no?. Aquí lo dejamos, mañana más, seguro.
Fedez es un conocido ‘influencer’ italiano que recientemente, en un programa de televisión en directo, se ha reído del caso Orlandi y se ha montado. El hermano de Emanuela: “La risa de Fedez mientras decía que nunca habían encontrado a Emanuela, que todavía la estaban buscando, ciertamente estuvo fuera de lugar y me dio un poco de pena. Se equivocó, pero habló de mi hermana durante una hora y esta es la cosa, eso es lo que más me interesa». «Fedez pecó de inmadurez al hacer esa risa. Cada uno de nosotros, cuando niños, debe haber reído durante un funeral, trato de tomarlo así. En los últimos años, he escuchado muchas cosas malas, cosas dichas en mal fe y mucho peor que la risa en esa circunstancia». Otros son menos benévolos y lo califican de «repugnante». Estaba presente Nuzzi: “No me gusta el humor negro, cada uno tiene sus gustos, me cuesta entenderlo. Pero durante una hora y diez hablamos de Emanuela Orlandi a un público muy joven que ni siquiera había nacido cuando Emanuela desapareció».
Burke a su amigo Pell «pastor sabio, amoroso, alegre y valiente». «El cardenal Pell fue un incansable e intrépido defensor de las verdades de la fe, comenzando por los preceptos fundamentales de la ley moral sobre la inviolabilidad de la vida humana inocente e indefensa, la integridad del matrimonio y su fruto en la familia, y el libre ejercicio de la religión, no por convicciones ideológicas, sino porque amaba a Cristo y deseaba servirle fielmente como su sacerdote». «Siempre fue un hijo orgulloso de Australia y habló con cariño de su tierra natal, pero su corazón era romano».
El tribunal único del Vaticano se ha convertido en la corte de los milagros donde toda locura encuentra asiento. Primera audiencia por la demanda civil interpuesta por el auditor Panicco contra la Secretaría de Estado y el auditor General. Es la consecuencia de las «dimisiones forzosas» por las que piden más de 9 millones en daños y perjuicios. Pronto tendremos en mano los treinta y nueve anexos, con 545 páginas, incluidas las notas de audio que el ex auditor Milone y Panicco depositaron el pasado 18 de enero en el tribunal. Milone y Panicco, ambos ausentes y representados por el abogado Giovanni Merla- afirman que sus renuncias fueron «extorsionadas», con «violencia psicológica» y con «gritos e intimidación» de la gendarmeria del Vaticano.
Los que se intentan defender lo documentan y el Vaticano se defiende acusando de “hipótesis del robo de documentación pública”, algo que recuerda demasiado a otros procesos. El promotor de justicia: “Mi oficina tiene el deber de intervenir para proteger el interés público”. Milone y Panicco declararon que habían renunciado porque fueron intimidados por un gendarme: “Si esto es cierto, es una acción unilateral de un policía judicial… Cuantas veces sucede que en Italia los carabinieri realizan actividades ilegales y el presidente de la República no es responsable de ello”. El presidente Pignatone dijo que el Tribunal Vaticano se reserva el derecho de decidir sin programar nuevas audiencias. “La Corte estudiará los papeles con suma atención, pero no hay lugar para más plazos y depósitos”.
Ya tenemos nuevo presidente de la escuela, la Academia Eclesiástica, después de la jubilación anticipada, a los 70 años del anterior, llega Pennacchio nuncio apostólico en Polonia, algo mayor en edad que el sustituido, poco, pero algo mayor, cosas de la primavera eclesial en la que estamos sumidos.
«Si se esconde algo, es para que se descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga».
Buena lectura.