Vincenzo Fidele sobre la situación geopolítica y su evolución en el blog de Tosati. «La situación en Kiev es que Ucrania no tiene ninguna posibilidad de ganar la guerra o incluso de terminarla. La única opción es perderlo «con» o «sin» ignominia, pero ninguna de las dos opciones es aceptable para los titiriteros del mundo unipolar ahora en desintegración, por lo que trabajan duro para llegar a la tercera guerra mundial». «Las locas ideas de Macron de enviar tropas que, según él, no irían a la batalla, sino para crear una hipotética línea roja como elemento disuasorio, un límite que Putin no debe cruzar en el sur.
Polonia cuenta con el ya seguro colapso de Ucrania, las tropas polacas quedarían para reclamar los territorios que Polonia siempre ha querido anexar a Varsovia aprovechando el colapso de Kiev. El «cordón sanitario» que Macron planea implementar alrededor de Odessa no servirá de nada, Putin cortará el acceso de Ucrania. Sería una derrota terrible no para Ucrania, cuyo destino importa a pocos, sino para la OTAN, que no puede permitirse un revés así, después de haber boicoteado por todos los medios cualquier negociación de tregua. Estados Unidos no puede permitir un ejército europeo autónomo e independiente, sería la certificación del fin de la OTAN y del dominio estadounidense. Los EE.UU, al igual que Francia, han sido expulsados de África y reemplazados por el Africa Korps de Moscú, con la vergüenza de que las tropas rusas han ocupado los campamentos estadounidenses. Es casi seguro que el verdadero objetivo de la OTAN es la confrontación directa con Rusia y se está preparando el terreno para una escalada, no para una pacificación. Turquía, en cualquier caso actuaría entre bastidores junto con Rusia y seguimos bailando en la boca del volcán.
No menos caos reina en otra latitudes y de España nos llega una triste noticia, no deja de ser un extremo, pero indica el malestar de tantos sacerdotes y religiosos con la actual administración de la Iglesia Católica. Dieciséis clarisas, monjas de clausura, han anunciado su deseo de abandonar la Iglesia católica. Sucede en Belorado, España y las monjas en un comunicado, firmado solo por la abadesa, acusan de herejía a todos los Papas posteriores a Pío XII. Parece que detrás hay un cúmulo de intereses ante la elección de una nueva abadesa en los próximos meses y por temas inmobiliarios.
Iremos sabiendo las razones, el hecho es que Sor Isabel de la Trinidad ha decidido abandonar la Iglesia católica y ponerse bajo la protección y jurisdicción de un tal Pablo de Rojas Sánchez Franco y su denominada Pía Unión Santi Pauli Apostoli excomulgado en 2019. El arzobispo de Burgos, Iceta, informó a la Santa Sede de la intención de esta comunidad de monjas de abandonar la Iglesia. Advirtió que si las religiosas «confirman y persisten» en su rebelión, serán acusadas del delito de cisma, lo que podría llevar a a su excomunión. Mientras tanto, instó a los fieles a abstenerse de participar en cualquier acto litúrgico en el Monasterio de Santa Clara en Belorado. Muy triste, mucho nos tememos que estamos en el ‘empezose del acabose’.
Vivimos en esa época en la que para afirmar que las hojas son verdes, es necesario «desenvainar la espada». En los evangelios, aunque se habla eminentemente de amor, el tema de la ley y de las reglas aparece continuamente, en diversos niveles y en diferentes contextos. Jesús conoce y respeta los mandamientos, la liturgia y los ritos y, en última instancia, la voluntad del Padre, ley suprema. El derecho y las normas tienen un papel decisivo y mantienen la institución y que regulan la perpetuación de lo divino a lo largo de los siglos.
Los demonios tienen muy claro que ese hombre es el Hijo de Dios, el Mesías y admiten claramente que son irrevocablemente inferiores, reconociendo que no pueden desobedecer una orden de Cristo. Saben bien que existe una ley superior a su rebelión, una autoridad de la que ni siquiera los demonios pueden escapar. Hoy la iglesia está sin cabeza y sin autoridad, con el resultado de que, como en los tiempos de Jesús, muchas personas expresan mil dudas sobre lo que, aparentemente, los demonios captan de un vistazo. La batalla a la que estamos llamados es preservar la fe de todos los tiempos y dar cuenta de la esperanza que hay en nosotros. El desastre doctrinal y pastoral que tenemos ante nuestros ojos no nos autoriza a escapar: debemos permanecer, con María, al pie de la Cruz.
«No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno».
Buena lectura.
Y como van a prohibir que los fieles vayan a oír misa …les pondrán guardaespaldas? Qué insensatez! La Iglesia está en derribo y el Obispo de Roma ayudando a finiquitarla por una Iglesia mundial. Esta muy bien todo lo de la autoridad y obediencia pero también Jesucristo dijo que no había venido a traer paz si no espada en los corazones de las personas.
Puede prohibirlo bajo alguna pena. Si se desobedece la prohibición se incurre en una censura eclesiástica.