El Vaticano vive instalado en el mundo de las polémicas y demuestra cada día que es capaz de superarse. Estaban habituados, y no parece que estén con ganas de cambiar, a que lo que decían, hacían , publicaban era indiscutible. De siempre, los sacros palacios han hecho creer a todo bicho viviente que circula entre sus muros que son de una casta superior que cuenta con la acción directa y exclusiva del Espíritu Santo. El resto de los mortales somos unos pobres hombres que no tenemos la capacidad de discernir y vivimos en una ignorancia invencible.
El número de asistentes, si podemos todavía usar este término, a los actos públicos del Papa Francisco roza la extinción. Si observamos las imágenes de la ‘detención’ del maletilla que salto al ruedo en la última audiencia, llama la atención que se encuentra en medio de un mar, un océano, de sillas vacías. Los políticos de hoy necesitan, como el aire que respiran, estar en los medios, ocupar primeras páginas. El Papa Francisco ha decido moverse en está dinámica y sabe que las primeras páginas ya están perdidas y pretende conservar aunque sea un pequeño ángulo en las de la izquierda. El Papa Francisco es un invitado de Fabio Fazio como cualquier otra estrella del rock o del mundo del espectáculo, será el primer papa en la isla de los famosos, para ser en algo el primero. El filósofo Fusaro lo tiene muy claro y nos dice que se trata de “un pontificado sin sacralidad y sin trascendencia”. Un pontificado «que parece encontrar su locus naturalis mucho más en los estudios de televisión de Fabio Fazio que en las tradicionales sedes dedicadas a lo Sagrado. Estamos bien acostumbrados con el Papa Francisco, a la idea de un Papa extrovertido, todo proyectado en la mundanalidad, como para compensar la ausencia de referencias a la esfera de la trascendencia. Muchos piensan que con Bergoglio se produce la renovación del cristianismo: quizás sea solo el momento culminante de su evaporación».
Entramos en el capítulo de fraternidades y su jornada, no falta ninguno y hasta el abortero Biden se apunta: “La fraternidad es uno de los valores fundamentales y universales que debe ser la base de las relaciones entre los pueblos para que quienes sufren o se encuentran en desventaja no se sientan excluidos y olvidados, sino acogidos, sostenidos como parte de la misma familia humana». “Todos vivimos bajo el mismo cielo sin importar dónde y cómo vivamos, color de piel, religión, clase social, género, edad, salud y condiciones económicas. El Papa Francisco adopta, cada vez con más claridad, la terminología de la agenda 2030, e incluso, cuando habla de salvación se refiere a la del planeta y el cielo se queda limitado por los nubarrones.
Korazyn nos ofrece el largo artículo «El Modernismo, no el ultramontanismo, es la «síntesis de todas las herejías». Una respuesta a Stuart Chessman de José Antonio Ureta. Chessman defiende un cierto «espíritu del Vaticano I» por el que «toda la autoridad en materia de fe, organización y liturgia estaba centralizada en el Vaticano» y «la obediencia a la autoridad eclesiástica se elevaba a una posición central en la fe católica». Un obispo antiinfalibilista comentó irónicamente: «Entré en el Vaticano I como obispo y salí como sacristán». La burocratización de la Iglesia y su inevitable consecuencia: obispos gestores mediocres que han dejado de ser «guías espirituales». La elección del Papa Francisco habría implicado «un regreso a la agenda progresista de la década de 1960 junto con un renacimiento radical del autoritarismo ultramontañoso» que «sitúa la unidad de la Iglesia y la inviolabilidad del Concilio como valores absolutos».
Los fallos de esta visión son atribuir la actual crisis de fe a la forma en que se estructura y ejerce el poder papal, olvidando la crisis moral y religiosa que se ha agudizado en todo Occidente desde el Renacimiento y el protestantismo. El centralismo y el autoritarismo no fueron fruto del Vaticano I, sino del liberalismo infiltrado en la Iglesia. Juan Pablo II hizo un primer intento de dar a las novedades del Concilio una interpretación moderada en la línea de lo que luego se definió como la «hermenéutica de la continuidad». La Iglesia fue empujada a adaptarse al nuevo mundo emergente, especialmente a partir del siglo XIX. “No se trata de elegir entre los principios de 1789 y los dogmas de la religión católica”, “sino de purificar los principios con dogmas y hacerlos caminar lado a lado. No se trata de enfrentarse en duelo, sino de hacer las paces”. El Papa Francisco busca abiertamente adaptar la Iglesia a los «cambios antropológicos y culturales». «Dios se manifiesta en la revelación histórica, en la historia. … Dios está en la historia, en los procesos”. El actual eclipse del Papado es probablemente el más dramático en los dos mil años de historia de la Iglesia.
El Osservatore Romano y el Papa Francisco saludan a China y el inicio de los Juegos Olímpicos sin decir una palabra sobre lo que está pasando en Hong Kong, la prensa de Pekín ha apuntado al cardenal Zen, que sigue siendo un auténtico baluarte de la libertad religiosa a sus 90 años. En la última semana de enero aparecieron cuatro artículos en los que se acusaba al cardenal de incitar a los estudiantes a rebelarse contra una serie de medidas gubernamentales en 2019. Al régimen no le gustan los católicos no alineados. Zen está en contra de la retirada de cruces del exterior de las iglesias y ha alentado las misas en memoria de los mártires de Tiananmen.
Parece, lo cuenta el interesado, que Osservatore Romano pidió una entrevista con insistencia, y luego han decidido no publicarla. Paolo Flores d’Arcais, filósofo y editor de la revista MicroMega cuenta que el diario oficial y nada leído del Vaticano, lo contactó por correo electrónico para dar su opinión sobre el tema del multilateralismo. La cosa no debió gustar, alguien ha discernido, ha discernido que mejor no publicarla y el interesado se ha molestado. Ganas de crear enemigos, se ve que se han empeñado en no tener contentos ni a propios ni extraños.
Otra que se enfada es la ‘influencer’ brasileña, muy brasileña, Juju Vieirawas que decidió acercarse al Vaticano para visitar la Basílica de San Pedro. No tenemos imagen del momento, ya llegará, pero el atuendo que llevaba no resultó el adecuado a los trabajadores del Vaticano, que la invitaron a irse. Otra que asegura que le faltaron al respeto y se sintió avergonzada «porque había otras personas allí que escucharon todo». Afirma que «estaba elegante con mi ropa de invierno y todo combinaba». Las normas del Vaticano prohíben a las señoras «usar blusas sin mangas, blusas cortas o camisas ajustadas; los hombros deben estar cubiertos, y si se usa falda o vestido, debe cubrir las rodillas». Los varones deben vestir con pantalón largo y las «camisetas con tirantes y los pantalones cortos están prohibidos». No sabemos que le faltaba a la Juju, sobrar no parece, esperemos que el sínodo clarifique estas cosas tan delicadas.
Terminamos con el «Synodale Weg» que con el 86% de los votos y con el titulo: «El celibato de los sacerdotes – Fortalecimiento y apertura», decidió hacer una solicitud formal al Papa Francisco. Entre otras genialidades, está la propuesta de permitir que los sacerdotes ya ordenados se puedan casar mientras permanezcan en el cargo. Se mira a las Iglesias ortodoxas con sacerdotes célibes y casados, y a los ex pastores casados, protestantes o anglicanos, que pueden ser admitidos como sacerdotes en la Iglesia Católica.
No está lejos de todo esto el cardenal Jean-Claude Hollerich, S.J., para el que la Iglesia Católica debe cambiar radicalmente: «No podemos dar las respuestas del pasado a las preguntas del mañana». «Estamos en la era digital. Y eso traerá cambios tan graves que moriremos si nos posicionamos de otra manera”. Hollerich S.J, de 62 años, tiene la función del relator del sínodo de los sínodos y entra en el círculo de los papabili. Wojtyla y Ratzinger ocuparon este cargo, en nueva evangelización en 1974, y familia en 1980. Martini fue relator del sínodo sobre la penitencia y la reconciliación (1983) y Danneels en el sínodo con motivo del vigésimo aniversario del Concilio Vaticano II (1987). Sus opiniones suponemos que son conocidas por el Papa Francisco y que, por tanto, hay una cierta simpatía hacia ellas.
Recordemos la respuesta de Erasmo van Rotterdam a Martín Lutero, que le reprochaba permanecer en la Iglesia católica a pesar de la corrupción que existía en ella: «Fero igitur hanc Ecclesiam donec videro meliorem: et eadem me ferre cogitur donec ipse fiam melior». «Soporto esta iglesia, esperando que cambie a mejor, porque también ella está obligada a soportarme a mi, y espera que yo sea mejor».
«…le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor».
Buena lectura.
Es que el tema del multilateralismo es muy complicado, como que tiene muchos lados y así.
Pues a ver.