Cuarto y último domingo del tiempo de Adviento. El tiempo pasa, y notamos que, como sucede en el mundo civil, se aprovechan fechas habitualmente tranquilas para intentar colarnos normas, leyes, reglamentos que pueden ser polémicos y mal aceptados.
Es un hecho que ha crecido de forma inesperada la ‘afición’ por la liturgia en las nuevas generaciones de sacerdotes y religiosos. Incluso los que no utilizan de modo habitual la liturgia tradicional la ven con simpatía. Es muy frecuente encontrarnos con que en las escasas vocaciones que tenemos en estos tiempos de sequía las cosas van en una dirección muy distinta a la deseada por el Papa Francisco y la actual administración del Vaticano. En las reformas que se hacen, escasas, o en las nuevas iglesias, pocas, se presupone que hay que dejar las cosas preparadas para poder celebrar la Misa ‘Ad Orientem’ sin dificultades. En otros tiempos a esto se le llamaba signos de los tiempos, hoy parece que los tiempos hay que crearlos y borrar lo que no gusta. Hace mucho tiempo no alertaron del peligro de oponerse a las cosas de Dios, si son de Dios prevalecerán.
Tanto interés en resolver ‘dubias’ que nadie ha planteado y tantas ‘dubias’ serias que quedan sin contestar y que se prefiere que permanezcan ‘dubias’, es muy sospechoso. Está claro que el Papa Francisco no le gusta nada la liturgia tradicional e intenta, sin prohibirla demonizándola, que sea complicada su celebración ‘secundun legen’. El poner tanta fuerza en intentar reprimir algo que por su naturaleza es legítimo, nos lleva a pensar que el Papa Francisco está perdiendo la partida, su tiempo se acaba y los nervios se notan. Un ganador no necesita estas estratagemas intolerantes, radicales y rígidas si no se siente en desventaja. El único argumento que parece quedar es ‘aquí mando yo’ y ese argumento tiene los pies muy cortos, otros han mandado otras cosas y otros vendrán que usaran los mismos argumentos para cargarse las suyas. Entramos en una fase desesperada de un pontificado errático que hasta el mismo Papa Francisco parece estar deseando que termine.
Suenan con fuerza las palabras de Benedicto XVI: «No hay contradicción entre una y otra edición del Missale Romanum. En la historia de la liturgia hay crecimiento y progreso, pero no ruptura. Lo que era sagrado para las generaciones anteriores, sigue siendo sagrado y grande también para nosotros, y no puede ser prohibido por completo de repente o incluso juzgado perjudicial».
Edward Pentin relata las primeras reacciones del padre Claude Barthe: “La justificación que se repite en respuesta a la respuesta es que el rito tradicional se tolera solo antes de ser un día totalmente prohibido, ya que no es la expresión de la lex orandi, ya que su única expresión actual es el nuevo rito ”. La tristeza, incluso durante la alegría del Adviento, se debe a la percepción de que, en el debate actual sobre la liturgia, las autoridades actuales en Roma han tomado una decisión en directa contradicción con muchas de las intuiciones y consejos del Papa Emérito Benedicto XVI, que todavía está vivo.
Para Roche: «Toda norma prescrita tiene siempre como único fin salvaguardar el don de la comunión eclesial caminando juntos, con convicción de mente y de corazón, en la línea indicada por el Santo Padre». «Es «triste» que la Eucaristía se convierta en «un motivo de división», y agregó que es deber de los obispos, cum Petro et sub Petro , «salvaguardar la comunión». El padre Claude Barthe dijo que las responsa «agravan considerablemente las disposiciones de la Traditionis custodes, ya que dejan clara la intención del legislador». «Está claro que, en nombre del sensus fidelium, debemos oponernos a la Traditionis custodes y sus aclaraciones mediante la no aceptación, porque es una ley doctrinalmente injusta»,
Incluso en los más fieles francisquistas se nota una especie de alivio cuando se les pide su renuncia, pasan de dejar de sentirse continuamente presionados a recuperar un espacio de libertad. El cardenal «papable» Peter Turkson deja una institución central en la pastoral del Papa Francisco durante todos los años del pontificado, especialmente para la inmigración, el mandato del cardenal no se renovará y expirará a fines de este año. Turkson no es el primer prefecto de peso en saltar, la misma suerte corrió el cardenal Mueller, pero Mueller era, y es, un conservador, y por eso causó una sensación diferente.
Volvemos a los viernes sorpresa de la Misericordia» y el Papa Francisco se acercó a visitar un centro para enfermos de Alzheimer.
Los obispos de EE. UU y la Congregación para la Doctrina de la Fe redactaron pautas para las personas con confusión de sexo en 2018, los textos nunca fueron publicados. Los obispos habían preparado el documento, pero el Vaticano les pidió que esperaran a que llegara el texto de doctrina de la fe. Un hombre que «se siente mujer» no es apto para ser sacerdote, mientras que una mujer que se cree «hombre» no puede recibir las Sagradas Órdenes. Los adultos que hayan amputado sus órganos sexuales pueden ser admitidos a la Eucaristía, en las mismas condiciones que los demás fieles. El texto utiliza el truco «caso por caso» para permitir que las personas confundidas se conviertan en catequistas o incluso ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión.
Terminamos con el buen sabor de la antifona propia de este día 19 de diciembre: O Radix Jesse, qui stas in signum populorum super quem continebunt reges os suum, quem gentes deprecabuntur: veni ad liberandum nos, jam noli tardare
Oh Renuevo del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos, ante quien los reyes enmudecen y cuyo auxilio imploran las naciones, ¡ven a librarnos, no tardes más!
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!»
Buena lectura.
Precisamente por eso Jorge Mario va en la dirección que va: Para acabar hasta donde pueda con las vocaciones sacerdotales… ¿Tiene sentido cerrar un seminario en su país de origen porque los seminaristas reciben la comunión solamente con el debido respeto? ¡Pues claro! ¡No veis cómo el está siempre de pie delante del Santísimo, desafi´andoLe? No hay peor ciego que el que no quiere ver… ¡A ver si os enteráis de una vez de lo que está pasando!