Las finanzas vaticanas son sin duda uno de los dolores de cabeza crónicos que rodean los últimos decenios de la iglesia católica. Las diócesis han dado pasos de gigante en muchos casos forzadas por el marco legal civil, mucho más que por el canónico. Cada vez es más frecuente que nos encontramos a obispos procesados por mala administración. En el extraño mundo eclesiástico se suelen tapar los temas y retirar discretamente los implicados incluso ascendiéndolos. Recordemos el desastre de Paglia en Terni y el desfalco de los franciscanos donde sus máximos responsables siguen protegidos de sus irresponsabilidades, cuando no delitos, de forma incompresible.
En el Vaticano hay un componente fundamental que complica todo. El papa es la máxima autoridad civil y canónica y, por ahora, todos los intentos de contar con un verdadero y eficaz órgano de control ha terminado con los interesados expulsados y condenados. El Papa Pablo VI con la Regimini Ecesiae Universae del 15 de agosto de 1967 reforma la curia romana y crea la prefectura de asuntos económicos de la santa sede. Un organismo que no ha sido muy eficaz y por falta de autoridad no ha podido controlar de modo eficaz los desmanes públicos y notorios de los últimos decenios. En estos últimos tiempos se ha intentado crear un órgano de control mucho más profesional que por ahora ha sido destrozado y anulado desde dentro.
Hoy tenemos un capítulo más. El primer y último auditor general fue expulsado y condenado con gravísimas acusaciones de gravísimos delitos y con amenazas de condenas penales y encarcelamientos hace unos meses. Hoy sabemos oficiosamente, la sala estampa no ha dicho nada por ahora, que el Vaticano ha retirado, o no ha iniciado, o no sabemos bien, el proceso en el tribunal único, el del juez único Giuseppe dalla Torre del Tempio di Sanguineto, y el promotor de justicia Vaticano el honorable Giampiero Milano, nos dicen que de todas esas acusaciones pues que no hay nada. Evidentemente se habla de que se ha creado pruebas falsas, no sabemos quien ni si se tiene intención de investigarlo. Nadie está dispuesto a pedir disculpas y aplicar resarcimiento por acusaciones infundadas y proclamadas por la gendarmeria pontifica y su generalísimo Domenico Gianni y por el neo cardenal Becciu, que según propia confesión, estaba siendo investigado. No olvidemos que tenemos condenas fundamentadas en violaciones de correos electrónicos jamás demostradas.
Todo esto suena y muy fuerte a la utilización de los organismos de un estado, policía y justicia, para evitar los justos controles y destrozar a las personas que pretenden realizarlos. Es claro que una cosa de esta gravedad no puede quedar tapada, como tantas otras, y sería bueno investigar quien ha orquestado todo este lío. El enorme descrédito de las instituciones vaticanas es de traca y no hay ninguna intención de cambiar las cosas. Imaginamos que estos días tendremos muchas más noticias relacionadas con este nuevo capítulo que no será el último por desgracia.
El censo Vaticano de la vírgenes es objeto de un largo artículo que profundiza sobre este desconocido fenómeno.
Los argumento simples se suelen caer por su propio peso. El mundo no se divide entre buenos y malos como las viejas películas de oeste. Hoy tenemos titulares que simplifican las últimas intervenciones papales en la misa con inmigrantes y en Bari con los ortodoxos. Las ONGs son buenas los políticos son malos. El fundamentalismo es algo etéreo e indefinido y muy difícil de ientificar. El Papa Francisco se autocensura y se retuerce para evitar pronunciar la palabra Islam.
Roma ha sufrido en su historia algunos de los más cantados por las crónicas. Esta noche se ha incendiado toda la recreación de la roma antigua de los famosos estudios de Cinecittá. El degrado de la ciudad eterna es cada día mucho más visible y la presencia de «pedidores de asilo» viviendo por las calles y comiendo de los contenedores de basura es cada vez más fuerte. El efecto llamada existe y parece que alguno de los famosos corredores humanitarios llega hasta el corazón de la degradada Roma donde se habla urbi et orbe y poco se hace.
Medjugorje es hoy noticia y no precisamente por las apariciones. La camorra, así llamada la delincuencia organizada que rodea Nápoles, tiene intereses y no pequeños en torno al negocio que rodea la masiva presencia de peregrinos. Un signo más del descontrol y caos en que estamos sumergidos que extiende sus tentáculos sin piedad.
Buena lectura.
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