Ya entrados en un caluroso agosto no enfrentamos a las noticias del día. Hasta los ordenadores parecen hoy perezosos y tardan en dejar caer la información. No son temas menores, el mundo está demasiado revuelto y nos podemos encontrar sorpresas al regreso del merecido descanso.
Empezamos por la audiencia del Papa Francisco, antes de la audiencia general, a la Asociación de la Comunidad Afgana en Italia muy interesante por su contenido. «La inestabilidad, las operaciones bélicas, con su carga de destrucción y muerte, las divisiones internas y los impedimentos para que se reconozcan algunos derechos fundamentales, han empujado a muchos a tomar el camino del exilio». El Papa Francisco recuerda que el tejido social de ambos países está formado «por muchos pueblos, cada uno orgulloso de su cultura, sus tradiciones, su modo de vida específico». “Esta marcada diferenciación, en lugar de ser una oportunidad para promover un mínimo común denominador para proteger las especificidades y los derechos de cada persona, es a veces motivo de discriminación y exclusión, cuando no de absoluta persecución”. «En contextos similares, se pueden desencadenar procesos en los que el partido que es o se siente más fuerte tiende a ir más allá de los dictados de la ley o a prevalecer sobre las minorías, escudándose en el supuesto derecho a la fuerza en lugar de depender de la fuerza de la ley».
El factor religioso, por su naturaleza, debe contribuir a «diluir la amargura de los conflictos» y crear «el espacio para que todos sean reconocidos con plenos derechos de ciudadanía, en igualdad de condiciones y sin discriminación». La religión misma «sujeta a manipulación y explotación» acaba «sirviendo a diseños que no son compatibles con ella». “En estos casos la religión se convierte en un factor de conflicto y de odio, que puede desembocar en actos violentos”. Es urgente «que madure en todos la convicción de que no se puede, en nombre de Dios, fomentar el desprecio hacia los demás, el odio y la violencia». Anima a continuar con el «noble propósito» de promover la armonía religiosa y trabajar «para que se superen los malentendidos entre las diferentes religiones y construir así un camino de diálogo confiado y de paz».
El Papa se pone de ejemplo y recuerda su viaje de 2015 a la República Centroafricana y la visita a la comunidad islámica, con una oración también en la mezquita. “Hubo una reunión con los líderes allí y la mezquita estaba un poco más adelante. Y dije: ‘¿Pero puedo ir a orar?’. No lo esperaban. ‘Sí’: Me quité los zapatos y fui a orar allí. Y entonces el jefe de la comunidad subió a mi papamóvil y fuimos a visitar todas las comunidades, tanto la islámica como la protestante y la católica. Y esto une, esto une mucho».
Adornándose nuevamente recurre a la firma con el Gran Imán de Al-Azhar del Documento sobre la fraternidad humana para la paz mundial y la convivencia común , en Abu Dabi en 2019: «Las religiones nunca incitan a la guerra ni solicitan sentimientos de odio, hostilidad o extremismo, ni invitan a la violencia o al derramamiento de sangre. Estas desgracias son el resultado de la desviación de las enseñanzas religiosas, del uso político de las religiones y también de las interpretaciones de grupos de religiosos que han abusado de la influencia del sentimiento religioso en los corazones de los hombres para llevarlos a hacer lo que no tiene nada que ver con la verdad de la religión».
Y entramos en el inevitable capítulo olímpico. El boxeo femenino nunca ha tenido tanta visibilidad como en estos Juegos Olímpicos, en este momento es la estrella por los casos de Imane Khelif y Lin Yu-Ting, los dos atletas ‘hiperandróginos’ que no habían podido participar en el campeonato de boxeo, pero han tenido el visto bueno para París 2024. El debate sigue con intercambios de acusaciones feroces de los olímpicos: «El boxeo necesita una nueva Federación internacional, si se necesitaran más pruebas es que no es capaz de gestionar el boxeo».
Ademas, este lunes seis manifestantes fueron detenidos en París porque protestaban contra la ceremonia de apertura de los juegos. La protesta fue pacífica, los manifestantes se encontraban a bordo de un autobús que llevaba un cartel: «¡Basta de ataques a los cristianos!». La campaña fue organizada por CitizenGO, una fundación española cuyo lema es: » Defendiendo la vida, la familia y la libertad en todo el mundo», la activista Carole Farrow, informó que la detención se llevó a cabo por orden de altas autoridades. Farrow explicó que los manifestantes fueron esposados, registrados y no se les permitió usar sus teléfonos móviles ni siquiera para contactar con sus familiares o sus abogados. Pasaron la noche en la comisaría. darles comida y agua.
El abogado que representa a los manifestantes: “Es imposible impugnar el delito de no protesta porque no hay protesta en presencia de un vehículo. El fiscal llevó la ley al límite para detener el autobús y limitar su libertad de expresión. Además, el procedimiento fue irregular”. Los activistas fueron liberados en las primeras horas de la mañana del martes, después de doce horas de detención. No sabemos muy bien donde queda el artículo 1 de la Constitución francesa «Francia es una república indivisible, laica, democrática y social. Garantiza la igualdad ante la ley a todos los ciudadanos sin distinción de origen, raza o religión. Respeta todas las creencias religiosas y filosóficas». Se ve que ya estamos en otra cosa.
Los grandes olvidados con el aquelarre de París son los católicos franceses. Tenemos entrevista a Bernard Ginoux, obispo francés emérito de Montauban. «Desde hacía meses, o al menos dos años, los medios de comunicación franceses anunciaban que la noche inaugural de los Juegos Olímpicos sería un acontecimiento extraordinario, deslumbrante e inesperadamente innovador. La idea era «deconstruir clichés». «La dirección de la ceremonia fue clara: ir más allá de la sabiduría convencional para mostrar lo extravagante, lo sin precedentes y, sobre todo, lo provocativo». «Francia, madre de las artes y las letras, presentaba un espectáculo pretencioso y miserable al mismo tiempo. La parodia de la Última Cena, el famoso cuadro de Leonardo da Vinci, ha desfigurado uno de los episodios más llamativos de la misión de Cristo y del vínculo cristiano con la Eucaristía».
«En un período en el que los ataques y la violencia están a la orden del día, explotar el pasado sangriento de nuestro país es una provocación más (¿o una apología del odio?). Estas imágenes son una profanación, por no decir un horror. Los creadores no pueden decir que no querían ofender, al decir esto, demuestran mala fe y toman al público por una panda de idiotas, presentaron deliberadamente imágenes repugnantes».
«Thomas Jolly, Tony Estanguet y los demás son «perdedores» que han fracasado en su espectáculo. Aunque hubo algunos elementos positivos en esta mascarada, no compensaron el nivel de vulgaridad, obscenidad y burla alcanzado por estos supuestos artistas. Intentaron subvertir los valores culturales y religiosos de Francia, insultaron – bajo el pretexto de la inclusión – la historia y el cristianismo, fundamentos de la civilización europea. Fue una manipulación de la realidad cuyo objetivo era burlarse, pisotear los valores de la civilización occidental y hacer sarcasmo sobre la religión».
Valli, en su blog, sobre el libro «Crepuscolo. Cartas desde la crisis de la Iglesia». Desde la publicación de este libro las cosas no han mejorado, han empeorado sustancialmente: «No puedo evitar ver las muchas infidelidades que a veces también provienen de la jerarquía». «Incluso en siglos pasados hemos tenido pastores infieles. A veces yo también me siento tentado a buscar alguna alternativa, pero siempre me frena el hecho de que entiendo que ninguna de ellas puede ser la solución adecuada». «Creo que esta fidelidad que Cristo nos enseña es tan grande que va incluso más allá de las indignidades de sus ministros, las cuales no seré yo quien las niegue».
El Blog de Tosati comenta el libro de Lewis “El gran divorcio”. Un sueño” , una descripción muy inusual del infierno y el cielo. El infierno es descrito como un lugar finito pero infinitamente expandible, porque cada uno de los espectros que lo habitan está tan molesto por la presencia de otros que continuamente amplían la distancia interpersonal. El Paraíso, en cambio, es el lugar de lo consistente y es infinito, hasta el punto de que el Infierno “infinitamente expandible” aparece como la nada. «Todo el infierno es más pequeño que un guijarro en vuestro mundo terrenal […]. Mira esa mariposa. Si se tragara todo el infierno, el infierno no sería lo suficientemente grande como para causarle algún daño o para que ella lo pruebe».
«El dinero es estiércol del diablo: frase atribuida a San Basilio el Grande, siglo IV, retomada por otros en la historia, entre ellos Martín Lutero, y el Papa Francisco». ¿Es el dinero realmente estiércol del diablo? Digamos que el dinero tal como lo conocemos se parece mucho al infierno “infinitamente expandible y se crea de la nada. Nacido de la nada y autodilatado por la acumulación de intereses». «El diablo es «asesino desde el principio» y el dinero mal hecho es el medio más adecuado para hacer morir a los hombres y hacer desaparecer la belleza del mundo».
Qué nos dice Giovannino Guareschi el autor de Don Camilo sobre el catolicismo de la crisis posconciliar. «En el fondo, no es más que un cristianismo de conveniencia. Conveniente, porque al final es Cristo quien se adapta a lo que uno piensa y no a lo que uno piensa de Cristo… con un guiño a San Pablo y su famoso …ya no soy yo quien vive sino que es Cristo que vive en mí”. De conveniencia, porque en este catolicismo todo se justifica para hacer menos gravosa la ley de Dios a sus seguidores». El pecado original ya lo enseña: Adán y Eva pecaron para llegar a ser como Dios, no sólo se convirtieron en nada, sino que terminaron descubriéndose aún más pequeños y limitados, comenzaron a avergonzarse de sí mismos, a mirarse de reojo y hasta a tener miedo de Dios. Y de ahí las paradojas de la iglesia posconciliar: pobreza para la Iglesia pero no para ellos mismos, iglesias cada vez más escasas para hacerlas parecer pobres y conferencias episcopales que gestionan editoriales nada edificantes. Lo que pasa es que en los años posconciliares hubo una competencia para decir que cada religión es tan buena como otra.
Il cardinale Parolin ad Assisi per celebrare Santa Chiara
Giovannino Guareschi cosa diceva del cristianesimo postconciliare?
Se Gesù Fosse Stato Convocato dal sant’Uffizio, ci Sarebbe Andato? Giorgio Rapanelli.
Lo Sterco del Demonio e il Senso del Limite. Giovanni Lazzaretti.
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“Così resto legato alla Chiesa, sull’orlo del precipizio”Caro Aldo Maria…