Ya estamos en el lunes de la Octava de Pascua, una semana de solemnidades celebrando la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo según la carne. Roma está desierta, el eco de las campanas de San Pedro en la inmensa plaza, la Basílica reducida a museo vacío, las tristes y confusas celebraciones de estos días con un Papa Francisco renqueante, repitiendo los pocos mantras que le quedan, todo indica que estamos al final de algo. Esto no tiene por qué ser ni bueno, ni malo, en sí mismo, estar al final significa también estar al principio. Un ciclo en la historia de la iglesia y en la historia de nuestra sociedad se está cerrando, las noticias de cada día son el síntoma de que esto se descompone, pero también el nacimiento de algo nuevo que todavía nos cuesta todavía vislumbrar y que estos días de pascua nos ayudan a mantener viva la esperanza.
Korazym vuelve al tema del ‘autoritarismo’ del Papa Francisco, tan bien reflejado en ‘El Papa dictador’. Vemos cada día como afamados vaticanistas se autocensuran para intentar salvar una imagen buenista del Papa Francisco que se enfrenta con los tercos hechos. Tenemos muchos momentos de gran contrariedad como el enfado, con agresión física incluida, a la pobre señora china en el fin del 2019. Este gesto, solo este, hubiera supuesto el fin de la ‘carrera’ para cualquier personaje público. Hoy nos ocupa el llamado ‘caso Becciu’ en el que lo de siempre intentan ocultar o salvar como pueden al Papa Francisco. Mientras no tengamos un juicio con luz y taquígrafos, con jueces independientes con abogados defensores, con las mínimas garantías procesales, estamos ante una opereta tragicómica que se lleva el viento. Los gestos son gestos, la justicia es otra cosa mucho más seria que en el Vaticano sigue brillando por su ausencia. El caso Becciu es uno más, pero poco nos acordamos de lo últimos teatros montados, con asaltos a la Secretaría de Estado, con destituciones públicas, con ‘renuncias’ forzadas’, procesos mediáticos terminados en la nada. El temor a los humores, habitualmente malos, del monarca reina en los sacros palacios y la edad hace que se controlen cada vez menos.
El desconcierto y la desorientación ante las decisiones y comportamientos del Papa Francisco ha planteado a muchos católicos preguntas imposibles de contestar. El autoritarismo del Pontífice es el tema estrella que la prensa especializada se autocensura y no está claro por qué, o quizás está demasiado claro, pero mejor no verlo. Ha llegado la noche de los comunicadores y vemos de todo menos coraje. Asistimos a un apagón de prensa, al olvido seleccionado en el mundo de los «vaticanistas», porque, como apunta Franca Giansoldatí, «de lo contrario te sancionarán».
Mala tempora currunt sed peiora parantur. Un refrán napolitano dice que el que lava la cabeza del burro pierde agua, tiempo y jabón. Hacer que un terco entienda algo, es perder tiempo y dinero. Sigue el alboroto causado por el ‘responsum’ de doctrina de la fe. Ya tenemos a Don Giulio de estrella: «Soy un cura de fugas adelante», confiesa que nunca ha tenido una solicitud para bendecir a una pareja homosexual. Es una tormenta en un vaso de agua por razones ideológicas arco iris. El responsum realmente no aporta nada nuevo, solo reafirma la doctrina y el magisterio. Estamos ante el ruido político del conocido lobby arcoíris y la ideología de género que quieren bendiciones de parejas homosexuales por razones políticas, no espirituales. El mismo Don Giulio no entiende los argumentos pontificios: «Si una persona es gay y busca a Dios, ¿quién soy yo para juzgarlo?». “No me gustó mucho esta frase. A una pareja heterosexual se le dice: ‘¿Quién soy yo para juzgar?’. No, entonces para qué decírselo a una pareja homosexual». «Me cuesta entender cuál es el verdadero pensamiento del Papa». Estamos ante una cabeza, la de Don Giulio, perdida que se está dejando utilizar para entretener en horarios de máxima audiencia, el verdadero problema está en Alemania y alrededores.
Austria aparece con sus campanarios, algunos, vestidos de arco iris como rebelión al ‘responsum’ romano. Para una vez que se ponen claros en Roma se arma un cisma, inicio de cisma, o fin de cisma. La situación en Alemania con su camino sinodal es de un cisma abierto y todo apunta a que el responsum es para ellos. Los equilibrios del Papa Francisco tienen las patas cortas y se caen por sí mismos, la verdad es la verdad y se impone por su propia fuerza. Cada día aparecen nuevas asociaciones ¿católicas? en contra del Roma, hoy son las de mujeres ¿católicas? que han pedido al Vaticano que levante la prohibición de bendecir a parejas de gays y lesbianas: “La misión de la Iglesia de ser signo de salvación en el mundo significa oponerse a la homofobia y trabajar por la justicia de género». Los obispos lo tienen claro, unos claro que sí y otros claro que no. La Iglesia Ortodoxa Rusa no bendice las uniones homosexuales, ya que son pecadores y reafirma que este es un punto en común con la Iglesia Católica Romana: «No bendecimos la forma de vida pecaminosa de los homosexuales, pero bendecimos a la persona humana».
El católico devoto Biden: «Comparto los sentimientos del Papa Francisco que afirmó que la vacunación es una obligación moral». Biden está en la misma parte, comparte con el Papa Francisco, y el Papa Francisco está de la parte de Biden, en todo o en parte, o en la mayor parte, mejor no entrar en detalles y dejar que la oscuridad siga cubriendo las extrañas amistades.
Ya tenemos a Marco Pozza, capellán de la prisión de Padua, cura de la calle, y ahora presentador de televisión con su programa sobre ‘Nove Vizi e Virtù’ entrevistando al Papa Francisco.
El Vaticano sigue en silencio ante la ‘guerra de las misas’ y en San Pedro persiste la prohibición. Sigue resonado la petición de Sarah: «Ruego humildemente al Santo Padre ordenar el retiro de las normas recientes dictadas por la secretaría de Estado, que carecen tanto de justicia como de amor, no corresponden a la verdad ni a la ley, no facilitan sino que ponen en peligro el decoro de la celebración, la participación devota en la misa y la libertad de los hijos de Dios».
«Alegraos»
Buena lectura.
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Leyendo estos artículos y comentarios tan edificantes me pregunto ¿qué diferencia hay entre los alemanes que rechazan lo que dice la fe De la Iglesia y los artículos que aquí se leen?
No encuentro la catolicidad de quienes escriben con tanto amor por la Iglesia en estos artículos.
«…Biden está en la misma parte, comparte con el Papa Francisco, y el Papa Francisco está de la parte de Biden, en todo o en parte, o en la mayor parte, mejor no entrar en detalles y dejar que la oscuridad siga cubriendo las extrañas amistades».
Es parecida a la secuencia cinematográfica de los hermanos Marx: «La parte contratante del contrato contratado de las partes contratantes…» Pobre Iglesia, a qué situación la ha llevado el delirio de los enemigos de Cristo. Christus vincit, Christus Regnat, Christus Imperat.