El abrazo de Dios; la erosión de las finanzas del Vaticano: ¿bien, pero mal?, ¿mal, pero bueno?; el Papa Francisco con Cuba y ¿Nicaragua?.

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Agosto va adelante y ya estamos en la fiesta de la Transfiguración del Señor, día en que Jesucristo muestra su divinidad a Juan, Pedro y Santiago. En el monte llamado Tabor, que en hebreo significa “el abrazo de Dios”, conversó con Moisés y Elías:  “Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo”.  En este acontecimiento, dirá ese punto del Catecismo, “apareció toda la Trinidad: el Padre en la voz, el Hijo en el hombre, el Espíritu en la nube luminosa”. En 1457 esta fiesta fue incorporada al Calendario romano por el Papa Calixto III en agradecimiento por la victoria de las tropas cristianas frente a los turcos en la batalla de Belgrado, el 6 de agosto de 1456.

Para que nos se note mucho, en agosto, nos dicen que las finanzas del Vaticano van muy bien, mucho mejor que lo esperado y nos intentan dar argumentos para demostrar la mayor, dogma de fe indiscutible, el fondo, incluso en lo declarado, dice otras cosas. Trasparencias las justas, podemos pesar que es tema árido en medio de estos calores, no es así,  la información facilitada entra en mucho más el ‘mester de juglaría’, tan propio de estas relajadas fechas.

Nos dicen que: «el perímetro de los estados financieros consolidados ha cambiado, ahora incluye 92 entidades». Los balances de este año incluyen más entidades que los del pasado, ¿cuántas están dentro’, ¿cuantas quedan fuera?, ¿las que están dentro, lo están en su totalidad?, las de fuera ¿fuera del todo?. Toda va bien, muy bien, pero: “Los ingresos siguen cayendo, debemos trabajar para aumentarlos”. El caos contable es de tal calibre que hay razonarlo con el viejo argumento de que somos otra cosa: “No estamos gestionando una empresa, los criterios económicos juegan un papel relativo”. Por si fuera poco sobre los agujeros de  sanidad y el Fondo de Pensiones: «El futuro es incierto, no podemos actuar ni con apalancamiento fiscal ni monetario»

Según estas explicaciones no podemos comparar, por incluir entidades distintas, este año con los anteriores, pero como interesa, pues se compara y así: «Las cuentas de la Santa Sede mejoran. En 2021 el déficit ha disminuido, pero cada año los activos totales se erosionan entre 20 y 25 millones para cubrir los «gastos de la misión», y esto requiere una planificación a largo plazo para aumentar los ingresos». Parece que las cosas están mejor porque vendemos y vendemos: «se erosionan los activos».  La realidad es que los ingresos caen y caen, tiramos de patrimonio y sí estamos mejor es por «la gestión favorable de la cartera financiera y también por la política de reducción de costes». Pero esto no es tan claro: “Es importante considerar que los resultados financieros son principalmente no realizados, es decir, no materializados y sujetos a la volatilidad de los mercados financieros y la evolución del tipo de cambio”.

Lo que vemos publicado, adornado con las continuas contradicciones de Guerrero, que no podemos atribuir, al menos en todo, a la ignorancia, lo único sensato es que  “se avecina un periodo muy incierto y todavía tenemos que hacer frente a algunos problemas estructurales».  En el imaginario colectivo el Vaticano es un todo, en las cuentas que nos dan no es así. Estos números se refieren solamente a la Santa Sede. Queda fuera todo lo que está incluido en el ‘gobernatorato’, cosas tan poco importantes como Museos, Gendarmería, edificios dentro del territorio, actividad comercial, venta de combustibles, entre otras pequeñas menudencias; y por supuesto, no tenemos en estos balances el Banco del Vaticano, el IOR.

Las lamentaciones no son menores: “Los ingresos siguen cayendo, debemos trabajar para aumentarlos”. El pontificado del Papa Francisco no despierta entusiasmos que lleguen al bolsillo, es más, financiar los costosos medios oficiales para dar la impresión de que no cae el entusiasmo,  no es barato.  Guerrero se enreda en explicaciones: «Creo que toda institución curial es muy consciente de su misión de ayuda a la Misión del Santo Padre, no está suficientemente financiada. «La Curia recaudó 14 millones de euros más y gastó 42 menos; pero hay que reconocer, para no engañarnos, que el déficit ordinario se ha mantenido, los gastos ordinarios han disminuido en 15 millones de euros, alcanzando un nuevo gasto mínimo este año, pero no es suficiente, los ingresos ordinarios también han disminuido en 14 millones de euros, otro nuevo mínimo. No podemos limitarnos a actuar sobre los gastos reduciéndolos, llegará un momento en que no se podrán reducir más sin comprometer la misión, por lo que también estamos trabajando en cómo aumentar los ingresos».  El propio  Guerrero reconoce que: «la Santa Sede reduce cada año su patrimonio para cubrir los servicios de la curia», 20-25 millones para gastos corrientes, pero tranquilos que todo va muy bien, mucho mejor de lo esperado.

Un lastre precoupante, que desde fuera de Italia no se entiende: «Tenemos dos hospitales incluidos en el balance consolidado. Uno es el Niño Jesús, (…)  el otro, la Casa Alivio del Sufrimiento en San Giovanni Rotondo, debe enfrentar su crisis económica y tomar medidas urgentes para no cuestionar su sostenibilidad». Cuidado con no engañarnos , estas dos entidades pueden abultar los ingresos y los gastos, pero son realmente dos enormes problemas por «las obligaciones contraídas por la Santa Sede».

No es un tema menor las pensiones y la sanidad que dependen del estado vaticano y son obligaciones contraídas para el futuro. Aquí el argumento es el mal de muchos: «Las pensiones son un problema en casi todos los estados, y nuestro Fondo de Pensiones no es la excepción. De hecho, diría que -en su pequeña proporción- las pensiones del Vaticano son mejores y más seguras que en muchos países vecinos».  Se reconoce, y esto es demasiado serio, que:  “no estamos equipando lo suficiente al Fondo de Pensiones para permitirle cumplir con obligaciones futuras o que estamos prometiendo más de lo que realmente podemos pagar».  El consuelo es que: «todavía estamos a tiempo de introducir medidas correctoras, no traumáticas, pero tenemos que hacerlo pronto», de lo contrario, a largo plazo, las aportaciones no serán suficientes para compensar el rendimiento prometido».

China y Rusia invaden  la política internacional de la Santa Sede, pero hay otros países del mundo donde la Iglesia católica vive situaciones no menos dramáticas de auténtica persecución. El Papa Francisco, tan propenso, mucho más en este periodo al cotorreo, guarda silencio, por ejemplo en  Nicaragua, pero se excede en locuacidad obsequiosa en casos como el de Cuba.

El Papa Francisco es un gran admirador del régimen cubano. Cercanía con Fidel Castro, y con su hermano Raúl, con el que tiene «una relación humana». Con los disidentes: “Primero que nada fue muy claro que no le daría audiencia a los disidentes, porque ellos pedían audiencia no solo a ellos, sino también a personas de otros sectores, incluidos varios jefes de Estado. No, no hubo audiencia: ni con disidentes, ni con otros. Segundo: desde la nunciatura se han realizado llamadas telefónicas a algunas personas, que forman parte de este grupo de disidentes. La tarea del nuncio era comunicarles que con mucho gusto, a mi llegada a la catedral, saludaría a los que allí estuviesen. Pero como al saludo no se presentó nadie, no sé si estuvieron o no». Evidentemente, no hubo disidentes,  la policía los había identificado y retenido a todos.

En Nicaragua, todos recordamos el choque frontal en 1983 entre Juan Pablo II y el régimen sandinista revolucionario de la época, con los gritos hostiles orquestados contra el Papa, durante la misa de clausura. El Papa Francisco es descaradamente elogiado por Ortega como «amigo del sandinismo» y de la  «revolución». Lo cierto es que no tenemos ni una palabra pública en defensa de la Iglesia nicaragüense. Incluso el Vaticano ante la expulsión del nuncio se quedo en: “Gran sorpresa y pesar”. El auxiliar de Managua, Silvio Báez, acusado por el régimen  de tramar un golpe de Estado, está vagando por el planeta porque Ortega le pidió a Francisco que lo llamara al orden,  hoy vive exiliado en Miami. Tampoco tenemos la más mínima condena por la expulsión de las Hermanas de Madre Teresa.

«Maestro, qué bien se está aquí…»

Buena lectura.

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