Celebrada la Navidad, seguimos con su octava y hoy con San Estebán, el primer mártir. Son días en los que nos gustaría encontrarnos con otras noticias, pero la realidad es que la declaración Fiducia supplicans ha desatado todos los demonios. Suponemos que en el Vaticano no se esperaban una reacción de este calado, tanto por sus argumentos como por su extensión. Nos encontremos con episcopados completos, y tantos obispos, que han salido pidiendo la ‘desobediencia’ ante una declaración insostenible. Obispos defensores no hay tantos, silenciosos la mayoría, pero los contrarios, que tiene mucho mérito en estos momentos, siguen creciendo. Las declaraciones preparadas en la misma línea, como la creación de ‘diaconisas no sacramentales’, pueden acrecentar la contestación y tener una influencia muy decisiva en el próximo cónclave.
Agradecemos a todos los que en estos días no han hecho llegar su felicitación navideña y tantas aportaciones. No menos agradecidos a los que se hacen eco del resumen diario de esta Specola, gracias Paco Pepe. Sabemos que nos estamos alargando más de lo deseable, pero sabemos que hay cosas que, o las decimos aquí o nadie las dice, y mejor pasarnos que quedarnos cortos.
El intento de reducir las ‘fiestas’ de estos días a ‘medidas humanas’ es el deseo que todos los que quieren destruir, anular, lo que de sagrado tienes estas celebraciones. Lo más preocupante es que la mayoría de los cristianos estamos impregnados del «pensamiento reduccionista» del mundo, esta reducción a menudo ni siquiera se nota, aunque representa una simplificación casi pagana. Tenemos que volver a las raíces para evitar la confusión que nos rodea, incluso dentro de la Iglesia. En el año 553, con el segundo Concilio de Constantinopla, la iglesia elevó la Virginidad de María a dogma de fe, como un acontecimiento de absoluta importancia, unido al gran milagro de la Encarnación de Dios.
El carácter extraordinario de la Navidad está incluso anunciado con mucha antelación, por las aproximadamente 300 profecías mesiánicas, escritas y relatadas siglos antes por el Antiguo Testamento que saben circunscribir la figura y las características de Jesús con extraordinaria precisión. Esto es lo que olvidamos, racionalistas empedernidos como somos: la encarnación de Dios es divina, es un gran milagro en sí mismo, la concepción de María ocurre por obra del Espíritu Santo, porque «nada es imposible para Dios». El canto navideño por escelencia en Italia es de Alfonso María de Ligorio: “Tu scendi dalle stelle” y San Lorenzo de Brindis afirma: «María concibió por milagro y dio a luz por milagro, no dio a luz con dolor, sino con alegría sobrenatural».
Contamos con grandes santos padres africanos, como San Agustín, en los primeros siglos, ahora nos da alegría ver que el continente más joven del mundo y donde más crecen los católicos, se ha despertado. Seguimos con obispos poco ‘fiduciosos’ como Martin Mtumbuka, obispo de Karonga, Malawi, que dice a los países «donde el cristianismo se está muriendo» -como Europa y Estados Unidos- que no revivirán si diluyen el Evangelio. «Es autoengañoso y de hecho herético sugerir que el sincretismo, como la propagación de la homosexualidad, llenará las iglesias y promoverá las vocaciones». Cualquier obispo que defienda tales «fantasías teológicas» está «siendo herético y engañándose a sí mismo» y «nadie está obligado a escucharles u obedecerles». «No tenemos nada que ver con la locura de que se puede promover la conversión promoviendo la homosexualidad y tendencias similares». Los jóvenes se dejan llevar por obispos cansados de su fe y que, «como Judas, traicionan a Jesucristo». «Es muy triste que después de 2000 años de convertir a la gente del paganismo al cristianismo, algunos de nuestros hermanos, pastores cansados, estén ahora tratando de convertir a los cristianos de nuevo al paganismo». «Si aceptamos que la homosexualidad es compatible con la Palabra de Dios, ¿qué nos impide aquí en África bautizar a polígamos con tres, cinco, diez o doce esposas?
Otro al que no le gusta la Fiducia supplicans es a Héctor Aguer y desde Argentina llega a Italia y lo traducen. «El Dicasterio para la Doctrina de la Fe se ha convertido en el Dicasterio de la Confusión. Esto es lo que está haciendo el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández. Confusión no sólo entre los fieles, sino entre la opinión pública mundial». «Fiducia supplicans muestra hacia dónde apuntaba el capítulo ocho de la exhortación Amoris laetitia , que decía en voz baja que las personas que viven en estas situaciones irregulares a veces pueden recibir los sacramentos. Fue un comienzo que ahora se revela en toda su dimensión. Pero esto es consecuencia del método del Papa Francisco, que es precisamente el disimulo. Es así como el actual pontificado propone en muchos temas una nueva posición que corrija la doctrina de la Iglesia y la Tradición inalterable». «La Fiducia supplicans no debe ser obedecida. Y es perfectamente correcto negar bendiciones a las parejas homosexuales y a quienes se encuentran en situaciones irregulares».
La Iglesia greco-católica ucraniana dice «no» a los suplicantes de Fiducia. Ševchuk y se escuda en la tradición bizantina para «desobedecer» al Papa Francisco. Un rotundo «no» es el de la Iglesia greco-católica ucraniana, que en un comunicado rechazó de forma generalizada la posibilidad de bendecir a las parejas formadas por personas del mismo sexo o en situación irregular». «La declaración interpreta el significado pastoral de las bendiciones en la Iglesia latina, no en las Iglesias católicas orientales». «La bendición del sacerdote tiene siempre una dimensión evangelizadora y catequética y, por tanto, no puede contradecir en modo alguno la enseñanza de la Iglesia católica sobre la familia como unión de amor fiel, indisoluble y fructífera entre un hombre y una mujer».
Uno de los más ‘fiduciosos’ es el padre sinodal Martin SJ, al que le faltó tiempo para impartir una bendición pública a una pareja del mismo sexo, pocas horas después de la promulgación, con la aprobación del Papa, de la Fiducia supplicans». Tememos entrevista: «Hice esto sólo después de que el Vaticano publicó su Declaración e hice lo mejor que pude para seguir lo que indicaba la declaración: una bendición informal, dada sin usar vestimentas litúrgicas, no en una iglesia y sin usar ningún «rito» o «ritual» en particular. Además, fue bastante espontáneo: la pareja no se puso en contacto conmigo hasta la noche anterior, ya que al día siguiente estarían cerca de mi residencia. Así que no tuve miedo, ya que estaba siguiendo las directrices del Vaticano. Más bien fue una ocasión de alegría, especialmente por parte de la pareja».
«El Papa Francisco se pronunció recientemente contra la criminalización de las uniones entre personas del mismo sexo, por ejemplo. Como muchos saben, en diez países del mundo los homosexuales todavía pueden ser condenados a muerte por tener una relación y en unos 70 países pueden ser encarcelados. Por tanto, las palabras proféticas del Santo Padre versaban sobre la protección de las vidas humanas». «Muchos cardenales y obispos se han opuesto recientemente a la definición del catecismo. Pero por ahora, la declaración sobre las bendiciones de las parejas del mismo sexo simplemente reconoce el anhelo de estas parejas católicas por la presencia de Dios en sus vidas. En consecuencia, la declaración permite a los sacerdotes, en determinadas circunstancias, bendecirlos».
Becciu está en Cerdeña, ha dejado el Vaticano y celebra estos días con su familia. El día de Navidad celebró la Misa matutina en la iglesia parroquial de Santa Sabina. Agradeció a quienes estuvieron cerca de él y nunca perdieron la certeza de su inocencia, a sus compañeros del pueblo que no creen en las acusaciones ni en la validez de la condena. En su homilía, el cardenal Becciu recordó la alegría que debe inspirar el nacimiento del Niño Jesús, pero también los numerosos sufrimientos sufridos por Cristo, que enfrentó los mayores dolores y las peores humillaciones. También hay entrevista: «Ha sido una bienvenida agradable. Sentí el cariño. Sentí amistad y una afectuosa acogida. Ha llegado la Navidad y en Navidad todo el sufrimiento y todo el dolor se subliman. Ciertamente fue y es un dolor enorme para mí, es un dolor para la familia, es un dolor para el país, pero es un dolor para la Iglesia. Ver a un cardenal condenado no es una buena página. Me he dedicado a la Iglesia, sé que he hecho todo por el bien de la Iglesia, con mis limitaciones, pero mi intención principal era servir a la Iglesia y servirla hasta el fin. «
Publicación de Diego Fusaro: «El fin del cristianismo. La muerte de Dios en la época del mercado global y el Papa Francisco». «Este pernicioso proceso de desacralización se manifiesta en el nivel más preocupante en el pontificado de Francisco y en su intento de reconciliarse con la civilización del consumo, asimilando su vocabulario y su visión del mundo -aunque sea de forma progresista. Así como la perestroika propuesta por Gorbachov para «modernizar» el comunismo condujo a su disolución en el capitalismo, así la modernización combatida por Ratzinger y defendida por Bergoglio no lleva al cristianismo a la supervivencia, sino a la disolución. El fin del cristianismo es una denuncia filosófica contra la fe «líquida» y de bajo coste».
«…el que persevere hasta el final se salvará».
Buena lectura.