Otro miércoles, este sin audiencia, por vacaciones, y la plaza vacía como de costumbre, sin sillas, bellísima en otra espléndida mañana, hoy sin el Papa Francisco. Después de estos días la mayor noticia es que hoy no tenemos entrevista, las limitaciones de movilidad parece que han incrementado la afición del Papa Francisco de conceder entrevistas a diestro y siniestro, más a siniestro, en este agónico final de pontificado. El seguimiento y repercusión de las mismas, su existencia y su contenido, es cada vez menor, llegamos a la irrelevancia.
Entre las opiniones nos quedamos con la del abogado Giovanni Formicola: «otra entrevista aluvial suya, ilegible, pero la he leído como penitencia. Algunas pocas cosas, pero a la tercera te da vueltas la cabeza, porque se repite, como un leitmotiv. «Mientras se desata una crisis de fe y de moralidad sin precedentes en lo que fue el cristianismo, mientras los hombres de la Iglesia están cada vez más envueltos en conductas despreciables, mientras la humanidad se jacta de lo que debería avergonzarse , reivindicando el derecho a desmembrar al niño en el vientre de uno, a matar y matarse cuando la vida ya no parece «digna de ser vivida». Sodomita el orgullo y la compra y venta de niños, el alquiler de úteros, y el “matrimonio” homoerótico, el ateísmo y en todo caso vivir como si Dios no existiera, ante toda esta podredumbre entronizada que responde? Textual: “Las tres cosas que mencionaste: narcisismo, desánimo y pesimismo”. Difícil de creer, pero así son las cosas».
En el más puro estilo jesuítico, el Papa Francisco defiende la posibilidad de dar la comunión a aquellos políticos que -como Joe Biden o Nancy Pelosi- tienen posiciones proabortistas y apoyan proyectos de ley proabortistas. A la católica abortera Pelosi la podemos ver, si las elecciones de mitad de mandato van mal, como próxima embajadora estadounidense en Roma. Un nudo que en América ha desgarrado a la Iglesia y partido en dos el episcopado, por un lado, los que afirman el magisterio y se niegan a dar la comunión a los políticos abortistas, y por otro, los del diálogo y la misericordia. Breve artículo de Life Site News, sobre la ambigüedad como una de las principales interpretaciones de este pontificado. El Papa Francisco dijo que, si bien respetaba la decisión de la corte de anular el histórico fallo de 1973 que impuso el aborto en los 50 estados, no podía «hablar al respecto desde un punto de vista legal «porque no ha estudiado derecho».
El pontífice declaró, faltaría más, su oposición al aborto, comparando la práctica bárbara con «contratar a un asesino a sueldo» en declaraciones que recuerdan su sentencia de aborto de 2018. Con respecto a la distribución de la Comunión a políticos abortistas como Pelosi: “Cuando la Iglesia pierde su naturaleza pastoral, cuando un obispo pierde su naturaleza pastoral, esto provoca un conflicto político. Esto es todo lo que puedo decir”. No es la primera vez que el Papa Francisco en el tema de distribuir la Eucaristía a los políticos pro-aborto explica que debe determinarse en la «dimensión pastoral», sin «condenar», y también que nunca ha negado la Eucaristía a nadie. En su entrevista anterior, Francisco describió una «hipótesis» con la que los sacerdotes pueden dar la Eucaristía a los políticos pro-aborto, sugiriendo que los sacerdotes podrían ser «cercanos, tiernos y comulgar». Al mismo tiempo, condenó a los clérigos que, a su juicio, «superan la dimensión pastoral» y «se hacen políticos» al negar la Comunión.
Libro de Porfiri y Valli: «CREPÚSCULO, Cartas sobre la crisis de la Iglesia», autores de “Sradicati” y “Decadenza”, que completa la trilogía. Los dos autores tratan de entender cuál podría ser un camino posible de salida, si hay alguno: “Está disminuyendo el número de personas que van a la iglesia, las vocaciones están cayendo dramáticamente, los que creen en la vida eterna y en la resurrección están disminuyendo. El abc de la fe se desmorona día a día: una crisis muy profunda, mucho más grave y sustancial que la provocada por los escándalos de índole sexual o económica que tienen por protagonistas a hombres de la Iglesia. Ciertos fenómenos, como el ‘camino sinodal’ alemán, en lugar de testimoniar una vitalidad residual, son la sacudida de un cuerpo agonizante”.
“Aquí no discuto que algunos sacerdotes puedan preferir la Misa de Pablo VI, pero haber inculcado el desprecio por lo que había anteriormente me pareció una obra maestra. Si yo visitara una familia donde los niños odian a sus padres, diría que esa familia se acabó. Y habiendo visto esta actitud tan difundida en la Iglesia de hoy, comprendí que desde el punto de vista humano es necesario ‘ir al bosque’, tomar ejemplo de los enclaustrados que influyen con el arma de la oración, mientras los escombros se derrumban a su alrededor”.
El padre Janvier Gbénou, Jesusmary Missigbètò, sacerdote africano que hizo críticas explícitas al Papa Francisco y por ello fue expulsado del Opus Dei, escribió una respuesta pública al último decreto que le prohíbe de predicar, confesar y celebrar la Misa tanto en público como en privado. «Tomo nota de su decisión, que no apruebo por injusta. Además, no puedo, en conciencia, renunciar a mis críticas públicas al Papa Francisco porque, desde 2016, usted mismo ha faltado gravemente al «respeto y la obediencia a Dios y al pueblo de Dios»». «Mi sanción de esta mañana deja claro que usted, monseñor Fernando Ocáriz y el cardenal Marc Ouellet aún conservan capacidad de juicio moral. ¿Por qué, entonces, vuestros silencios culpables y escandalosos ante cardenales que faltan gravemente de “respeto y obediencia a Dios y al pueblo de Dios?».
Los alemanes no paran y el Cardenal Marx anuncia: “Es hora de abrirse a las mujeres diaconisas”. “Creo que ha llegado el momento de abrir el diaconado a hombres y mujeres”. El ministerio del diaconado ha sido considerado, ¿hasta ahora? , por los teólogos como un camino que no puede prever la entrada de mujeres. Marx: “Estoy convencido de que una renovación de este tipo puede ser un gran regalo para la Iglesia. El diaconado es un oficio que debe ilustrar de manera especial la conexión entre la oración y el compromiso con los pobres, y espero sinceramente que podamos avanzar para darle aún más importancia a este oficio”. Ya se sabe, comer y rascar…, empezamos con acólitas, diaconisas…
«…les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia».
Buena lectura.