Hay días que no es fácil saber por dónde hay que empezar, hoy es uno de ellos. Nos enfrentemos a una cascada de noticias de cierto calado e intentaremos presentarlas con una razonable lógica, aun a riesgo de alargarnos.
Sigue muy presente el tema de los informes sobre abusos y la presunta ¿De qué sirve encargar informes sobre pedofilia de dudoso valor científico solo para ser retratados como una banda de depravados?. Esperemos que la poca seriedad del francés y de los alemanes eviten que otros episcopados caigan en el mismo error. El informe Sauvé fue un gran gol en propia puerta que no ha hecho a la iglesia francesa ni más transparente ni más cerca de resolver el problema: solo volcó carroña a los lobos llegando a pedir la abolición del secreto de confesión. Los números son solo estimaciones, los testimonios han sido recogidos a través de entrevistas o encuestas en línea, muchas veces son casos muy antiguos. El resultado mediático ante un trabajo tan poco científico es que la Iglesia francesa es una banda de pedófilos. Lo mismo ocurre con el caso de Múnich, donde la comisión elaboró un informe sobre casos de pederastia que parece que tiene el objetivo mediático de poner a Benedicto XVI en el centro de la criminalidad. Todo apunta a presiones internas dentro de la Iglesia para que estos informes socaven los fundamentos de la moral cristiana.
En 2009 se publicó en La Civiltà Cattolica un artículo de Mucci sobre Benedicto XVI, titulado «¿Un Papa incómodo?», era incómodo entonces, pero lo es mucho más hoy. Los que lo consideraban incómodo antes están en el poder en la Iglesia mucho más presentes. Ahora habla o escribe muy poco o incluso nada, pero su presencia mantiene vivo lo que ha escrito y dicho y, mientras esté vivo, no lo pueden dejar de lado tan fácilmente como quisieran. Es su existencia la que resulta incómoda, como un engorroso legado de pensamiento y de fe. Basta recordar las últimas confusiones de Casalone sobre el suicidio asistido en La Civiltà Cattolica y ver su contraste con los claros principios no negociables de Benedicto XVI. Jesuitas que pensaran así entonces y mucho antes, es evidente que los hay, atreverse a publicarlo es otra cosa.
No olvidemos que detrás de todo esto está el querer considerar a Iglesia Católica como una asociación criminal que el delito de pederastia y el abuso sexual le son inherentes. La solución está en cambiar radicalmente, aceptar el «cataclismo». «La doctrina cambiará y las reglas del derecho canónico cambiarán». La iglesia no puede defenderse y debe dejar que «los muros se derrumben». Nos intentan convencer de que los curas están programados para abusar de menores y “que tales prácticas de opresión tienen que ver con la misma naturaleza jerárquica y patriarcal que diferencia a la Iglesia Católica… de otras organizaciones religiosas”. Esta revolución de la Iglesia, en la doctrina y en el derecho canónico, es exactamente lo que se propugna y ya se practica en Alemania: apertura al sacerdocio femenino, matrimonio homosexual, matrimonio de sacerdotes, divorcio aceptado y aborto excusable: todo para prevenir la pedofilia y restaurar el verdadero mensaje cristiano.
La polémica de hoy se centra en que el Papa Benedicto XVI se corrige en su informe anterior en un dato que sería trascendental. Nos parece del todo normal no recordar si estuvo o no presente en una reunión en el año 1980. Está claro que el Papa Benedicto no tiene ningún problema en buscar la verdad de los hechos, Gänswein, informa que: “Desde el jueves por la tarde, el Papa emérito Benedicto XVI tiene el informe presentado el mismo día por el bufete de abogados de Múnich Westpfahl Spilker Wastl, así como el archivo PDF. Actualmente lee atentamente las declaraciones allí contenidas, que lo llenan de vergüenza y dolor por el sufrimiento infligido a las víctimas. Incluso si trata de leerlo rápidamente, le pide que comprenda que debido a su edad y salud, pero también debido al gran tamaño, le llevará tiempo leerlo por completo. Habrá un comentario sobre el informe». «Sin embargo, ahora quiere aclarar que, contrariamente a lo manifestado durante la audiencia, participó en la reunión del Ordinariato el 15 de enero de 1980. Por lo tanto, la declaración en contrario era objetivamente errónea. Le gustaría enfatizar que esto no fue hecho de mala fe, sino que fue el resultado de un error en la edición de su declaración. Él explicará cómo sucedió esto en la declaración pendiente. Él lamenta mucho este error y se disculpa por este error. Sin embargo, la afirmación de que la asignación pastoral del sacerdote en cuestión no se decidió en esta reunión sigue siendo objetivamente correcta, como lo documentan las actas . Más bien, la solicitud solo se concedió para alojamiento durante su tratamiento terapéutico en Munich. Benedicto XVI está cerca de su antigua arquidiócesis y diócesis de origen en estos días y está muy conectado con ella en sus esfuerzos por aclarar. Piensa especialmente en las víctimas que han sufrido abusos sexuales y en la indiferencia».
Uno de los problemas, no menor, al que nos enfrentemos en los actuales dirigentes en la iglesia es el bajísimo nivel de sus intervenciones. Como decía nuestro Unamuno, «Tened en cuenta que vencer no es convencer, ni conquistar es convertir». El peso de la historia y de la tradición, que debemos considerar una bendición, es para muchos un estorbo para sus planes. Roche, de Culto Divino ha evacuado su última genialidad afirmando que la celebración de la Misa Romana no es «un problema litúrgico, es un problema eclesiástico». Da a entender que la «eclesiología del Vaticano II» es herética, porque se opone a la liturgia romana que se celebraba todos los días durante el Vaticano II. Roche se jacta de que la mayoría de los obispos de rito latino, los demás no parecen católicos, entienden «la importancia de rezar y celebrar la Eucaristía con la misma Misa» y que «muchísimos» obispos habrían «recibido con gusto las Traditionis Custodes de Francisco con los brazos abiertos». Este es el nivel de seriedad de un prefecto y el que no lo crea que reviente. Él sabe perfectamente que la encuesta que realizó el Papa Francisco en 2020 mostró que la mayoría de los obispos estaban muy satisfechos con el Summorum Pontificum.
Es posible que diga muy poco a nuestros lectores en nombre de Flavio Carboni fallecido hoy en Roma. Es un personaje asociado a todos los «misterios italianos» , entre otros la muerte de Roberto Calvi, presidente del Banco Ambrosiano encontrado ahorcado bajo el puente de los Black Friars en Londres el 18 de junio de 1982, por cuya muerte fue juzgado y absuelto: «En mi opinión, Calvi se suicidó, él tenía todas las razones para hacerlo, ni yo ni la mafia tenemos nada que ver”. Nunca negó haberse asociado con los personajes más turbios de los negocios, la política y el crimen organizado y de haber participado en operaciones confidenciales junto con altos prelados vaticanos y servicios secretos. Incluso reclamó su papel en el plan de Juan Pablo II y Ronald Reagan para derribar la Unión Soviética, con una serie de operaciones, incluida la financiación clandestina de Solidarność. Carboni nunca se jubiló, en 2018 fue condenado por el caso P3, admitió algún «pecado»: «en aquellos días, cuando entrabas en un banco suizo, siempre te encontrabas con alguien que conocías».
La Universidad de Edimburgo y la de Glasgow no han presentado solicitud para ser incluidas en el índice de igualdad de Stonewall: «la transformación de la tolerancia LGBTQ+ en una mordaza académica ha convencido a la Universidad de Edimburgo para favorecer el espíritu universitario sobre las «medallas» LGBTQ+. La University College London fue la primera universidad en cortar formalmente los lazos con Stonewall y lo hizo a raíz de las preocupaciones sobre la libertad académica y la discusión sobre «sexo y género» que suscitaron las protestas de muchos profesores contra la tiranía y amenazas de los lobbies LGBTQ+ contra el cuerpo académico y la libertad de enseñanza. Cada vez son más las universidades que apuestan por la cultura y la libertad de enseñanza por encima de determinadas ideologías, se ve que el poder de Stonewall se está desmoronando.
En Alemania, un grupo de 125 empleados de la Iglesia católica revelaron públicamente su pertenencia a un colectivo LGBT que protestaba contra la «discriminación» que sufrirían dentro de la institución. Nunca antes se había visto un pasaje tan llamativo en ningún otro lugar del mundo. El grupo está formado por sacerdotes, profesores de religión, personal parroquial y personal administrativo e iniciaron lo que llaman #OutInChurch. Para situar las cosas en su sitio conviene tener presente que la Iglesia Católica en Alemania es una gran empleadora y que solamente en el obispado de Munich, tan presente estos días, trabajan 1.400 laicos en sus oficinas, 125 en toda Alemania, son 125 y nada más, sin quitar importancia al hecho, que la tiene.
El arzobispo de Viena ha despedido a un diácono, capellán de la policía, por sus protestas contra la dictadura del coronavirus que azota a Austria. Schönborn, escribió al diácono Uwe Eglau despidiéndolo «con efecto inmediato» de sus funciones como «diácono honorario en la capellanía de la policía». En la carta censura las «declaraciones públicas de Uwe Eglau, en forma de carta abierta al Ministro Federal del Interior, sobre las medidas del gobierno para combatir la pandemia» y su «aparición pública en la manifestación del 15 de enero». El diácono Eglau, que es psicoterapeuta, respondió: “La Iglesia es socia de Dios y de las personas y, ojalá, no del Estado. Hemos experimentado el apoyo de la Iglesia al Estado con demasiada frecuencia y durante demasiado tiempo en el pasado”. “El cardenal insistió en que estaba protegiendo la alianza entre el estado y la iglesia, revelando así que está trabajando como un brazo del gobierno. Y esto desde un punto de vista histórico es profundamente preocupante y muy erróneo si se piensa en el apoyo de la jerarquía católica austriaca a Hitler bajo el régimen nacionalsocialista».
«El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado».
Buena lectura.