Empezamos agradeciendo, una vez más, a Paco Pepe por sus continuas referencias a nuestra Specola. Intentamos reflejar lo que vemos, sin maquillaje, y lo que vemos, es lo que vemos. La audiencia de ayer fue otro desastre y los amigos de la casa pontifica, los que las organizan, no ven el momento de que llegue el verano y entremos en el letargo. Alejarse de la plaza antes de tiempo es admitir el fracaso, no alejarse es hacerlo visible cada semana, suprimirlo impensable. Por la tarde, nos acercamos al aula Pablo VI para el ‘Festival de las familias’, mucho cantante famoso -siempre arrastra- , y la presencia del Papa Francisco. La mera enumeración de las ‘organizaciones’ asistentes es eterna, nada, media aula, y somos generosos.
Sigue adelante el proceso Becciu, Crasso declara: “No hay un papel, un documento en las 550 páginas que demuestre que Torzi y yo hemos estudiado un plan para defraudar a la Secretaría de Estado, mi cliente desde hace 26 años”. Otra vez ante el eterno proceso Becciu en el Vaticano, más de dos años con nosotros y, según parece, está empezando. Mucho nos tememos que se estirará hasta el final del pontificado y se dejará morir. El interrogatorio del corredor italiano no solo no niega, sino que proporciona más detalles a los interrogatorios del cardenal Angelo Becciu y confirman el contenido del memorial del sustituto Edgar. No podemos olvidar los extraños allanamientos en la Secretaría de Estado y de la Autoridad de Inteligencia Financiera, y el proceso sumario decidido por el Papa Francisco. El avance de los interrogatorios está generando más interrogantes que respuestas, incluso sobre los resultados de las investigaciones oficiales. En el juicio vaticano los acusados son interrogados, no dan testimonio. No juran decir la verdad. Se admite que pueden mentir para defenderse. Por lo tanto, la reconstrucción parte de declaraciones partidistas. Por ahora, todas las declaraciones, con algunos matices, se mantienen.
Volvemos a hablar del caso de Emanuela Orlandi, la niña que desapareció el 22 de junio de 1983 y que nunca más fue encontrada. Concentración para celebrar el aniversario con duras palabras del hermano, Pietro Orlandi: «¿Emanuela? En el Vaticano lo saben. Lo admitieron, pero luego…». “Estamos en un punto de inflexión. El abogado y yo tenemos elementos en la mano que nos pueden ayudar con certeza a entender lo que pasó. Pero también necesitamos la colaboración de las personas que trabajan en el Vaticano, que son conscientes de este hecho. se libere la conciencia y tengamos el coraje de no permanecer en el anonimato. Los necesitamos”. “El Vaticano no quiere escucharnos, a pesar de que el Papa Francisco en una carta me instó a compartir los elementos de nuestro conocimiento”. “Uno de estos consiste en unos mensajes de WhatsApp entre dos personas cercanas al Papa Francisco realizados desde teléfonos confidenciales de la Santa Sede, quienes hablan de movimientos vinculados a este asunto, de documentación sobre Emanuela, y dicen que el papa Francisco y el cardenal Abril, que en ese momento era presidente de la comisión cardenalicia del IOR, estaban al tanto”. He intentado ponerse en contacto con Abril: «Le escribí muchos mensajes, a los que nunca respondió».
Nuevas acusaciones desde Alemania contra el Papa Benedicto XVI. Una víctima de los abusos cometidos por un sacerdote actualmente juzgado por cargos de pederastia, ha presentado una denuncia según la cual, Benedicto XVI «estaba al tanto de la situación y no tomó en consideración que este sacerdote pudiera repetir sus crímenes». Los hechos se remontan a los años 80 cuando acogió al sacerdote en cuestión en su diócesis de Múnich y Freising, a pesar de los abusos sexuales cometidos anteriormente. Los delitos están prescritos, pero el abogado de la víctima que interpuso la denuncia, porqué si la Corte reconoce los crímenes del sacerdote, “la Iglesia podría verse obligada a indemnizarlo por los daños”. Todo apunta a un estrategia para conseguir una indemnización extrajudicial, otras posibilidades parecen imposibles.
Tanto discernir nos estamos quedando con una idea de la Compañia de Jesús que poco o nada tiene que ver con sus orígenes. El día 21 celebramos la fiesta de San Luis Gonzaga, patrono de la juventud cristiana y protector de los jóvenes estudiantes. Los padres de Luis lo rodearon de magníficos preceptores y personalidades ejemplares. A los trece años conoce a su obispo San Carlos Borromeo que estaba de visita pastoral en su pueblo, le hablo de la Eucaristía, quedando tan impresionado que le pidió y al día siguiente le dio la Primera Comunión. En 1581 viajó con su padre a España y tanto él como su hermano fueron hechos pajes de Santiago, el hijo de Felipe II. Estando en España decidió ingresar a la Compañia de Jesús, primero había pensado unirse a los Carmelitas Descalzos. En 1591, cursando su cuarto año de teología, sobrevino la hambruna y la peste en Italia. Se entregó al cuidado de los enfermos, el 3 de marzo cayó enfermo, su confesor, San Roberto Belarmino, fue preparándole para la muerte. Con la mirada puesta en el crucifijo y repitiendo el nombre de Jesús, Luis partió a la Casa del Padre la medianoche del día de Corpus Christi, 21 de junio de 1591, con tan solo 23 años.
«¿acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos?»
Buena lectura.