Ya apenas quedan imbéciles que se atrevan a hablar de una primavera francisquista. Estamos ante un crudisimo invierno. Y no hay sinodalidades ni otras gilipolleces que lo disimulen. El camino seguido ha sido un descomunal fracaso. Los resultados cantan. Hasta La Traviata. Parece imposible poder quedar peor.
¿Qué hace falta para reconocer el monumental descalabro? La realidad termina siempre imponiéndose a los sueños de idiotas o a las mentiras interesadas de otros. Pues eso es a lo que se ha llegado. Y muy susceptible de empeorar.
Empeñarse en un camino equivocado, cuyos ruinosos resultados están a la vista, es de idiotas o de malvados. Me sobran unos y otros.
Léan el artículo de Romero. Después, si son capaces de entender lo evidente, sean católicos.
https://www.infocatolica.com/blog/delapsis.php/2310210905-disminuye-el-porcentaje-de-ca#more44713