Más de 600 personas en la conferencia del obispo Schneider
Con intervención también del diputado de VOX Buxadé.
Me parece un éxito extraordinario de movilización.
Convocados por el boca a boca.
Y un mamporro, en todo el morro, de esa calamidad que hoy ya es, gracias a Dios, arzobispo emérito de Granada. Que tal vez supiera mucho, o algo, de arameo, copto, caldeo…, saberes absolutamente innecesarios en un buen obispo y más cuando faltan los que verdaderamente se necesitan.
Nuestros obispos santos, Spínola, Sancha, Manuel González, Ezequiel Moreno, García Lahiguera, que posiblemente lo será, no tenían ni idea de esos saberes. Las cabezas morales de nuestro episcopado: el cardenal Quevedo, Arias Teijeiro, Costa y Borrás, García Cuesta. Gomá también fueron ajenos a esas erudiciones.
Creo que un obispo de España no tiene que ser agente electoral de VOX. Tampoco en el debelador de fieles suyos que en uso de su libertad opten por esa opción política. En aquello el Pululu fue un cretino. Y un camuflado propagandista, con ropajes episcopales, del PP. ¡Pues toma Feijóo!
Y ya no voy a entrar en la que debió ser su última cacicada episcopal como penoso arzobispo de Granada. La persecución absurda y sañuda a un pobre y jovencísimo sacerdote de Granada que solamente quería ser un buen sacerdote tradicional. Sin la menor animadversiòn a su obispo. Pues, a por él.
No soy un entusiasta de Gil Tamayo. Creo, sin embargo, que Granada ha ganado con él. Me parece una buena persona, aunque sin los saberes, tan inútiles en un obispo, de su predecesor. Quedo observante. Y pensando que las injusticias deberían repararse. Aunque sea sin alharacas.
Un sacerdote tiene que pensar bien. Aunque no en todo clónicamente como su obispo.
Conforme, muy conforme con Atarazanas.
Usted, querido Paco Pepe, que ha conocido y tratado personas de valía intelectual indiscutible y de solidez moral persona, no alejados de la política, podría reseñar las cualidades que deberían adornar al político católico, al ideario del partido de los católicos, al programa concreto del partido de los católicos. Pongo partido de los católicos y no partido político porque el mensaje de Cristo no puede ahormarse en un programa político. Católicos he conocido que se avergonzaban de haber votado a Alcalá Zamora, que en Valencia arengaba a sus seguidores con una república de san Vicente Ferrer. Y fue luego lo que fue. La democracia cristiana postulada por don Angel Herrera Oria se diluyó en banderías por la condescendencia de muchos de sus seguidores con la Izquierda Republicana de Azaña. Quien quiso ser su sustituto, Ruiz Jiménez, resultó un compañero de viaje de todos los que odiaban a Cristo y a España. La democracia cristiana del grupo Tácito perdió su identidad en cuanto UCD les dio poder y quedaron seducidos por el poder, para luego huir en desbandada con personajillos menores entregados a los postulados separatistas del País Vasco y Cataluña.
A Vox, en mi opinión, le falta un poco más de astucia, de mano zurda, de morderse la lengua. De política. Con el PP no se pueden identificar muchos principios de la moral social católica. Recuerdo cuando asistí al nacimiento de Vox en la calle Nicaragua de Barcelona, un altillo donde éramos cuatro y el gato, sin llamar gato a Ignacio Garriga. Cuatro. Era obvio que les faltaba finezza, que diría Andreotti. Pero a todos nos toca ayudarles porque son la esperanza.