| 14 octubre, 2023
La pequeña Cristiandad Hispánica
Un gran filósofo del derecho y amigo, Francisco Elías de Tejana acuñó la expresión que
sirve de título para esta nota: “Pequeña Cristiandad Hispánica”, como heredera de la
Cristiandad Medieval, que, en tiempo del Renacimiento y la Reforma, enfrentó a los desvíos de
la modernidad y hoy, un día después de festejar el 12 de octubre y abominar su nueva
denominación “Día de la diversidad cultural”, considero oportuno glosar el invento del eximio
maestro tan añorado.
Esa Cristiandad tenía su eje en la España peninsular. Como canta Carlos Obligado en
sus versos:
“Y ortodoxa, cruzó el Renacimiento,
Con su Juan de la Cruz, y su Granada,
Y su abeja platónica en el viento” (Patria canto II)
La hispanidad, en primer lugar, es certidumbre para enfrentar las heterodoxias y
conservar el patrimonio elaborado, a partir de Grecia, Roma y el cristianismo, desde la
Reconquista iniciada por el rey Pelayo en los picos de Asturias, donde tiene su sitial, la Reina de
España. Como canta el himno de Covadonga:
“Bendita la Reina
de nuestra montaña,
que tiene por trono
la cuna de España.
Y brilla en la altura
más bella que el sol.
¡Es madre y es Reina!”.
La pequeña Cristiandad integró un imperio en el cual “no se ponía el sol”. En América
desde territorios robados por Estados Unidos a Méjico (por algo un presidente de ese país se
quejaba con razón, “pobre Méjico, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”) pero
en los cuales permaneció la herencia, como en California, Nuevo Méjico, Florida y otros lugares
del Sur del país de los ladrones, hasta Tierra de Fuego; en Filipinas, en los que fueron dominios
españoles en África y Asia. Un imperio formado por razas diversas, españoles peninsulares,
criollos, mestizos, indios, africanos, filipinos, malayos, etcétera.
En todos ellos, se evangelizó, en primer lugar, y también se incorporó a los nativos a
una cultura superior, se eliminaros los sacrificios humanos a los ídolos, se levantaron ciudades,
se construyeron caminos, se cultivaron los campos y a través de un idioma común, el
castellano, se logró un magnífico medio de comunicación.
El castellano, hoy es confundido con el español, como si no fueran lenguas españolas el
gallego, el catalán, el vasco o el andaluz, por más que protesten los nacionalismos separatistas
que hoy quieren romper la unidad española.
Hace poco más de diez años fui convocado por Milagros Otero Parga a escribir en un
libro en homenaje a mi amigo Francisco Puy relativo a su “Tópica jurídica”, en el cual analiza
muchísimos tópicos encuadrados en seis capítulos: lógicos, físicos, ónticos, éticos,
antropológicos y sociales. Los capítulos abarcan 60 tópicos.
En tanta abundancia le señalé al autor una laguna: falta el tópico “La Cristiandad y el
derecho cristiano”, vinculado con tres grandes argentinos, a quienes tanto debo en el orden de
la inteligencia y en el de la vida: el Padre Julio Meinvielle y los doctores Tomás Casares y
Samuel Medrano.
Meinvielle ha sido llamado “el teólogo de la Cristiandad” y en este momento, el Padre
Jorge Hidalgo prepara su tesis acerca de este tema; Casares es “el doctor del derecho
cristiano”, Medrano es autor de la obra “La construcción de la Cristiandad en la Argentina”
.
Le dejo la palabra a este gran señor criollo quien, con referencia a nuestra vida en el
período hispánico, señala que nuestra vida “no fue plácida siesta ni cómoda modorra, sino
ordenación austera y vivir sacrificado, que las contingencias del tiempo alteraban, con la
guerra y la progresiva conquista del inmenso solar colectivo
.
No estaba divorciado de ella el derecho vigente, inspirado en la idea de la eterna sabiduría,
para que el orden de la justicia, no solo dirimiera los conflictos individuales y los negocios
del mundo, sino que adecuara las instituciones jurídicas fundamentales a los fines supremos del
hombre… reglas severas hechas para hombres que sabían lo que era un juramento y tenían noción
del pecado, orden jurídico que protegió a la familia y al solar, la autoridad del padre y la dignidad
de la mujer, el mayorazgo patricio y la hacienda del labrador, la santidad del matrimonio y los
derechos del común”.
Para concluir, le propuse otro tópico: “La pequeña cristiandad hispánica y el derecho
cristiano hispánico” muy jugoso y con mucho material para trabajar. Como el maestro no lo ha
hecho, salvo en una breve y atenta respuesta, queda para las nuevas generaciones.
Bernardino Montejano
La Cristiandad Hispánica no es pequeña. Supone la mitad de la Cristiandad universal.