Aunque, eso sí, sin apearse de la sotana blanca ni un momento.
Debe ser amor al blanco y no a la sotana porque si es negra la aborrece. Y no digamos ya en sacerdotes jóvenes.
Specola se lo dice:
«Muy luminoso amanecer otoñal romano. La semana va tocando a su fin y no faltan noticias que por esperadas no dejan de sorprendernos. El Papa Francisco está inclinándose a un perfil mucho más político que pastoral, parece que se encuentra mucho más suelto en las arenas movedizas de la política que en las rigideces de la ‘doctrina’. Ya tenemos el programa del viaje a Dubai y no encontramos ni un ‘Padre Nuestro’ que para ser un viaje de un Obispo católico no deja de ser sorprendente. Suponemos que no apeará el uso de la sotana blanca, tan denostada para sus sacerdotes, pero de la que no prescinde ni para dormir. Es muy consciente que si le quitamos el blanco papal nos quedamos con un tal ‘Jorge Mario’ que no interesa a nadie. Lo triste de esta situación es que tira del prestigio de sus antecesores, grandes y santos papas con sus pontificados, que han elevado el ejercicio del papado a cotas muy altas, y lo dejará para sus sucesores en uno de los niveles más bajos de la historia».