3 comentarios en “El cardenal Víctor Manuel Fernández, alias Trucho, prefecto de Doctrina para la Fe justifica un acto de cambio de sexo”
ACERTADISIMA RADIOGRAFIA…
¿Hay algún obispo que no sea sanchista?
Los jesuitas, la sección más traidora de la Iglesia Católica hasta que Paco I presentó el mérito de los franciscanos, han educado a varias generaciones de políticos izquierdistas con el resultado habitual en la Compañía: todos hicieron carrera política unidos por el odio a la Iglesia Católica, principal seña de identidad de la Orden en su obra educativa. Es incomprensible, por tanto, la inquina izquierdosa contra los centros de orientación cristiana, ahora que la Iglesia es una comuna de progres dirigida por un viejo comunista que ya no proclama el magisterio de los Santos Padres, sino que se dedica a defender los objetivos del milenio, la Agenda 2030, la supresión de las fronteras, la regularización de los inmigrantes ilegales y a luchar contra el cambio climático y Donald Trump, los dos grandes dramas teológicos de nuestro tiempo.
La Confederación Episcopal de España está en perfecta comunión con el Vaticano, como ha demostrado sobradamente su presidente, Luis Argüello, tras la primera Asamblea Plenaria de este 2025. El también arzobispo de Valladolid ha desgranado en su intervención todo un programa político para la Iglesia española que unirá a gran parte de la grey católica en el objetivo común de salir corriendo de ahí, si es que todavía estamos a tiempo.
Argüello, comunista en su juventud, sigue impartiendo doctrina bajo las mismas coordenadas pero con el tono melifluo de los meapilas izquierdistas, la especie más insoportable de la curia católica. Por eso, además de celebrar la recuperación del Papa y de recordar de manera funcionarial lo feo que es el aborto y tal, ha centrado su discurso en cuestiones que entusiasman a los ultraizquierdistas y repugnan a los católicos sensatos, en ambos casos con igual intensidad.
Los obispos españoles piden a PP y PSOE que regularicen a medio millón de inmigrantes ilegales a través de una Iniciativa Legislativa Popular promovida por ellos que ya está en el Congreso de los Diputados. Herederos, a la sazón, de los apóstoles y continuadores de su tarea de propagación del mensaje de Cristo, los obispos repudian la llegada a la presidencia de EEUU de Donald Trump (si fuera católico lo hubieran excomulgado) por ser «un elemento catalizador para precipitar la quiebra del orden internacional establecido después de la II Guerra Mundial», exigen «la creación de un modelo económico más justo y equitativo» y denuncian la guerra de Gaza. En cambio, sobre las matanzas de cristianos en los países islámicos o la resignificación del Valle de los Caídos que están negociando con Sánchez, dos temas de indudable interés para los fieles, el camarada Argüello no dijo ni una palabra, como si hubiera recibido la información de Bolaños bajo secreto de confesión.
Se asombran Argüello y sus compañeros del buró catolicarra de que las iglesias se estén vaciando y de que «muchas pilas del bautismo no tienen agua, no porque no llueva, sino porque no hay comunidad cristiana en torno a la pila del bautismo que pueda ayudar al Espíritu Santo a engendrar nuevos cristianos». El pobre no se entera de que las únicas comunidades católicas florecientes son las que se cuidan mucho de no hacer ni puto caso a la basura progre que los obispos difunden tras cada reunión con la banda de Sánchez, para que el tiranuelo les mantenga los chiringuitos con la X del IRPF.
ACERTADISIMA RADIOGRAFIA…
¿Hay algún obispo que no sea sanchista?
Los jesuitas, la sección más traidora de la Iglesia Católica hasta que Paco I presentó el mérito de los franciscanos, han educado a varias generaciones de políticos izquierdistas con el resultado habitual en la Compañía: todos hicieron carrera política unidos por el odio a la Iglesia Católica, principal seña de identidad de la Orden en su obra educativa. Es incomprensible, por tanto, la inquina izquierdosa contra los centros de orientación cristiana, ahora que la Iglesia es una comuna de progres dirigida por un viejo comunista que ya no proclama el magisterio de los Santos Padres, sino que se dedica a defender los objetivos del milenio, la Agenda 2030, la supresión de las fronteras, la regularización de los inmigrantes ilegales y a luchar contra el cambio climático y Donald Trump, los dos grandes dramas teológicos de nuestro tiempo.
La Confederación Episcopal de España está en perfecta comunión con el Vaticano, como ha demostrado sobradamente su presidente, Luis Argüello, tras la primera Asamblea Plenaria de este 2025. El también arzobispo de Valladolid ha desgranado en su intervención todo un programa político para la Iglesia española que unirá a gran parte de la grey católica en el objetivo común de salir corriendo de ahí, si es que todavía estamos a tiempo.
Argüello, comunista en su juventud, sigue impartiendo doctrina bajo las mismas coordenadas pero con el tono melifluo de los meapilas izquierdistas, la especie más insoportable de la curia católica. Por eso, además de celebrar la recuperación del Papa y de recordar de manera funcionarial lo feo que es el aborto y tal, ha centrado su discurso en cuestiones que entusiasman a los ultraizquierdistas y repugnan a los católicos sensatos, en ambos casos con igual intensidad.
Los obispos españoles piden a PP y PSOE que regularicen a medio millón de inmigrantes ilegales a través de una Iniciativa Legislativa Popular promovida por ellos que ya está en el Congreso de los Diputados. Herederos, a la sazón, de los apóstoles y continuadores de su tarea de propagación del mensaje de Cristo, los obispos repudian la llegada a la presidencia de EEUU de Donald Trump (si fuera católico lo hubieran excomulgado) por ser «un elemento catalizador para precipitar la quiebra del orden internacional establecido después de la II Guerra Mundial», exigen «la creación de un modelo económico más justo y equitativo» y denuncian la guerra de Gaza. En cambio, sobre las matanzas de cristianos en los países islámicos o la resignificación del Valle de los Caídos que están negociando con Sánchez, dos temas de indudable interés para los fieles, el camarada Argüello no dijo ni una palabra, como si hubiera recibido la información de Bolaños bajo secreto de confesión.
Se asombran Argüello y sus compañeros del buró catolicarra de que las iglesias se estén vaciando y de que «muchas pilas del bautismo no tienen agua, no porque no llueva, sino porque no hay comunidad cristiana en torno a la pila del bautismo que pueda ayudar al Espíritu Santo a engendrar nuevos cristianos». El pobre no se entera de que las únicas comunidades católicas florecientes son las que se cuidan mucho de no hacer ni puto caso a la basura progre que los obispos difunden tras cada reunión con la banda de Sánchez, para que el tiranuelo les mantenga los chiringuitos con la X del IRPF.
https://www.libertaddigital.com/opinion/2025-04-01/pablo-molina-hay-algun-obispo-que-no-sea-sanchista-7238058/
Y lean el post de Néstor ahí en Infocatólica: el problema ya estaba en Dignitas infinita.
https://www.infocatolica.com/blog/praeclara.php/2504010302-el-riesgo-de-amenazar
El que hace un cesto hace ciento, y la letrina de la fue ya lo hizo.