BYUNG-CHUL HAN

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Byung-Chul Han  | © CCCB, 2018. Autor: Miquel Taverna.
BYUNG-CHUL HAN
Entre nosotros e incluyo a europeos, también existen irresponsables y hace un tiempo
me sorprendió que uno de los nuestros, al comentar un libro de este pensador coreano-
germano, lo calificara de budista y comunista.
He leído ocho libros de Han, porque en el Instituto de Filosofía del Colegio de
Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires, que presido desde el año 2006, casi todo el año
pasado lo dedicamos a estudiarlo.
La designación para estar a cargo de ese Instituto, que estaba muerto, fue un regalo de
Dios que compensó con creces mi jubilación forzada en la Universidad Católica
, pues según me dijo el decano Limodio, mi postulación para emérito fue rechazasa por l
a oposición de un obispo. ¿Quién fue? A esta altura de los acontecimientos, no me interesa saberlo.
Pero recuerdo que cuando queríamos que Santiago de Estrada fuera designado decano, lo acompañé
en varias ternas con otro impresentable como Pancho Bosch.
El Instituto del Colegio es muy distinto del Instituto de Filosofía Práctica, el cual presido
por herencia de un gran filósofo y amigo, Guido Soaje Ramos; es un Instituto pluralista cuyas
puertas se encuentran abiertas a todos los colegas de la jurisdicción y prueba de ello, fue que
el papa Francisco sufrió allí su primera derrota electoral, apenas elegido. El entonces y ahora
vicepresidente escribano Pedro Mollura, pidió que nuestro Instituto se dirigiera al Consejo
Directivo, para que este manifestara su alegría por el primer papa argentino. No estuve de
acuerdo y se lo dije; agregué una propuesta: como acá son todos democráticos, menos yo,
votemos. Y Bergoglio perdió por paliza; en el voto opositor nos encontramos la gran mayoría
de los católicos junto a una judía, un agnóstico y hasta una italiana monárquica.
Ese Instituto estudió durante casi todo el año pasado y por primera vez a un filósofo de
moda, cuidando no esclavizarnos, porque como escribe Thibon “los esclavos de la moda son
los desertores de la eternidad”.
Cuando comenzamos el análisis de la obra de este hombre tan especial, de formación
alemana, pero que nunca olvida su raíz coreana, había ya leído el libro “No-cosas»
”regalo de la mayor de mis hijas para mi último cumpleaños.
Pero hoy comenzaré esta colaboración con citas de otro libro “Loa a la tierra” un viaje
al jardín secreto del filósofo. La tierra aquí no es el ídolo de la “Pachamama” que anduvo por
los jardines vaticanos y cuya bendición pidieron el gobernador de Jujuy y su actual pareja, sino
que si tiene algún antecedente, sería la hermana tierra de San Francisco de Asís y comienza
con un capitel del Libro de Job: “Pregunta a las bestias, y te instruirán; a las aves del cielo, y te
lo comunicarán; a los reptiles de la tierra, y te lo enseñarán, y te lo harán saber los peces del
mar. ¿Quién no ve en todo esto que es la mano de Dios quien lo hace” (12, 7-9).
Más adelante, Byung-Chul, que traducido es Luz clara, afirma su teísmo: “Dios existe,
luego, yo existo… Recé a Dios: ¡Alabo tu creación y su belleza! ¡Gracias! Pensar es agradecer.
La filosofía no es otra cosa que amor a lo bello y bueno”.
Luego nos dice: “Mi nombre de pila es Alberto… en Corea me bautizaron con ese
nombre… Yo nací en el seno de la fe, y en ella fui resguardado. Rezaba a diario el rosario”.
Todo esto lo recuerda con motivo de la visita a la basílica de Santa Clara donde fue bendecido
por un franciscano y quedó “lleno del Espíritu Santo, que resplandecía luminoso en el altar.
Pero aquí los hombres o tienen miedo de la luz o son ciegos para verla. Los turistas se hacían
​selfis delante del altar… Traté de expulsar a esos desconsiderados. Algunos protestaban
airadamente contra mi cólera. Comprendo a Jesús que expulsó a los mercaderes del Templo”.
Queda refutado el calificado de “budista”. Veamos ahora el de comunista marxista. Es
verdad, que Han detesta al capitalismo liberal, que no quiere a los Estados Unidos, que sus
críticas son más numerosas a la “derecha economicista”, que a la izquierda política.
En su obra “No-cosas” Han evoca el derrumbe del Muro de Berlín, el cual cayó por
muchas razones, pero, sobre todo, porque la gente de Berlín oriental dijo ¡Basta! Y allí
denuncia los dos extremos viciosos: “el sistema comunista que suprime la libertad” y “el
capitalismo liberal de vigilancia, que explota la libertad. Somos demasiado dependientes y
vivimos aturdidos por la fiebre de la comunicación, de modo que hoy no hay ningún ¡Basta!”
Pero hay mucho más: ¿Algún comunista marxista escribiría un libro titulado “Vida
contemplativa”, en el cual se elogia la inactividad, ¿“una forma de esplendorde la existencia
humana”? ¿Algún comunista marxista escribiría que la vida humana se realiza en la
colaboración entre la vida activa y la vida contemplativa?”
Basta como refutación. En las palabras de Alberto Han encuentro la fórmula de San Benito,
ora et labora, que brilla también para los hombres de nuestro tiempo.
Bernardino Montejano
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