| 28 mayo, 2024
Y a las monjas de Belorado también.
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El uno y las otras se han ido de la Iglesia, Y dando un portazo.
“No hay nada oculto que no se descubra algún día, ni nada secreto que no deba ser conocido y divulgado.” (Lucas 8, 17)
A Batzing y a todo el episcopado germano, salvo Rainer Woelki, Rudolf Voderholzer y sobre todo Stefan Oster. Y quitarle el capelo al impresentable Reinhard Marx (en qué estaría pensando el pobre Benedicto cuando se lo dio). Claro que entonces el enorme pastizal que mandan cada año al Vaticano se esfumaría y el Vaticano tendría que echar el cierre. Todo es cuestión de pasta, no nos engañemos.
Se le nombra un coadjutor, se le convierte en mera figura decorativa y se le prohíbe hacer declaraciones y, si insiste, reducción al estado laical o reclusión obligatoria en un convento. Ya verían ustedes qué pronto se callaban los demás prelados díscolos de Alemania: sin poder y sin dinero, hace mucho frío fuera de la Iglesia. El problema es que no hay coj… para hacerlo, porque es progre; si fuera conservador, estaría en la puñetera calle en minutos.
Asunto delicado ese, pues ya sabemos lo que pasó con Lutero. Aunque las circunstancias son distintas, entonces había unos príncipes interesados en los bienes de la Iglesia, pero ahora a nadie interesan los líos de algunos obispos.
Y de todas formas, el tipo ya está fuera.