Me ha hecho gracia esta información de un digital: El jesuita español Jon Sobrino opinó que Francisco «dice cosas que están muy bien» aunque «otras no las dice». Sobrino, uno de los máximos exponentes de la Teología de la Liberación, hizo este comentario en la Casa de América en Madrid. Digo que me ha hecho gracia ese comentario porque me recuerda una reflexión que hizo San Agustín hace muchos siglos: Quienes dicen que creen en unas partes del Evangelio y en otras no, más creen en sí mismos que en el Evangelio.
Al Papa Francisco lo podemos escuchar con la sencillez de un simple fiel, con ánimo de aprender, con la humildad de quien se sabe interpelado por la Palabra de Dios, dispuestos a rectificar en esquemas propios si es preciso, siempre concediéndole al Papa de buen grado el espacio que le corresponde en el desempeño de su oficio petrino en la Iglesia. Pero si ya, de antemano lo tenemos resuelto todo y lo hemos encerrado en una ideología cristalizada, no necesitamos ni magisterio ni Iglesia ni Espíritu Santo. Más bien nuestra tendencia será juzgar al Papa y a la Iglesia entera desde nuestra “columna de Peridis”.
Jorge Salinas