Hace una semana monseñor Dario Edoardo Viganò, prefecto de la secretaría para la comunicación, informó al Papa Francisco y a los nueve cardenales que lo coadyuvan en la reforma de la curia sobre cómo procede la reorganización de los medios de comunicación vaticanos que le fue confiada.
La última novedad es la unificación de la Radio Vaticana y del Centro Televisivo Vaticano en el dicasterio presidido por Viganò.
Efectivamente, desde el 1 de enero de 2017 el nombre «Radio Vaticana» ya no tiene ningún valor legal y ha desaparecido de las nóminas de sus 350 empleados. Pero no se trata sólo de esto. El 1 de diciembre pasado se dejó de transmitir definitivamente en onda media; también la onda corta -histórico canal de comunicación para los católicos de países sin libertad, defendido hasta el final por el padre Federico Lombardi– tiene los días contado. Aún funcionan para África y parte de Asia, pero su estación de transmisión en Santa María de Galeria está a punto de ser cerrada.
Viganò ha aducido contención de los gastos y modernización tecnológica. También las transmisiones en FM serán poco a poco sustituidas por la difusión audio digital. Viganò ha cedido la frecuencia ex vaticana y romana FM 93.3 a RTL, la radio más escuchada en Italia, para obtener a cambio el uso de la difusión digital en todo el territorio nacional. Y para África ha anunciado un acuerdo con Facebook gracias al cual, en 44 países, se podrán recibir los mensajes del Papa en el móvil mediante una aplicación.
En lo que respecta a los costes, es verdad que la Radio Vaticana tiene un déficit de aproximadamente veintiséis millones de euros anuales, por lo que es indudable que el cierre de las transmisiones en onda corta constituye un ahorro; pero el 70 por ciento del déficit deriva de los gastos del personal periodístico y técnico, que no se puede despedir por ordenes superiores y que, como máximo, podrá ser parcialmente trasladado a otras oficinas vaticanas.
Sin embargo, los cambios que más preocupan a los periodistas de la Radio Vaticana -y que ya están en marcha-, son de otro tipo. Atañen al contenido de su trabajo.
Los noticiaros radiofónicos que se transmiten entre las 12 y las 17 horas han sido suprimidos y sustituidos por ediciones flash importadas de la red católica nacional InBlu. Y ha sido suprimido también el programa vespertino en lengua francesa que se emitía cada día a las 21.30. Decisiones ambas que van en contratendencia en una radio cuyos noticiarios han sido, durante decenios, una escucha obligada en las cancillerías y embajadas.
Pero lo que más preocupa es el cambio que atañe al SeDoc, Servicio de Documentación, es decir, la oficina que recoge y selecciona la documentación procedente de los distintos dicasterios vaticanos y del mundo entero relacionados con los actos futuros del Papa y de la Iglesia, con la que compone agendas que envía a un circuito reservado de destinatarios oficiales y, sólo en pequeña parte, a la prensa acreditada ante la Santa Sede.
Viganò ha trasladado el SeDoc desde el edificio de la Radio Vaticana a las oficinas de la sala de prensa vaticana, a la que ha reforzado con tres periodistas de renombre de la propia Radio Vaticana, que han recibido la orden de ocuparse, a partir de ese momento, exclusivamente de esta nueva tarea.
La impresión es que Viganò quiere convertir a esta nueva versión del SeDoc en la task force del futuro «content hub» por él anunciado en distintas ocasiones, el portal multilingue y multimedia en el que quiere hace confluir todos los medios de comunicación vaticanos, en las distintas modalidades de texto, audio, vídeo, foto, según el modelo -ha dicho- de la Walt Disney Company.
Para que se lleve a cabo un «trabajo de equipo en una lógica de omnimedia» Viganò ha inscrito a cincuenta de sus empleados a un curso de la Escuela de Negocios de la LUISS de Roma, la universidad de la confederación italiana de industria, para que reciban la formación necesaria.
El protagonista absoluto del futuro «content hub», ha dicho Viganò, será naturalmente Francisco, «que tiene un grandísimo tirón». El Papa estaría rodeado por todos los medios vaticanos, desde la radio a la televisión, desde los boletines oficiales a «L’Osservatore Romano», desde el servicio fotográfico a la librería editorial.
Todo bajo el mando de una única dirección editorial a la que, según establece el estatuto, le competería «la dirección y la coordinación de todas las líneas editoriales».
Dirección editorial que está en manos del propio Viganò. Y aquí empiezan los problemas.
Ante todo porque el propio estatuto de la recién creada secretaría para la comunicación asigna a la secretaría de Estado, y no al director editorial, la gestión de las comunicaciones oficiales y, por lo tanto, también de la sala de prensa, entre otros.
Y, además, porque no sólo lo que queda de la Radio Vaticana, sino aún más «L’Osservatore Romano», están haciendo todo lo posible para no ser absorbidos y aniquilados en el «content hub» deseado por Viganò.
Éste había predicho que el periódico de la Santa Sede acabaría reducido a «boletín» interno. Pero lo que esta sucediendo es exactamente lo contrario. «L’Osservatore Romano» ha vuelto a lanzar con gran pompa su suplemento mensual «Donne Chiesa Mondo» y la edición semanal en lengua italiana, que han sido presentados por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, y por el sustituto secretario de Estado, Angelo Becciu, respectivamente, con Viganò en silencio entre el público.
Y esto sin contar el lanzamiento de una nueva edición semanal de «L’Osservatore Romano» para Argentina, con el protestante Marcelo Figueroa, amigo desde hace mucho tiempo de Jorge Mario Bergoglio, como director.
Tampoco parece ser un obstáculo para esta potenciación el déficit de casi seis millones de euros anuales del periódico vaticano que, para su suplemento femenino, ha encontrado la generosa contribución de Poste italiane [el servicio postal italiano].
En resumen, la secretaría de Estado no quiere en absoluto ceder a Viganò y a la secretaría para la comunicación el control sobre los medios de comunicación vaticanos.
Hay, además, un tercer centro de poder, a saber, la casa de Santa Marta.
A Francisco y a su círculo hace referencia, de hecho, un extraño sitio web llamado «Il Sismografo» que, oficialmente, no forma parte de los medios de comunicación vaticanos, pero que se mueve dentro de ellos con gran desenvoltura. Está dirigido por el chileno Luis Badilla, ex periodista de la Radio Vaticana, que no sólo selecciona y relanza cada día un gran número de artículos que atañen a la Iglesia publicados en los medios de comunicación del mundo entero, alternándolos a menudo con sus comentarios polémicos contra los opositores, verdaderos o presuntos, del Papa, sino que también proporciona anticipaciones y documentos exclusivos claramente sacados de los materiales reservados del SeDoc.
Y, por último, tenemos a «La Civiltà Cattolica», la histórica revista de los jesuitas de Roma, que tiene un vínculo estatutario con la Santa Sede y que se ha convertido en el portavoz más autorizado del Papa Francisco.
Al celebrar a principios de este mes su número 4 000, «La Civiltà Cattolica» ha empezado a publicar cuatro nuevas ediciones mensuales en inglés, francés, español y coreano.
Los jesuitas, por lo tanto, habrán ciertamente perdido el control de la Radio Vaticana, de la que el padre Lombardi ha sido el último histórico director. Pero con el hermanamiento entre Bergoglio y «La Civiltà Cattolica», dirigida por el padre Antonio Spadaro, siguen más que nunca en el ápice de la comunicación de la Iglesia.
(Traducción en español de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares, España)
Xiela
Los ricos y poderosos a los que Magister conoce muy bien no son de los que salen en la prensa.
Son otros muy distintos.
Pero deja que lo aclare Sandrino, Sandro, Sandrino, ¿A quién sirves?
No, no Javier, los poderosos a quien respaldan y aplauden no es a Sandro Magister precisamente, deberías seguir la prensa. Si ves lo que escriben la mayoría de columnistas y la prensa publicada, descubrirás a quién aplauden los ricos y poderosos.
Todos estos movimientos tienen como explicación el hecho de que para un dictador de un Estado, como es el Vaticano, la propia persona pasa a ocupar el primer y único lugar en los medios de comunicación que tratan de ser obsecuentes y útiles a los fines de una supuesta revolución ideológica y para el mayor dominio sobre el pueblo, funcionarios y oposición, es un manejo de masas que pasa por las constantes «cadenas nacionales», la omnipresencia en los medios y la serie interminable de defensores y divulgadores rentados y falsamente eufóricos ante cualquier gesto, expresión o imagen del tirano. Se trata de peronismo, kirchnerismo o chavismo religioso.
Sandrino ¿Quién paga tus facturas?
DylanBob,
gracias por preocuparte pero de la salvación de mi alma (en caso de que el alma exista) me ocupo yo. No necesito aficionados que me contagien sus propios errores.
En cuanto a San Miguel Arcángel, no creo que te haga mucho caso.
Es buen amigo, aunque me llevo mejor con Rafael, pero con Miguel tampoco tengo mala relación.
Ah, y no les gusta que les llamen «San», prefieren el nombre propio y ya.
Ala, a pastar
Javier Ejías… Vos trabajas por el enemigo. Así que le pedimos a San Miguel Arcángel que a todos proteja de tu maldad en grajeas de ganzadas… Yo en tu lugar estaría preocupado (muy preocupado) por la salvación de tu alma.
«el programa vespertino en lengua francesa «: el francés es (era) una de las lenguas de la diplomacia pero también y quizás hoy sobre todo el idioma más hablado en la África católica que, según se dice, es el continente del futuro del catolicismo…La evangelización, a hacerla en inglés por las “iglesias” protestantes o neo-protestantes con el dinero de los EEUU. Lástima….
¿Qué temes Sandrino? ¿Que te quedes sin trabajo?
No debes preocuparte inútil. Los poderes que te respaldan tienen más dinero que el Papa.
Solo tienes que pedirlo.
Aunque la ineficacia de tu trabajo (solo te siguen el cigüeño, que quiere ser tú y cuatro «adelantados en la fe») es cada día más plamaria y deben estar tus jefes muy descontentos…..