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En una Iglesia sin guía, dos nuevas protestas de obispos y fieles

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Ha sido una Pascua inquieta la que se ha vivido en los vértices de la Iglesia católica. En tan solo unos días han sido contestados dos de los cambios más revolucionarios del pontificado del Papa Francisco, con otras tantas declaraciones públicas por parte de cardenales, obispos y miembros del pueblo cristiano.

Son los dos cambios que admiten a la comunión eucarística tanto a los divorciados que se han vuelto a casar, como a los protestantes.

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A propósito de la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar, en 2016 cuatro cardenales se pronunciaron contra las «aperturas» de Francisco presentándole sus «dubia» y pidiéndole, por carta, ser recibidos en audiencia. Nunca obtuvieron respuesta.

Pero ahora dos de esos cardenales, el alemán Walter Brandmüller y el estadounidense Raymond L. Burke, se han pronunciado de nuevo claramente y, junto a todos los participantes en un congreso que ha tenido lugar en Roma hoy, sábado 7 de abril, han publicado una «Declaratio», una profesión de fe, que reafirma los puntos clave de la doctrina de la Iglesia, cuestionados por la oleada innovadora puesta en marcha por el actual pontificado.

El texto de la «Declaratio», en diversos idiomas, está enlazado en esta misma página, más abajo.

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En lo que concierne, en cambio, a la comunión a los protestantes en las misas católicas, lo que ha sucedido es que siete obispos de Alemania, entre ellos el cardenal de Colonia, Rainer Maria Voelki, han hecho un llamamientoa la Santa Sede contra la decisión tomada por la conferencia episcopal alemana de permitirla.

Esta decisión –que se presenta bajo forma de una «ayuda orientativa»– entró en vigor el 22 de marzo pasado, al término de una reunión de la conferencia episcopal, en la que fue votada por la mayoría tras una viva discusión.

Los obispos que han contestado esta decisión consideran que ésta afecta a una cuestión que pone en peligro la doctrina y la unidad de la Iglesia católica y que, por consiguiente, es demasiado importante para ser dejada al juicio de cada Iglesia nacional o de cada obispo o sacerdote. Y precisamente por esto han pedido ayuda a Roma, solicitando una aclaración por parte de la congregación para la doctrina de la fe, cuyo prefecto es el arzobispo jesuita Luis Ladaria, y del pontificio consejo para la unidad de los cristianos, cuyo presidente es el cardenal Kurt Koch.

El 4 de abril, el periódico alemán  «Kölner Stadt-Anzeiger» publicó la noticia sobre esta iniciativa de los siete obispos alemanes que son, además del cardenal Woelki, Ludwig Schick, arzobispo de Bamberg; Konrad Zdarsa, obispo de Augsburg; Gregor Maria Hanke, obispo de Eichstätt; Stefan Oster, obispo de Passau; Rudolf Voderholzer, obispo de Ratisbona y Wolfgang Ipolt, obispo de Görlitz.

Si la Santa Sede responderá o no y cómo dependerá, obviamente, de lo que decida el Papa Francisco.

El cual, en una ocasión, ante la pregunta de una mujer protestante que le planteaba si podía recibir la comunión, en misa, junto a su marido católico, respondió con un molinete de sí, no, no sé, haced vosotros lo que consideréis, abriendo así el camino a una gran variedad de elecciones, todas posibles según él, tal como confirmó después el cardenal Walter Kasper, que, de hecho, atribuyó con seguridad al Papa la idea que «si dos cónyuges, uno católico y el otro protestante, comparten la misma fe eucarística y están dispuestos interiormente, pueden recibir en conciencia la comunión».

Pero si se recibe una respuesta desde Roma sobre dicha cuestión, será aún más injustificable el silencio obstinado del Papa acerca de los «dubia» en relación a la otra cuestión crucial de la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar, que atañe también a la doctrina católica de la eucaristía, «fuente y culmen» de la vida de la Iglesia.

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Volviendo a la «Declaratio» publicada por los participantes en el congreso de Roma del 7 de abril, hay que resaltar que no ha sido formulada como una petición de aclaración –aunque retoma algunas de las cuestiones planteadas por los «dubia»–, sino como un testimonio de fe que surge del pueblo cristiano en un momento que éste percibe como de «grave peligro para la fe y la unidad de la Iglesia», a causa de «interpretaciones contradictorias» de la Exhortación apostólica «Amoris Laetitia».

No es casualidad que el título del congreso haya sido: «Iglesia católica, ¿adónde vas?». Y el subtítulo esta frase del cardenal Carlo Caffarra: «Sólo un ciego puede negar que en la Iglesia hay una gran confusión».

En el congreso han tomado la palabra los cardenales Brandmüller, Burke y, desde Hong Kong, Giuseppe Zen Zekiun; el obispo Athanasius Schneider; el filósofo y ex presidente del senado italiano Marcello Pera; el canonista Valerio Gigliotti; el bioeticista Renzo Puccetti. Se ha vuelto a escuchar una intervención del cardenal Caffarra en defensa de la Encíclica de Pablo VI «Humanae vitae», que actualmente está siendo revisada. Y el cardenal Burke ha alzado su voz crítica también en una amplia entrevista publicada en vísperas del congreso en La Nuova Bussola Quotidiana, en inglés en LifeSite News y en español en InfoVaticana.

Pero tal vez el elemento más original del congreso, desarrollado por el cardenal Brandmüller y retomado en la «Declaratio», ha sido la referencia a un texto del cardenal y beato John Henry Newman (1801-1890) sobre el papel clave que tienen los fieles en el testimonio de la verdadera doctrina de la Iglesia: «On Consulting the Faithful in Matters of Doctrine».

Newman publicó este texto de manera anónima en la revista católica inglesa «The Rambler», de la que había sido director. En ese momento este texto suscitó grandes polémicas. Fue publicado de nuevo en 1961, en vísperas del Concilio Vaticano II, y a partir de entonces se ha convertido en un clásico.

En dicho texto, Newman recorre los momentos de la historia de la Iglesia durante los cuales la mayor parte de los obispos perdió la ortodoxia de la fe, que fue salvaguardada, en cambio, por los simples fieles. Y lo que deduce de ello es que en lo que atañe a la doctrina, escuchar la voz de los fieles –que no hay que confundir con la opinión pública, sino que hay que verificar en su fidelidad a la tradición de la Iglesia–, no sólo es deseable, sino también necesario.

Una lección de la historia que hoy es más válida que nunca y que está expresada, ahora, en la «Declaratio», con la esperanza que también quien se sienta en la cátedra de Pedro la escuche.

El texto de la «Declaratio» está disponible en Settimo Cielo en italiano, inglés, español, francés, alemán, portugués y polaco:

> «So also bezeugen und bekennen wir…»

> «Por isso, testemunhamos e confessamos…»

> «Dajemy świadectwo i wyznajemy…»

En el siguiente enlace se puede leer la intervención del cardenal Walter Brandmüller en el congreso:

> «On consulting…». Sulla consultazione dei fedeli in materia di dottrina

Y en este otro, la del cardenal Raymond L. Burke:

> La «plenitudo potestatis» del Romano Pontefice nel servizio dell’unità della Chiesa

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TitoloSP

Declaración final del congreso «Iglesia católica, ¿adónde vas?»
Roma, 7 de abril de 2018

Debido a interpretaciones contradictorias de la exhortación apostólica «Amoris Laetitia», aumentan el desconcierto y la confusión entre los fieles del mundo entero.

La urgente petición, realizada por cerca de un millón de fieles, además de por 250 hombres de letras, y también por varios cardenales, que pedían una aclaración al Santo Padre acerca de estos temas no ha sido escuchada hasta ahora.

En el grave peligro que todo esto ha creado para la fe y la unidad de la Iglesia, nosotros, miembros bautizados y confirmados del Pueblo de Dios, estamos llamados a reafirmar nuestra fe católica.

Nos autoriza y anima a hacerlo el Concilio Vaticano II, que en «Lumen Gentium», n.33, afirma: «Así, todo laico, en virtud de los dones que le han sido otorgados, se convierte en testigo y simultáneamente en vivo instrumento de la misión de la misma Iglesia ‘en la medida del don de Cristo’ (Ef 4, 7)».

Nos anima a hacerlo también el beato John Henry Newman, el cual en su escrito, diríamos profético, «On Consulting the Faithful in Matter of Doctrine», indicaba, ya en 1859, la importancia que los laicos ofrecieran testimonio de su fe.

Por eso nosotros testimoniamos y confesamos de acuerdo con la tradición auténtica de la Iglesia que:

1) El matrimonio rato y consumado entre dos bautizados solo puede disolverse con la muerte.

2) Por eso los cristianos que, casados con un matrimonio válido, se unen a otra persona mientras su cónyuge sigue todavía en vida, cometen el grave pecado de adulterio.

3) Estamos convencidos que existen mandamientos morales absolutos, que obligan siempre y sin excepciones.

4) Estamos convencidos de que el juicio sobre la posibilidad de administrar la absolución sacramental no se basa sobre la imputabilidad del pecado cometido, sino sobre el propósito del penitente de abandonar un modo de vida contrario a los mandamientos divinos.

5)    Estamos convencidos que los divorciados que se han vuelto a casar civilmente y no están dispuestos a vivir en continencia, no pueden acceder a la Comunión eucarística, puesto que se encuentran en una situación que está objetivamente en contradicción con la ley de Dios.

Nuestro Señor Jesucristo dice: «Si permanecéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos, conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres» (Jn 8, 31-32).

Con esta confianza confesamos nuestra fe ante el supremo pastor y maestro de la Iglesia y ante los obispos, y les pedimos que nos confirmen en la fe.

Comentarios
3 comentarios en “En una Iglesia sin guía, dos nuevas protestas de obispos y fieles
  1. El cirio es monumental. Acabo de comer con una persona que pertenece a un movimiento católico y me comenta que uno de sus miembros ha dejado a su mujer y 3 hijos uniéndose a otra mujer. ¿Lo habréis expulsado hasta que rectifique , no? Pues no, ¿Quiénes somos para juzgar en su interior? Bueno, su interior será su interior pero su exterior es el citado, luego no puede seguir perteneciendo al movimiento porque objetivamente está en pecado público. ¡Uy eso ya es meterse en mucha materia!
    No hubo mucha mas conversación sobre este tema pero me sirvió para ver hasta donde llega el caos en la aplicación de la doctrina.

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