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Un misionero escribe después del Sínodo sobre la Amazonia. Sacerdotes casados, quizás, pero en continencia perfecta

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Recibo y publico. Los lectores de Settimo Cielo ya conocen y aprecian al misionero italiano que ha enviado esta carta desde México; hace tres años hizo una intervención, más amplia, sobre la misma cuestión: la continencia perfecta exigida desde el tiempo de los apóstoles a quien recibe las órdenes sagradas, ya sea célibe o casado:

> Sacerdotes con esposas sí, pero como hermanos y hermanas

Sobre este mismo argumento ha publicado un libro, publicado primero en México en 2012 y después en Italia en 2014, que ha enviado con una carta al Papa Francisco sin recibir respuesta.

Siempre sobre este argumento, Settimo Cielo intervino el pasado 1 de noviembre publicando un comentario del teólogo dominico Thomas Michelet:

> Sacerdotes casados en continencia perfecta. La lección de los primeros siglos de la Iglesia

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Querido Sandro Magister:

Soy el Padre Vittorio Moretto, misionero comboniano. Me encuentro en México desde hace 21 años en el servicio de animación misionera, después de haber ayudado durante algunos años al padre maestro del noviciado de mi Instituto. Hace tres años escribí unas páginas respecto al celibato de los sacerdotes y usted lo publicó. Quisiera volver sobre este argumento después de la celebración del Sínodo sobre la Amazonia y la propuesta ahí formulada de ordenar sacerdotes a diáconos casados.

A primera vista y hasta aquí, nada nuevo sobre el tema. O, mejor dicho, hay una novedad: el hecho impresionante de que ante la propuesta de conferir la ordenación sacerdotal a hombres casados, nadie entre los cardenales y obispos, participantes o no en el Sínodo, haya recordado que la Iglesia, desde la edad apostólica, pide la continencia perfecta en el matrimonio, o sea, la abstención de los actos sexuales.

Doy algún ejemplo. En su post del 11 de noviembre usted publica la entrevista al cardenal Camillo Ruini, en la que se habla también del tema del acceso al sacerdocio de hombres casados. Ruini dice: “En mi opinión se trata de una decisión equivocada. Y espero y rezo para que el Papa, en la próxima exhortación apostólica postsinodal, no la confirme”. Y defiende la permanencia del celibato come “un gran signo de dedicación total a Dios y al servicio de los hermanos, sobre todo en un contexto erotizado como el actual. Renunciar a él, aunque sea de manera excepcional, parecería ceder al espíritu del mundo”. La pregunta dirigida al cardenal Ruini se refería directamente al acceso al sacerdocio de los  hombres casados y él, respondiendo, recuerda sólo el valor del celibato y no habla para nada de la continencia para los casados ordenados sacerdotes. Mientras el cardenal Gerhard Müller, en una entrevista en octubre con Paolo Rodari en la “Repubblica”, afirma claramente la tradición apostólica de la Iglesia sobre la “castidad” – pero sería más apropiado decir sobre la “continencia” – de los casados ordenados.

No parece que en el Sínodo sobre la Amazonia se haya hablado de la exigencia de la continencia. El cardenal Pietro Parolin, en una conferencia en la Pontificia Universidad Gregoriana en febrero de 2016, aunque pronunciándose en favor del celibato de los sacerdotes, invitaba a estar abiertos a la hipótesis de sacerdotes casados, pero tampoco él mencionaba la exigencia para ellos de la continencia. Mientras que, en esa misma ocasión, el cardenal Marc Ouellet había afirmado correctamente en su intervención: “Cuando el Concilio de Elvira en España, en el año 306, dispuso que los sacerdotes tenían la obligación de vivir la continencia perfecta, es necesario comprender que esta exigencia de la Iglesia de los primeros siglos incluye tanto el celibato y la prohibición de volverse a casar, como la continencia perfecta para los que ya están casados”.

También el cardenal Beniamino Stella, las veces que ha hablado apoyando el celibato, como, por ejemplo, en un artículo de Andrea Tornielli en enero de 2018, afirma que se está estudiando “la hipótesis de ordenar sacerdotes ancianos casados”: pero sin recordar, él tampoco, el dato apostólico de la continencia.

Constatamos, pues, que Ruini, Parolin y Stella, aunque tengan una gran relevancia en la jerarquía de la Iglesia, no dan muestras de conocer esta tradición apostólica. Y no me sorprende, porque también yo la desconocía hasta hace unos pocos años, con casi 70 años. Durante los estudios de teología en mi seminario, y en los dos que después pasé en la Gregoriana de Roma, nadie me habló nunca de esta realidad. Y creo que en los seminarios el dato apostólico de la continencia de los casados ordenados no se enseñe sencillamente porque no se conoce. Con el resultado – por lo que veo, escucho y leo sobre el tema – que la mayoría de los sacerdotes en el mundo y quizás también de los obispos y de los cardenales no saben nada de este dato histórico, que se refería también a los diáconos casados. (Pienso en los miles de diáconos que actualmente ejercen en la Iglesia Católica. ¿A cuántos de ellos se les ha propuesto – no digo pretendido, sino propuesto– la continencia? De los diáconos permanentes que he encontrado en mi vida, ninguno me ha dicho que conociera esta tradición apostólica).

Ha hecho usted bien, en Settimo Cielo, en recordar esta realidad histórica en diferentes ocasiones, la última el pasado 1 de noviembre, cuando señaló un escrito del dominico francés Thomas Michelet y recordó la obra fundamental del padre jesuita Christian Cochini y los libros más recientes del obispo Cesare Bonivento y del cardenal Ouellet.

Le confío un sueño. ¡Quién sabe si la publicación de esta carta mía ayude a despertar la atención de cardenales y obispos sobre la exigencia de la continencia y, a través de alguno de ellos, la atención misma del Papa, al que sabemos ocupado en la escritura de la exhortación apostólica post-sinodal! Así el Papa Francisco (que, me parece, tampoco ha hecho nunca alusión alguna a la continencia de los casados ordenados) podrá disponer de todos los elementos necesarios para una decisión iluminada antes de la publicación de la misma.

Los días pasados, nosotros sacerdotes, rezando el oficio divino, leímos el paso del profeta Ezequiel, que refiere cómo el Señor le ha constituido centinela, pidiéndole que lleve a cabo su tarea de avisar a las personas que estaban equivocándose, para salvar su vida y la propia. Mi esperanza es que también hoy algún “centinela” advierta a la máxima autoridad de la Iglesia sobre lo que realmente está en juego. Y, después, podremos aceptar serenamente la decisión que el Papa Francisco tomará en este asunto.

No añado nada más sobre el gran valor de la continencia para los sacerdotes, casados o célibes. Otros lo han dicho ya mucho mejor que yo. Por mi parte, sólo quiero subrayar que la continencia sacerdotal es de origen apostólico, con raíces en el Evangelio. Para mí es suficiente. Conozco incluso algunos esposos que, acompañados espiritualmente por un sacerdote, viven en continencia. Ejemplo clásico fue el de Jacques Maritain y su esposa Raïssa. Me parece que el camino justo es el de poner las premisas para que los sacerdotes no se reduzcan a ser “funcionarios de Dios”, como ha teorizado el psicoanalista y ex sacerdote alemán Eugen Drewermann.

Le saludo cordialmente y “¡que Dios le bendiga”!

P. Vittorio Moretto MCCJ
Guadalajara, México, a 23 de noviembre de 2019

Comentarios
9 comentarios en “Un misionero escribe después del Sínodo sobre la Amazonia. Sacerdotes casados, quizás, pero en continencia perfecta
  1. Dichoso el cura. Casado
    Que cuando despierta a la media noche
    Estira la mano y hay ,ya,
    Y quiénes pueden sobreponerse a una sobre carga de testosterona, y más si es joven, lleno de vida y con ganas de conocer el mundo ,fuera de su solitaria y oscura casa cural y peor cuando lo mandan a algún pueblo aislado pero de jente .fanática y resandera como la vida a principios del siglo pasado

  2. Sacerdotes casados, quizás, pero en continencia perfecta.
    ¿Este misionero no ha escuchado el refrán: «Entre santa y santo, paredes de cal y canto»? Léase con o sin interrogación.

  3. Vamos a ver, hombre de Dios: Los apóstoles estaban casados, hubo nueve Papas casados, el Concilio de Elvira, en que por primera vez se dice que los sacerdotes no tengan relaciones con sus esposas, no fue hasta el año 300, y hasta después del año 1.000 hay un tira y afloja en las dos direcciones, lo que incluye el derecho a tener relaciones con sus esposas y. por supuesto, tenían hijos. Todo esto ha sido publicado en este mismo periódico digital, bajo el titulo de: “Un repaso histórico al milenario debate sobre el celibato sacerdotal”. No se puede inventar uno “tradiciones apostólicas” que nunca existieron.

  4. Sí. Además, tendríamos los problemas añadidos de los curas divorciados y separados, los curas adúlteros, los curas con segundas parejas donde sí practicarán la maritalidad, los curas que se casarán con mujeres con hijos, curas que practicarán la maritalidad con anticonceptivos, o usarán de la reproducción asistida y la esterilidad, o que existan casos de escándalo: homosexualidad, pederastia, pornografía, acoso…

    Sería el cura casado luterano a la católica, llegaríamos al abuso y fraude por corrupción a un cura casado more uxorio normal: diga que su matrimonio es more fraterno, y confiésense las veces que sea necesario cuando pasen al modo more uxorio, pues como dice Amoris laetitia, todo es perdonable si hay una excusa, y por amor y misericordia, todo son rebajas.

  5. Matrimonio en continencia perfecta. Surrealista y demencial. Dios ha credo el sexo por razones que comprenden hasta los más lerdos, esa fobia al sexo es consecuencia de una filosofía paganísima, la de Platón.
    “La continencia perfecta que se exige desde el tiempo de los apóstoles a quien recibe las órdenes sagradas”. ¿Qué clase de mentira es esa y de donde se la saca?
    Eso de que Jesús fue soltero es otro invento que no se basa en nada. Sí que resulta curioso que Dios Padre dijese “No es bueno que el hombre esté solo” y luego viniese Dios Hijo a enmendarle la plana.

  6. No puede ser, porque Jesús fue soltero, y no hizo jamás eso de casarse y ser continente, como hizo San José con su esposa, la Virgen María. Inventos de bombero.

    La radicalidad es total: soltero. Esta radicalidad, querida por Jesús, y presente en la Iglesia Latina, impide extender la condición que tenía José: una cosa es el sacerdocio y otra el matrimonio. De lo contrario, se falsea a Cristo mismo, y además, sigue siendo la violación del celibato por otra vía, no soluciona el caso de mujer con hijos (el sacerdote sería padre educador), y no solucionaría en absoluto la fuga de sacerdotes que sí quisieran pasar de convivir more fraterno a more uxorio.

    Los curas casados more fraterno van contra una verdad católica,, cura soltero como soltero fue Jesús, y se extendería ilícitamente a los religiosos, y por ello, es causa de separación y desunión de la unidad y comunión del Papa con la Iglesia. Yo lo rechazo de plano y no aceptaría a esta ya no verdaera Iglesia, y hasta me parece una idea sin sentido, mezclando el orden sacerdotal con el mstrimonial.

    ¿Tendremos Papa y obispos casados more fraterno? ¿Y cómo sabemos si se cumple lo de more fraterno? Sería un escándalo de error y confusión, pues aparecen en público dos casados, uno de ellos cura, que se presupone, de entrada, con relaciones more uxorio

    ¿Hasta dónde llega lo fraterno con lo uxorio? ¿Estuvo Jesús casado more fraterno con la Magdalena?

    Que no, Jesús fue soltero, y que los curas sigan solteros: Jesús no es José.

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