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Todas las razones del profesor Seifert, despedido por demasiada fidelidad a la Iglesia

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La reciente expulsión, por obra de arzobispo de Granada, del profesor Josef Seifert, de 72 años de edad, austríaco, eminente filósofo católico, de la sede española de la Academia Internacional de Filosofía fundada por el mismo profesor Seifert en el Principado de Liechtenstein, es quizás el legado más dramático de «Amoris laetitia«.

Porque justamente por haberse atrevido a criticar a la luz de la «lógica pura» un pasaje de este documento del papa Francisco es que Seifert ha sido prohibido.

El pasaje es el siguiente, extraído del parágrafo 303 de la exhortación post-sinodal:

«La conciencia puede reconocer no sólo que una situación no responde objetivamente a la propuesta general del Evangelio. También puede reconocer con sinceridad y honestidad aquello que, por ahora, es la respuesta generosa que se puede ofrecer a Dios, y descubrir con cierta seguridad moral que esa es la entrega que Dios mismo está reclamando en medio de la complejidad concreta de los límites, aunque todavía no sea plenamente el ideal objetivo».

La tesis de Seifert es que con una lógica rigurosa «Amoris laetitia» termina aquí sosteniendo que Dios puede pedir, en ciertas circunstancias, algún tipo de acción mala, como el adulterio, contradiciendo sus mismos mandamientos.

Con la consecuencia que una similar «bomba atómica teológica» amenaza con hacer colapsar «todo el edificio de la enseñanza moral católica».

Seifert publicó su crítica en la revista alemana de filosofía y teología «Aemaet»:

> Does Pure Logic Threaten to Destroy the Entire Moral Doctrine of the Catholic Church?

Y es también en esta revista que el profesor Claudio Pierantoni, docente de filosofía en la Universidad de Chile (en Santiago de Chile), publicó días pasados un filoso comentario sobre la defenestración de Seifert, que a su juicio representa «el comienzo de la persecución oficial de la ortodoxia dentro de la Iglesia».

Pierantoni es uno de los seis eruditos laicos convocados a Roma desde cada continente, el pasado 22 de abril, para el seminario de estudio sobre «Amoris laetitia», con el significativo título «Clarificar», recordado por el cardenal Carlo Caffarra en su última – y no escuchada –  carta al papa Francisco.

El texto íntegro de su ensayo está a disposición de todos, en idioma inglés, en «Aemaet»:

> Josef Seifert, Pure Logic, and the Beginning of the Official Persecution of Orthodoxy within the Church

Aquí, a continuación, presentamos la traducción de la parte central y final del artículo.

*

PERSECUCIÓN OFICIAL Y CISMA DE HECHO EN LA IGLESIA CATÓLICA

por Claudio Pierantoni

[…] A pesar de la fuerza y contundencia de su argumento, Josef Seifert no extrae él mismo en forma apodíctica las consecuencias (lo que sería equivalente a detectar una herejía material), sino que más bien le deja al Papa reflexionar sobre asunto tan serio. ¿Se podría pensar en una actitud más humilde y respetuosa que ésta?

Ahora bien, precisamente su artículo ha llevado al arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez Fernández, a afirmar que “el artículo publicado por el profesor Josef Seifert […] daña a la comunión de la Iglesia, confunde la fe de los fieles, y siembra desconfianza en el sucesor de Pedro, lo que, al final, no sirve a la verdad de la fe, sino a los intereses del mundo”.

Con el debido respeto, pienso que al afirmar esto el arzobispo Martínez exhibe una ingenuidad verdaderamente sorprendente en su consideración de la actual situación de la Iglesia. Sorprendente, por cierto, porque en realidad él no sólo es un alto prelado, sino también una persona de alta cultura.

Primero de todo, para afirmar que alguien está “dañando la comunión de la Iglesia” en algún tema se debe asumir previamente que alguna forma de comunión, referida a la cuestión que está discutiendo, existe realmente en la Iglesia. Ahora bien, ¿qué obispo, qué sacerdote, qué persona culta e informada en la Iglesia Católica no es consciente hoy que no hay en la actualidad cuestión más discutida y sumergida en una confusión tan horrible como ésta? ¿En qué tema, pregunto, está “la fe de los fieles” más confundida a causa de las voces contradictorias, como consecuencia de la publicación de «Amoris laetitia»?

Alguien podría objetar que la confusión ya existía antes de AL. Esto es cierto, pero el gran problema con AL es que las corrientes relativistas de pensamiento y de “ética de la situación”, que los tres Papas anteriores habían esforzadamente tratado de detener, ahora han ingresado subrepticiamente en las páginas de un documento papal oficial. En consecuencia, las cosas han llegado al punto que uno de los más destacados y lúcidos defensores del Magisterio anterior durante más de tres décadas, respaldado y alentado personalmente en su iniciativa filosófica por san Juan Pablo II como uno de sus más valiosos aliados en la defensa de la doctrina moral infalible de la Iglesia, Josef Seifert, ahora es despedido y tratado como un enemigo de la comunión de la misma Iglesia.

Igualmente injustificada e ingenua, pienso, es la afirmación que Seifert “siembra desconfianza en el sucesor de Pedro”. El arzobispo Martínez parece no ser consciente de algo que es tan evidente como lo que dijimos antes: al permitir afirmaciones, en un documento oficial, que son contradictorias con puntos esenciales del Magisterio anterior y de la milenaria doctrina de la Iglesia, el papa Francisco ha lanzado directamente sobre él mismo la desconfianza absoluta de una inmensa cantidad de creyentes católicos. La desastrosa consecuencia es que esa desconfianza termina golpeando entonces, en las mentes de muchos, al papado mismo.

Preguntamos entonces: ¿cuál es la causa real de esta desconfianza? ¿Puede ser realmente el esfuerzo sólido y consistente de Josef Seifert de oponerse al error de la ética de la situación, un compromiso al que él ha dedicado casi toda su vida y la de la institución que fundó, en servicio filial a la Iglesia y a la Palabra de Dios? ¿O no será esta desconfianza producto del hecho que ahora se ha permitido que se deslice en un documento papal este mismo error, contrario a toda la tradición cristiana (una tradición recientemente reafirmada en una encíclica tan solemne e importante como «Veritatis splendor»)?

En tercer lugar, debemos aclarar que la sugerencia de AL en este tema (es decir, que los objetivamente adúlteros ahora podrían en algunos casos no ser considerado objetivamente adúlteros) de ninguna manera puede ser considerada verdadero Magisterio, aún cuando aparezca en las páginas de un documento magisterial. Me parece que suponer que podría serlo sería asumir un concepto más bien mecánico y demasiado simplista del Magisterio, es decir, que algo está “siendo enseñado” por un Papa sólo porque aparece, de alguna manera u otra, en una exhortación apostólica.

En efecto, hay clara evidencia en la exhortación misma y en las posteriores acciones del papa Francisco que éste no es el caso. Al comienzo de la misma, AL declara explícitamente que “no todas las discusiones doctrinales, morales o pastorales deben ser resueltas con intervenciones magisteriales. Naturalmente, en la Iglesia es necesaria una unidad de doctrina y de praxis, pero ello no impide que subsistan diferentes maneras de interpretar algunos aspectos de la doctrina o algunas consecuencias que se derivan de ella. […] en cada país o región se pueden buscar soluciones más inculturadas, atentas a las tradiciones y a los desafíos locales, porque las culturas son muy diferentes entre sí y todo principio general […] necesita ser inculturado si quiere ser observado y aplicado” (AL 3, cursivas mías).

Ahora, precisamente dado que nuestro tema es la cuestión crucial que el Papa prevé que será debatida, es claro que para evitar una discusión sobre la ortodoxia de su propuesta él la presenta en una forma indirecta y “discreta”. Esto es tan cierto, que él reconoce explícitamente que lo que aquí se propone puede ser legítimamente sustituido por “diferentes maneras de interpretar algunos aspectos de la doctrina o algunas consecuencias que se derivan de ella”. Ahora bien, esto es, por supuesto, muy diferente de algo que pudiera ser considerado una “enseñanza magisterial”: no sólo una declaración como ésta excluye cualquier intento de considerar a la doctrina de AL una enseñanza infalible, sino que también excluye considerarla incluso como magisterio auténtico, al menos en esas partes que presenta novedades o contradicciones con el Magisterio previo.

Coherente con esta declaración de AL 3, el Papa no ha ofrecido ninguna objeción a las declaraciones de aquellos obispos que han declarado su fidelidad a «Veritatis splendor» y a «Familiaris consortio», como es el caso de los obispos de Polonia, Estados Unidos, Canadá, Argentina. El arzobispo Martínez dice que “la diócesis de Granada ha adoptado, desde el comienzo, la aplicación del texto pontificio preparado por los obispos de la Región de Buenos Aires, reconocido por el Santo Padre”. Muy bien: pero ésta ha sido su decisión. Pero otros obispos han adoptado la decisión opuesta, y no han sido censurados por el Papa. Es verdad que en su carta a los obispos de Buenos Aires el Papa declara que “no hay otra interpretación”, pero de hecho ha aceptado la existencia de otras interpretaciones y no las ha censurado, lo cual es coherente con lo que había afirmado en AL 3.

En este sentido, lo que estamos presenciando aquí es un intento de “magisterializar” la propuesta de AL capítulo VIII, lo cual es contrario a la evidencia ofrecida por la misma AL y a la línea de acción del Papa mismo. Se debe advertir que Martínez está siguiendo aquí la línea propuesta por el arzobispo argentino Víctor Manuel Fernández en su reciente artículo: el arzobispo Fernández asume que esta propuesta es un acto del Magisterio, y trata de confirmar esto citando la  carta del Papa a los obispos de Buenos Aires, en consecuencia, asumiendo implícitamente que esta carta es un acto adicional del Magisterio.

Contesto: una carta que simplemente confirma la recepción de una propuesta que no puede presentar las credenciales de lo magisterial, no puede, por esa misma razón, ser magisterio. Es simplemente una confirmación del pensamiento del Papa sobre este tema. Pero lo que el Papa piensa o dice está muy lejos de ser magisterial “ipso facto”. Para ello debe estar claramente expresada la intención de enseñanza con autoridad, no la intención de sugerir sólo una interpretación posible, tal como se dice explícitamente en AL 3. Además, debe haber también, por supuesto, una clara armonía y coherencia con el resto del Magisterio.

En este sentido es completamente cierto afirmar, con la llamada “interpretación ortodoxa de AL”, que aunque suspendamos nuestro juicio sobre si el Papa como persona ha caído en un error, no hay interpretación contraria a la enseñanza previa, solemne y ordinaria de la Iglesia que pueda ser extraída correctamente del documento.

Pero lo que nos gustaría agregar es que aunque el Magisterio verdadero de la Iglesia nunca puede ser alterado por lo que un Papa piensa y dice personalmente, porque ese Magisterio se basa en la promesa y protección de Jesucristo, una opinión errónea personal del Papa puede tener efectos devastadores, principalmente porque muchas personas, en todos los niveles, tenderán inevitablemente a confundir entre el “Magisterio” y “lo que el Papa dice”.

Esto es precisamente lo que está ocurriendo hoy con el despido del profesor Seifert de la Academia Internacional de Filosofía, en Granada. Aquí, en efecto, el arzobispo de Granada está persiguiendo oficialmente a uno de los pensadores católicos más ortodoxos, basándose precisamente en que “lo que el Papa dice” en AL capítulo VIII es un acto del Magisterio. Evidentemente, criticar al Papa por algo que él dice como persona privada no puede en lo más mínimo ser suficiente para la acusación de “dañar la comunión de la Iglesia, confundir la fe de los fieles y sembrar desconfianza en el sucesor de Pedro”.

Es por eso que Josef Seifert no es simplemente uno más en la lista de pensadores ortodoxos discriminados por su ortodoxia. De tales personas podemos encontrar muchos ejemplos en la Iglesia, no sólo en los últimos cuatro años, sino también en las décadas pasadas. Más bien tenemos aquí algo más: no una simple discriminación (la cual necesitaría alguna especie de pretexto para ocultar sus verdaderos motivos), sino una persecución oficial basada en un documento papal. Sería difícil encontrar en la historia de la Iglesia moderna otro ejemplo de esto. Más bien tendríamos que retroceder a las antiguas controversias cristológicas, cuando secciones enteras y vitales de la Iglesia – a veces incluyendo al papado – fueran capturadas por la herejía y, en consecuencia, los ortodoxos fueron perseguidos.

En conclusión, aun cuando criticamos al arzobispo de Granada por el injusto castigo que ha infligido al profesor Seifert, en cierto sentido debemos también estarle agradecidos. Al castigar oficialmente a un pensador católico por el único delito de ser ortodoxo, inconscientemente confirma y pone claramente de relieve el cisma de hecho que estamos sufriendo en el interior de la Iglesia Católica, a causa de los graves errores que han logrado colarse en un documento papal.

Así, ahora no sólo alguien que es públicamente un adúltero en Filadelfia puede automáticamente, al trasladarse a Chicago, convertirse en un buen católico que hace “lo que Dios le pide”, sino que como la lógica pura dicta en consecuencia, un pensador que es un fiel defensor de la ortodoxia en Vaduz puede ser castigado en Granada, porque amenaza la comunión eclesiástica y es un enemigo del Papa.

Pero esto, por supuesto, no podría ocurrir sin que el mismo Papa contribuya activamente a la confusión entre el Magisterio y sus opiniones privadas.

A la luz de esto, es sumamente necesario y urgente que aparezca finalmente alguna especie de corrección “formal” o – quizás podría ser mejor – “filial” al Papa. Y quiera Dios conceder al Santo Padre un corazón abierto para oírla.

Comentarios
18 comentarios en “Todas las razones del profesor Seifert, despedido por demasiada fidelidad a la Iglesia
  1. Mons. Javier Martínez ha conseguido que yo, ahora, desconfíe de él, no del profesor Seifert. Pido a Dios por ese Arzobispo, pero me alegro de que no sea el Obispo de mi diócesis.

  2. Si el que ocupa el sitio del pontífice afirma que Dios pide o quiere que en algunas situaciones los hombres que no cumplan los mandamientos es como decir que los mandamientos son iguales a las simple leyes humanas que pueden ser dejadas de lado cuando no se adaptan a las circunstancias y es como decir que los mandamientos no existen, ello, es tan grave como afirmar que Cristo no existe. Recuerden que los mandamientos nos exigen amar a Dios y que una de las Personas divinas es Cristo. Así, que el que ocupa el sitio del pontífice ha afirmado que los mandamientos no existen y a los muchos católicos eso los tiene sin cuidado, no sé en qué consistirá la fe de estos sujetos.

  3. Para que un Papa incurra en herejía no es necesario que lo haga en una declaración o documento magisterial, basta que lo haga a título personal. Si un Papa dijese, por ejemplo, que el infierno no existe y que las almas de los que mueren impenitentes en pecado mortal se disuelven o aniquilan, incurriría en herejía. Si ello lo dijese en un documento magisterial lo que haría es agravar la herejía, sería una herejías supercualificada.

    No es esencial a la herejía el proferirla en el seno de un acto o documento magisterial, basta con proferirla públicamente con pertinacia en una afirmación a título personal.

    Por tanto, aunque la carta del Papa a los Obispos de la Región de Buenos Aires no sea magisterio, no por ello deja de ser una afirmación personal herética del Papa, puesto que en ella el Papa aprueba o autoriza la absolución y comunión de los adúlteros impenitentes en algunos casos.

  4. No sé por qué escriben algunos tanto. La pregunta de Seifert es clara y merece una respuesta sino no podemos dar razón de nuestra fe, la pregunta es: ¿Es que Uds. creen que se puede ser católico y afirmar al mismo tiempo que Dios quiere o pide, en ciertas situaciones, a los hombres que incumplan los mandamientos? Porque eso dice el capítulo VIII de Amoris Laetitia y si el que ocupa el lugar del pontífice se niega a contestar es porque no sabe cómo responder y lo que ha escrito es un grave error en el que se empecina para daño de la Iglesia.

  5. Yo no he estudiado teología, pero leído el parágrafo de marras por primera vez no deduzco lo que usted, querido Teólogo, sino que Dios se hace cargo de la debilidad de quien está camino de ese ideal buscándolo entre sus limitaciones y le dice por ahí vas bien (es decir, mejor que antes pero no hasta donde puedes y te pido como absoluto que te está dado mediante el poder de mi gracia). El joven del evangelio que cumple la ley desde pequeño (y eso es algo detrás de lo cual un cristiano reconoce la acción de la gracia) al que Jesús le pide que venda lo que tiene y se marcha apesadumbrado sería un ejemplo perfecto del caso. Del cristianismo comodón que generalmente practicamos. A todos se nos podría aplicar ese párrafo 303 por una u otra razón (generalmente, por muchas). ¿Eso significa que haya de servir para justificar de manera necesaria que se puede dar la comunión a los divorciados vueltos a casar que viven como marido y mujer? Diría que no. No dejan de ser adúlteros según las palabras del Señor. Pueden seguir contando con los beneficios que pueda traerles la comunión espiritual, que quizá les lleve por el camino a vivir como hermanos, a sublimar espiritualmente ese amor, en cuyo caso vería perfectamente lógica la comunión en especie después de adecuada confesión.
    De lo que no se deduciría la licitud, como dice usted, de criticar al mismo papa (ni al papa ni a nadie, que eso de criticar es palabra que no me gusta por lo que implica y lo que suele significar y ha significado en la historia), sino que Dios también soporta con paciencia esos excesos verbales nuestros, mejor o peor dirigidos e intencionados, que pueblan y saturan el mundo, y que puede encaminarlos para bien si se apiada de nosotros (a veces, por medio del daño de la pena, sea o no el caso de Seifert). Se puede discrepar del papa, sin duda. Expresarlo en público según de qué forma ya no estoy tan seguro. Hay que pensar que el papa no es alguien a quien se pueda reconvenir como al vecino. Es hermoso el pasaje del evangelio que recordé ayer: toma a tu hermano en privado y díselo. Eso no se puede hacer con el papa. Al menos, la mayoría de la gente. Y ya sólo por eso la crítica pública contra él es algo que deberíamos evitar. Por puro respeto a las formas evangélicas. Su primer y necesario paso nos está vedado por multitud de circunstancias, a pesar de que los medios de comunicación de masas actuales nos hagan pensar lo contrario, alejándonos de la sencilla vida cristiana, escondida con Cristo en Dios. Ya están planteadas las dubia por los cardenales y, en su caso, está abierta la corrección formal. Pues dejemos que la cosa siga su curso y no añadamos leña desde todas partes. No hacemos nada por el vecino al que vemos condenarse día a día pero pretendemos cambiar la última carta apostólica. Antes caerá sobre nuestras cabezas la sangre de ese pecador que pudimos ayudar que la derivada del mayor desastre eclesial que promueva ese rescripto papal.
    Andar en verdad, decía santa Teresa al principio de las Moradas, es la humildad. De ahí a la caridad, al arrobado amor de Dios de las séptimas va un trecho que muy pocos recorren, querido Echenique. Pero es el necesario comienzo. Que el Señor nos la envíe del cielo.

  6. Scintilla, si se aplica el numerito de AL en cuestión a la acción de «aceptar las palabras del Papa», se puede decir perfectamente que en algún caso, vistas las circunstancias Dios no pide ese ideal, sino algo inferior, luego es perfectamente lícito, según esa doctrina, criticar al mismo Papa. Si este razonamiento falla dime donde.
    Por lo demás es simplemente el virus jesuitico laxista de toda la vida. El mismo que aplicaban los confesores jesuitas a Luis XIV para que comulgara por Pascua sin el más mínimo interés en dejar la amante, etc, o cuando quisieron que el cardenal Infante de Portugal se casará para que Felipe II no heredará ese trono etc. Lo que antes los su lo reservaban para sus élites de dirigidos y dirigidas principescos ahora lo tenemos popularizado y divulgado, un poco como los productos chinos de mercadillo de todo a un euro. Lo que pasa es que ya san Pablo dijo que de Dios nadie se ríe…

  7. Caridad, según Santa Teresa, es andar en Verdad. Seifert ha hecho un gran servicio de caridad al romano pontífice, a la Iglesia universal y a todas las almas. Gracias Seifert, muchas gracias. En estos tiempos pocos se atreven a decir la Verdad. La mentira de la AL está causando estragos. Es una bomba, aunque algunos la consideren como un don. Les explotará en la cara, sobre todo cuando se topen con la Verdad el día del juicio.

  8. Querido Fred: Seifert considerará como usted que la ortodoxia del papa es dudosa ante AL. Pero se le ha despedido expresamente de su cargo por sembrarla públicamente. Sin hacer lo que la caridad cristiana exige. Y con el vicario de Cristo en la tierra, incluso con un poquito más de celo. No me importa que cuarenta mil lo hayan hecho antes sin fortuna: su obligación era una y debía cumplirla. Y él no es un mindundi como usted o yo que le mandamos una carta al papa y te la contesta, con suerte, el servicio diplomático. ¿Dónde está la falsedad?
    Y tiene razón Echenique: no me interesa nada todo este asunto de la AL (que me parece cosa para cristianos que se aburren: curas que no saben cómo meter a gente en templos que se vacían sin decirles las verdades de la religión que profesan y opinadores cansados de decirse siempre las mismas cosas del programa sin ver sus maravillas). De hecho, no no sigo lo que dice ningún papa, no leo nada del magisterio vaticano producido de Trento hacia acá y no creo haberme perdido nada que no estuviera ya apuntado antes (como la inmaculada concepción de María y la infalibilidad del papa en materia dogmática y moral, que acojo con el mismo amor que el resto) ni estar fuera de la Iglesia. Y vivo tranquilo sabiendo que no habrá quien la hunda aunque se empeñe. Ni todos los demonios del infierno.

  9. El cardenal Sarah vuelve sobre la trascendencia de la liturgia, en la que lo importante es que lo que Dios hace. Sarah no se calla, ni lo callan. A ver si otros muchos rompen su silencio, que hace tiempo que empezó a ser cómplice de un pontificado demoledor. ¡ Bien por Sarah ! ¡ Qué bien se te entiende ! ¡ Estamos contigo !

  10. Roberto De Mattei lo tiene muy claro. Quien se separa de la Iglesia no es quien señala la ambigüedad, cuando no el error o la herejía, sino quien los comete. La lógica represora de la ortodoxia abre las puertas al cisma. Este pontificado está cayendo en un totalitarismo perseguidor de los católicos.
    Il caso Seifert: chi si separa dalla Chiesa?
    (di Roberto de Mattei) La notizia è stata divulgata da Maike Hickson. Il 31 agosto, mons. Javier Martínez Fernández, arcivescovo di Granada, dopo aver sospeso dall’insegnamento il filosofo austriaco Josef Seifert, lo ha estromesso dalla Accademia Internazionale di Filosofia, di cui è uno dei fondatori, ma che oggi dipende dall’arcidiocesi.

    Va ricordato che il prof. Josef Seifert è considerato uno dei maggiori filosofi cattolici contemporanei. Il suo curriculum e la sua bibliografia occupano numerose pagine. Ma soprattutto è noto per la sua fedeltà al Magistero pontificio, che gli ha valso la nomina a membro della Pontificia Accademia per la Vita. Qualsiasi università cattolica sarebbe onorata di averlo tra i suoi docenti. Qual è la ragione del drastico provvedimento nei suoi confronti? Secondo un comunicato dell’arcidiocesi il motivo del suo ultimo licenziamento consiste in un articolo in cui il prof. Seifert ha rivolto una supplica a proposito della Esortazione post-sinodale Amoris laetitia di papa Francesco . Nell’articolo incriminato, Seifert ha chiesto a papa Francesco di ritrattare un’affermazione di Amoris laetitia dalla quale, sulla base di una logica stringente, può derivare la dissoluzione dell’intero insegnamento morale cattolico. Seifert cita la sentenza di Amoris laetitia secondo cui la coscienza di coppie adultere o altrimenti dette “irregolari”,

    «può riconoscere non solo che una situazione non risponde obiettivamente alla proposta generale del Vangelo; può anche riconoscere con sincerità e onestà ciò che per il momento è la risposta generosa che si può offrire a Dio, e scoprire con una certa sicurezza morale che quella è la donazione che Dio stesso sta richiedendo in mezzo alla complessità concreta dei limiti, benché non sia ancora pienamente l’ideale oggettivo» (AL, n. 303).

    In altre parole, commenta Seifert, oltre a definire lo stato oggettivo di peccato grave come «non ancora pienamente l’ideale oggettivo», Amoris laetitia afferma che possiamo conoscere con «una certa sicurezza morale» che Dio stesso ci chiede di commettere atti intrinsecamente cattivi, come l’adulterio o l’omosessualità attiva. Il filosofo austriaco pone a questo punto la sua domanda:

    «Io chiedo: partendo da questo presupposto, la pura logica non può non farci chiedere:Se solo un caso di atto intrinsecamente immorale può essere permesso e persino voluto da Dio, ciò non si deve applicare a tutti gli atti considerati intrinsecamente errati’? Se è vero che Dio può desiderare che una coppia adultera viva in adulterio, non dovrà allora essere riformulato anche il comandamento ‘Non commettere adulterio!’(…) Non dovranno pertanto cadere anche gli altri 9 comandamenti, Humanae Vitae, Evangelium Vitae e tutti i documenti passati, presenti o futuri della Chiesa, i dogmi o i concili, che insegnano l’esistenza di atti intrinsecamente errati?(…) Non dovrebbero allora, per pura logica, essere buoni e lodevoli a causa della complessità di una situazione concreta, l’eutanasia, il suicidio o assistenza ad esso, bugie, furti, spergiuri, negazioni o tradimenti di Cristo, come quello di San Pietro o l’omicidio, in alcune circostanze e dopo un adeguato ‘discernimento’?».

    Segue a questo punto la supplica a papa Francesco: «Voglio supplicare il nostro supremo Padre spirituale sulla terra, il “dolce Cristo sulla terra”, come Santa Caterina da Siena chiamò uno dei Papi, sotto il cui regno aveva vissuto, mentre lo criticava fieramente (…) di ritrattare tale affermazione. Se le sue conseguenze logiche portano con ferrea rigidità a nient’altro che a una totale distruzione degli insegnamenti morali della Chiesa cattolica, il “dolce Cristo sulla Terra” non dovrebbe ritrattare l’affermazione per proprio conto? Se la citata tesi conduce con logica conseguenzialità al rifiuto di atti che devono essere considerati intrinsecamente moralmente sbagliati, in qualsiasi circostanza e in tutte le situazioni, e se questa affermazione distruggerà, dopo Familiaris Consortio e Veritatis Splendor, anche Humanae Vitae e molti altri insegnamenti della Chiesa solenne, non dovrebbe essere revocata? (…) E non dovrebbe ogni cardinale e vescovo, ogni prete, monaco o la Vergine consacrata e tutti i laici della Chiesa, dimostrare il più vivo interesse per questo e sottoscrivere questo appello appassionato di un umile laico, un semplice professore di filosofia e (tra le altre materie) anche di Logica?».

    Non c’è stata nessuna risposta alla questione sollevata dal prof. Seifert. Il comunicato dell’arcidiocesi di Granada si limita ad affermare che la posizione del filosofo «danneggia la comunione della Chiesa, confonde la fede dei fedeli e suscita sfiducia nel successore di Pietro, il che, alla fine, non serve alla verità della fede, ma agli interessi del mondo».

    La diocesi di Granada aggiunge di «aver fatto proprio, fin dal primo momento, la applicazione del testo pontificio preparata dai vescovi della Regione di Buenos Aires», ovvero di seguire le linee guida dei presuli argentini che nel loro documento, approvato da papa Francesco, consentono agli adulteri l’accesso alla comunione.

    L’atteggiamento dell’arcivescovo di Granada si riassume in quel divieto di fare domande, che secondo il filosofo Eric Voegelin, è la caratteristica dei regimi totalitari. Con lo stesso criterio sono stati eliminati dalla Pontificia Accademia per la Vita tutti i cattolici fedeli all’ortodossia della Chiesa, a cominciare dallo stesso Seifert, i docenti più ortodossi vengono espulsi dalle scuole e dalle università cattoliche, i sacerdoti fedeli alla Tradizione vengono trasferiti dalle loro parrocchie e in alcuni casi sospesi a divinis.

    Il caso #Seifert: chi si separa dalla Chiesa? #corrispondenzaromana #chiesacattolica #amorislaetitia
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    Che cosa accadrà ai cardinali se e quando giungerà la loro correctio fraterna? Questa logica repressiva apre lo scisma nella Chiesa. L’unico argomento che i fanatici della Amoris laetitia sono in grado di sollevare contro i critici di questo documento è quello, debolissimo, della “rottura della comunione”. Ma coloro che sollevano obiezioni sull’Esortazione pontificia, si richiamano alla dottrina immutabile della Chiesa e non hanno alcuna intenzione di uscire da essa. Se a causa della loro fedeltà al Magistero sono ufficialmente sanzionati, chi li sanziona compie un atto di auto-separazione da questo Magistero. Gli articoli del prof. Josef Seifert sono mossi dall’amore per la Chiesa e soprattutto per la Verità. Il vescovo che lo punisce si separa dalla legge naturale e divina che proibisce l’adulterio, l’omicidio ed altri peccati gravi, senza eccezioni o compromessi. Accusandolo di rompere l’unità con il Papa, il prelato manifesta l’esistenza di un magistero di papa Francesco incompatibile con il Magistero della Chiesa di sempre. Mons. Martínez Fernández ha punito il prof. Seifert perché chiedeva al Papa, con tono umile e rispettoso, di ritrattare un’affermazione che conduce all’adulterio e alla dissoluzione della morale.

    Dunque nella diocesi di Granada, come in quelle di Malta e dell’Argentina e in tanti altri luoghi della Cristianità, per essere in comunione con papa Francesco bisogna ammettere, almeno in certe occasioni, la liceità dell’adulterio e di altre trasgressioni della legge morale. Papa Francesco è il successore di Pietro, ma Nostro Signore non dice: chi mi ama deve seguire ciecamente il successore di Pietro. Dice invece: «chi mi ama accoglie i miei comandamenti e li osserva» (Gv 14, 15-21). Se il Supremo Pastore dovesse discostarsi dai comandamenti divini ed invitare il gregge a seguirlo, i fedeli dovrebbero allontanarsi da lui, perché «bisogna obbedire a Dio prima che agli uomini» (Atti 5, 29). Se per essere in comunione con papa Francesco si è costretti ad abbracciare l’errore, chi vuole permanere nella verità di Cristo, è obbligato a separarsi da papa Francesco. È questo che pubblicamente afferma mons. Martínez Fernández, arcivescovo di Granada. (Roberto de Mattei)

    chiesa cattolica

  11. Fred, totalmente de acuerdo. Gracias por tu valiosa aportación. Describes los hechos a la perfección y valoras el alcance demoledor de ellos. Aún así muchos no se enteran o hacen como que no se enteran o no se quieren enterar. Otros incurren en el grave pecado de papolatría, que es pernicioso, pues coloca al papa, que es un mero siervo de los siervos de Dios, por encima de Jesucristo y su palabra divina interpretada por el magisterio continuo y coherente, a diferencia de lo de ahora, que no es magisterio por ser discontinuo e incoherente.

  12. Scintilla: lo que usted dice, es falso. Las dudas sobre el Papa las ha sembrado él mismo al publicar la AL, al no responder a los Dubia, y al no hacer ningún caso las miles de personas que le han pedido que rectifique.
    ¿Corrección fraterna? no me venga con milongas; muchísima gente -de forma privada y pública- ha pedido rectificación y el Papa no les ha hecho ningún caso.
    El texto que Seifert ha pedido rectificación al Papa, es un texto escandaloso que, como bien dice Pierantoni, es suficiente para acusar de herejía a cualquiera. (Dios pidiendo a los hombres que cometan pecados). Sin embargo el texto de Seifert es -a mi entender- demasiado humilde, al pedir al Papa que reflexione sobre la gravedad del texto, puesto que todos sabemos que el Papa ni va a reflexionar ni va a rectificar.
    Cada día se hace más urgente la corrección formal del Papa, porque la bomba atómica del relativismo de AL, contra las enseñanzas de Cristo ya está activada, y hay que desactivarla antes de que cause más daño.

  13. Con todo respeto, es evidente que existe un cisma, dos Iglesias, pero no se trata de un cisma «tradicional» de autoridad sino de un cisma moral, sacramental, ahorita se puede «elegir» dónde -en un confesionario- un acto es bueno y dónde es malo. El centro de ese cisma está en el hecho concreto en la afirmación que el pecado puede serlo en una Diócesis y no serlo en otra. Que se puede acceder a la Eucaristía sin dejar el pecado en una Diócesis y no en otra. Eso es lo que habían pedido que sea reconocido por algunos Obispos alemanes que lo hicieron para convalidar lo que ya estaba sucediendo y que temían que la tortilla se les diera vuelta y no pudieran explicarle a los fieles que habían cometido un error. En este caso los hechos fueron anteriores a AL y la Autoridad no pudo o no supo o no quiso poner orden y definir claramente el tema. La Doctrina y el Magisterio en la tierra están partidos y hay un cisma moral.

  14. Bueno Seifert tiene su propio estilo. No es un Echenique, que es mucho más directo. Pero lo que dice es incuestionable. Amoris 303 es una bomba, que está destruyendo todo. La prueba de ello es que ya se quiere aplicar a la Humanae Vitae, no sólo para introducir la píldora católica, previo acompañamiento y discernimiento, sino para separar los aspectos unitivo y procreador del acto conyugal, con lo que, indirectamente, se aprueban y bendicen las relaciones prematrimoniales y extramatrimoniales, incluídas las homosex. No es Seifert quien se separa de la Iglesia, pues mantiene la doctrina de siempre. Son el propio Francisco, que no corrige la bomba del 303, y el Martínez, que ya ha sido bombeado sin haberse enterado. O quizás sí.

  15. El arzobispo de Granada no ha despedido al señor Seifert por ortodoxo, sino por sembrar dudas sobre la del papa. El otro día leíamos el evangelio de la corrección fraterna. ¿Mandó su artículo Seifert antes de publicarlo al papa? ¿Se lo envió a don Francisco? Su cristiana obligación era. Creo que el filósofo chileno ha advertido esta lesa cristiandad e ingenuamente, como dice del arzobispo de Granada, nos propone leer benévolamente la actitud desde la que ha escrito Seifert su artículo, una modestia y humildad que parecen orgullosas desde el título, para que el papa reflexione. Pero si no te dicen ladrón, y sugieren como conclusión a extraer, como quien te propone adivinar qué líquido blanco se vende en tetrabrik en el súper, que has sustraído sin el permiso de su legitimísimo dueño desde tiempo inmemorial la más valiosísima y preciadísima pieza de su inigualable patrimonio con toda clase de intención malévola cercana a una violencia que no se produjo pero que casi y que además… Mejor hubiera sido ladrón. La fama padece menos que cuando lo explican para evitar el código penal. O sus palmeros.

  16. Los psicólogos encargados de contratar personal para un colegio del Opus me descartaron por «demasiado» católico. Recuerdo, de esto hace años, que algunas de las respuestas que daba a preguntas relacionadas con la familia, los hijos etc., acordes con la tradición, parecían incluso que molestaban a la entrevistadora. Cuando menos, el tono de su reacción se tornaba muy irónico.

  17. ¿Por qué no se encomendaría antes a Dios al tomar una decisión tan grave? Monseñor Martínez, a quien siempre consideré un obispo inteligente me ha demostrado usted con esta intervención que me había equivocado en mi apreciación. Monseñor, rectifique y readmita al profesor Josef Seifert en la Academia si no quiere pasar a la historia como uno de los obispos que contribuyeron a la división de la Iglesia.

  18. La ortodoxia cada vez más perseguida; la heterodoxia cada vez más impulsada, propiciada, premiada. Yo confío en que, del mismo modo que tantos protestantes vienen a la Iglesia Católica porque su ánima y su mente son católicas, los protestantes que cohabitan en la Iglesia Católica se marchen con los suyos y dejen que los católicos sigamos siendo católicos. Lo diabólico es el intento de tantos de transformarnos a todos en protestantes desnaturalizando la Iglesia Católica.

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