También en el campo laico y progresista están los que critican a Francisco

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El papa Francisco es demasiado brusco con los cardenales de la Iglesia. Basta ver cómo ha despedido a Gerhard Ludwig Müller, el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Mientras que con los «cardenales» del pensamiento laico es ostensiblemente amistoso y cómplice. Prueba de ello son las «lágrimas conmovedoras» del fundador de «Repubblica», Eugenio Scalfari, al término de su enésima entrevista en Santa Marta, querida por Francisco también para continuar una anterior discusión sobre una audaz hipótesis surgida del mismo Papa y asumida de este modo por Scalfari: «Dentro de algunos milenios nuestra especie humana se extinguirá y las almas se fusionarán con Dios».

Un efecto de este doble registro de conducta es la elevada popularidad de la que goza Francisco en la opinión pública laica mundial, que ve en él lo que le gusta.

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Pero a este consenso general no le faltan voces disonantes. Raras pero significativas. Una de éstas es la del profesor Gian Enrico Rusconi (en la foto).

Rusconi ha expresado sus críticas en un libro publicado este año en Italia con el título: «La teologia narrativa di papa Francesco«, editado por Laterza.

Rusconi es profesor emérito de Ciencias Políticas en la Universidad de Turín. Luego de una juvenil formación católica se distanció de la Iglesia, pero manteniendo y alimentando una sólida competencia teológica. Es especialista en historia y cultura de la Alemania del siglo XX y está cercano a las posiciones de la Escuela filosófica de Frankfurt, en particular a Adorno, Horkheimer, Habermas y a su visión de la religión. Es un columnista destacado del diario «La Stampa».

Son al menos tres las críticas que Rusconi dirige a Francisco. Y son sustancialmente compartidas por otro pensador laico italiano, Pierfrancesco Stagi, profesor de Filosofía Moral en la Universidad de Turín y él también especialista en filosofía alemana.

Stagi reseñó el libro de Rusconi en las revistas «Teologia e filosofia«, publicada por Edizioni Scientifiche Italiane, y «Nuovo Giornale di Filosofia della Religione«, de la cual es director en nombre de la Associazione Italiana di Filosofia della Religione [Asociación Italiana de Filosofía de la Religión].

A continuación se reproducen tres pasajes de esta recensión suya.

Un dato que no hay que descuidar es que tanto Rusconi como Stagi se sitúan en el campo progresista, lo cual hace todavía más significativas sus críticas al papa Jorge Mario Bergoglio.

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1. UNA NARRACIÓN QUE SIEMBRA «DUDAS»

«Francesco no enseña más como hacía el profesor Ratzinger, sino que cuenta, narra episodios y los comenta. Una ‘teologia narrativa’, según la significativa definición de Rusconi: ‘Bergoglio intenta reactualizar, mediante una teología narrativa, los hechos bíblicos y evangélicos, presentándolos como si fuesen eventos del diario de hoy’. Una hermenéutica similar, sin embargo, que se basa en discursos poéticos y alusivos, en continuos descartes semánticos, por los cuales rara vez un mismo término define un marco preciso y estable de referencia, crea no pocas ‘dudas’, que no sólo diligentes cuanto refractarios cardenales, pero también filósofos de la religión, laicos como Rusconi (y el suscrito) no pueden dejar de subrayar, porque corren el riesgo de socavar el proyecto de reforma de Bergoglio. Existe el riesgo que él deje el campo libre a improvisadores de la palabra, que abren y siembran más ‘dudas’ que lo que aclaran. En este camino ciertamente Bergoglio deberá en los próximos años abandonar los prudentes formatos jesuíticos y asumir un tono ‘menos elusivamente cauto’ y más directo para definir las principales categorías de una reforma de la dogmática católica y más en general de la Iglesia».

2. EL MITO DEL PUEBLO, CONTRA LAS OLIGARQUÍAS

«Francisco posee una simpatía natural por el pueblo, el pueblo constituido por la gente común, por las masas indigentes, que se opone al exceso de poder de las oligarquías. Francisco muestra fastidio hacia la acepción negativa del populismo, totalmente europea, porque vive desde siempre la otra dimensión, totalmente positiva, del populismo sudamericano, como cercanía al sentir natural y, en consecuencia, siempre bueno del pueblo, el cual sigue ‘naturaliter’ el mensaje cristiano frente a las oligarquías egoístas y explotadoras. Más que oportuna es la discusión de Rusconi con los teólogos del populismo sudamericano: Rafael Tello y Juan Carlos Scanone. De ellos toma Bergoglio la convicción que para superar la crisis espiritual de nuestro tiempo es necesario antes superar las paradojas del contraste entre el pueblo y las oligarquías, según un modelo que lo acerca de todos modos al populismo europeo y norteamericano, aunque desde la otra parte de la barricada respecto al conservadorismo liberal, es decir, desde la parte del ‘pueblo’ contra las oligarquías económicas, sociales e incluso jerárquico-religiosas».

3. UNA MISERICORDIA QUE OLVIDA EL PECADO

«Otra contradicción que Rusconi lee en el papado de Francisco es la alusión exclusiva a la misericordia, dejando en la sombra la problemática ontológica del pecado. En el relato de la expulsión del paraíso y del pecado original de Adán y Eva, Francisco pone su atención casi exclusivamente en la donación gratuita y en la amistad que Dios ofrece a los dos progenitores, sin aclarar las circunstancias y las motivaciones de su prohibición originaria de no comer del árbol del conocimiento del bien y del mal y sin siquiera aclarar por qué de esta falta originaria del hombre debe brotar una sucesión trágica de sufrimientos, enfermedades y muertes que culmina en el sacrificio expiatorio por excelencia: la muerte del Hijo de Dios en la cruz. Con razón Rusconi muestra cómo la necesidad de esta expiación infinita, de este continuo sucederse también hoy – después del sacrificio redentor – de lutos y sufrimientos inauditos, no se explica en la teología misericordiosa del papa Francisco y tampoco en el fondo de Ratzinger, ambas tesis criticando la tesis de la expiación infinita de Anselmo de Aosta, y no llega a salir de la paradoja del por qué todavía no parece que finalizara el dolor y el sufrimiento, en una cadena infinita de dramas que la tragedia de Cristo no parece en absoluto haber resuelto o hecho más lenta, sino más bien aumentado e incentivado. Es el enigma de la ‘teodicea’, que al menos desde Leibniz en adelante ha signado la filosofía y la teología moderna, pero que no parece detenerse, más aún, recuerda Rusconi, parece cada vez más actual, y precisamente en esos ambientes laicos que pensaban ya haber dejado atrás las complejas y a veces capciosas argumentaciones sobre la justicia de Dios».

Comentarios
6 comentarios en “También en el campo laico y progresista están los que critican a Francisco
  1. En apoyo de Sandro Magister la opinión de otro laico amigo de Benedicto: «En la entrevista de Pera del 10 de julio, prosiguió diciendo que cree que el Papa no está preocupado por la salvación de las almas, sino sólo por el bienestar social y el bienestar, y argumentó que si Europa siguiera la posición del Papa, suicidio. «El Papa refleja todos los prejuicios de Sudamérica contra América del Norte, contra el libre mercado, la libertad y el capitalismo», agregó Pera.»

  2. Sandro se cree que somos ignorantes todos.
    Rusconi es laico, sí. Y también es un germanista que justifica las ideologias nazis y reinterpreta sus actos.
    Rusconi es laico sí. Pero no representa a la laicidad de la Iglesia.
    Rusconi es laico sí. Y tambien es ateo declarado y militante.
    Si un conspirador contumaz cono Sandrino, solo encuentra a este laico como intelectual enfrentado al Papa (y mira que Sandrino es contumaz en su persecución a Francisco) es que los laicos respaldan al papa.
    ¿Sandrino a quién sirves?

  3. Sandro no presenta una crítica del progresismo de la Iglesia a Bergoglio, los mencionados no son cardenales, ni obispos, ni sacerdotes, ni profesores de universidades católicas, ni los poderosos del mundo, además, siempre puede haber algunas críticas en el pensamiento único, por otra parte, Bergoglio se muestra mucho más progresista que estos críticos y, por lo tanto, mucho menos católico. De Bergoglio no se debe decir que debe o se verá obligado a hacer nada porque como dictador populista de la nueva iglesia decide arbitrariamente pero en definitiva en contra de la religión católica tradicional y a favor de su dios no católico. Por otra parte, no existen dos populismos diferentes, el europeo y el latinoamericano sino que ambos tienen la misma matriz de ideas y de conductas y el populismo europeo existe pero es menor percibido por quienes lo padecen, lo votan o lo cultivan porque tiene buenos modales pero no buena política, moral o religión.

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