Todo lo que se sabe -y lo único que se sabe-, a nivel oficial del acuerdo firmado hoy, 22 de septiembre, en Pekín, entre la Santa Sede y China, es que «está relacionado con el nombramiento de los obispos», que es «provisional» y que «prevé valoraciones periódicas sobre su implementación».
Ni una palabra más sobre su contenido.
Han firmado el acuerdo: en nombre de la Santa Sede, el subsecretario para las relaciones con los Estados, Antoine Camilleri, y en nombre de China el viceministro de Asuntos Exteriores, Wang Chao.
El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado vaticano, ha añadido después, en una declaración, que para la Santa Sede el acuerdo tiene «un objetivo pastoral» y responde a la necesidad de tener pastores «que sean reconocidos por el sucesor de Pedro y por las legítimas autoridades civiles de su país».
Lo que no se ha dicho es que quienes elegirán a los futuros pastores serán siempre, en primer lugar, las autoridades chinas; al Papa sólo se le ha concedido un débil derecho de veto de los probables candidatos que no sean de su agrado.
En este sentido, el acuerdo puede ser justamente definido como un acuerdo «histórico», porque marca una clamorosa inversión de ruta en el recorrido que la Iglesia católica ha llevado a cabo durante siglos de historia para librarse de la sumisión a los poderes políticos, sobre todo en lo que atañe a la «investidura» de sus pastores.
Para empezar, el Papa Francisco ha puesto en práctica el acuerdo a partir del día de su firma, exonerando de la excomunión a siete obispos «oficiales» nombrados por el régimen y que hasta ayer no habían sido nunca reconocidos por la Santa Sede; un par de ellos tienen amante e hijos.
Bueno, en realidad no son siete, sino ocho, porque Francisco ha liberado de la excomunión también a otro obispo «fallecido el 4 de enero de 2017, y que antes de morir había expresado el deseo de reconciliarse con la sede apostólica».
Además, a uno de estos obispos amnistiados, Guo Jincai, que es también secretario de la pseudo conferencia episcopal sometida al régimen, se le ha asignado la nueva diócesis de Chengde, instituida “motu proprio” en 2010 por las autoridades chinas y ahora también reconocida por la Santa Sede.
He aquí los comunicados oficiales del acuerdo en italiano, inglés y chino:
> Comunicato circa la firma di una accordo provvisorio…
> Nota informativa sulla Chiesa cattolica in Cina
> Erezione della diocesi di Chengde
El comentario, en italiano, del cardenal secretario de Estado:
> Cardinale Parolin: il papa affida ai cattolici cinesi l’impegno per la riconciliazione
Y la declaración del director de la sala de prensa vaticana:
> Greg Burke: obiettivo pastorale, non politico
Por favor, cambien ese mapa de China confeccionado por los comunistas. Aparece en rojo Taiwán, como si ya nos hubieran conquistado. Pero todavía existimos como nación distinta y nosotros sí que tenemos relaciones diplomáticas con el Vaticano así como una conferencia episcopal legítima.