“¡Sí, vengo pronto!”. Esas palabras que cantan la verdad de la Navidad

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En los días que preceden a la Navidad, en la oración de Vísperas del rito romano, se cantan siete antífonas, una por día, cuyas iniciales forman un acróstico el cual nos dice que sí, la Navidad no es una fábula, es la verdadera natividad de Dios entre los hombres, en el niño de nombre Jesús.

Como en el final del libro del Apocalipsis “el Espíritu y la esposa”, la Iglesia, dicen al Señor Jesús: “¡Ven!”, y él responde: “¡Sí, vengo pronto!”, lo mismo sucede en estos últimos días de Adviento. Las dos palabras latinas que las iniciales de las siete antífonas componen gradualmente son: “Ero cras”. “Mañana estaré allí”. Mañana, cuando con las vísperas comenzará la noche del nacimiento de Jesús.

En la ilustración líneas arriba se reproduce la primera de estas siete antífonas, con su notación musical. Al comienzo de cada antífona, en ese orden diario, Jesús es invocado como Sabiduría, Señor, Raíz, Llave, Sol, Rey, Emmanuel. En latín: Sapientia, Adonai, Radix, Clavis, Oriens, Rex, Emmanuel.

Leídas a partir de la última, las iniciales latinas de esas palabras forman, justamente, el acróstico: «Ero cras».

Son antífonas muy antiguas. Remiten al tiempo del papa Gregorio Magno, alrededor del 600 d.C. Se inspiran en textos del Antiguo Testamento y, las últimas, también del Nuevo.

Aquí a continuación presentamos sus textos originales y traducidos, con mayúscula las invocaciones cuyas iniciales forman el acróstico «Ero cras» y, entre paréntesis, las principales referencias al Antiguo y al Nuevo Testamento:

Es la Feliz Navidad de Settimo Cielo para sus lectores. La Navidad de Aqué que “por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo”.

*

I

O SAPIENTIA, quae ex ore Altissimi prodiisti,
attingens a fine usque ad finem fortiter suaviterque disponens omnia:
veni ad docendum nos viam prudentiae.

Oh Sabiduría que sales de la boca del Altísimo (Eclesiástico 24, 3),
te extiendes hasta los confines del mundo y dispones todo con suavidad y firmeza (Sabiduría 8, 1):
ven a enseñarnos el camino de la prudencia (Proverbios 9, 6).

II

O ADONAI, dux domus Israel,
qui Moysi in igne flammae rubi apparuisti, et in Sina legem dedisti:
veni ad redimendum nos in brachio extenso.

Oh Señor (Éxodo 6, 2 Vulgata), guía de la casa de Israel,
que apareciste ante Moisés en la zarza ardiente (Éxodo 3, 2) y en el Monte Sinaí le diste la Ley (Éxodo 20):
ven a liberarnos con brazo poderoso (Éxodo 15, 12-13).

III

O RADIX Iesse, qui stas in signum populorum,
super quem continebunt reges os suum, quem gentes deprecabuntur:
veni ad liberandum nos, iam noli tardare.

Oh Raíz de Jesé, que te elevas como bandera de los pueblos (Isaías 11, 10),
callan ante ti los reyes de la tierra (Isaías 52, 15) y las naciones te invocan:
ven a liberarnos, no tardes (Habacuc 2, 3).

IV

O CLAVIS David et sceptrum domus Israel,
qui aperis, et nemo claudit; claudis, et nemo aperit:
veni et educ vinctum de domo carceris, sedentem in tenebris et umbra mortis.

Oh Llave de David (Isaías 22, 22), cetro de la casa de Israel (Génesis 49, 10),
que abres y nadie puede cerrar; que cierras y nadie puede abrir:
ven, libera de la cárcel al hombre prisionero, que yace en tinieblas y en sombras de muerte (Salmo 107, 10.14).

V

O ORIENS, splendor lucis aeternae et sol iustitiae:
veni et illumina sedentes in tenebris et umbra mortis.

Oh Sol que naces de lo alto (Zacarías 3, 8; Jeremías 23, 5), esplendor de la luz eterna (Sabiduría 7, 26) y sol de justicia (Malaquías 3, 20):
ven e ilumina a quien yace en tinieblas y en sombras de muerte (Isaías 9, 1; Evangelio según san Lucas 1, 79).

VI

O REX gentium et desideratus earum,
lapis angularis qui facis utraque unum:
veni et salva hominem quem de limo formasti.

Oh Rey de los gentiles (Jeremías 10, 7), esperado por todas las naciones (Ageo 2, 7), piedra angular (Isaías 28, 16) que reúnes en uno a judíos y paganos (Epístola a los Efesios 2, 14):
ven y salva al hombre que has creado usando el polvo de la tierra (Génesis 2, 7).

VII

O EMMANUEL, rex et legifer noster,
expectatio gentium et salvator earum:
veni ad salvandum nos, Dominus Deus noster.

Oh Emmanuel (Isaías 7, 14), nuestro rey y legislador (Isaías 33, 22),
esperanza y salvación de los pueblos (Génesis 49, 10; Evangelio según san Juan 4, 42):
ven a salvarnos, oh Señor Dios nuestro (Isaías 37, 20).

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