«Sí» o «no» para mí están a la par. En Florencia, «Amoris laetitia» funciona así

|

La de los obispos de Malta es sólo la última de las instrucciones que algunos obispos han entregado a sus respectivas diócesis, sobre cómo interpretar y poner en práctica «Amoris laetitia».

Instrucciones con frecuencia contradictorias entre ellas, razón por la cual en una diócesis se admite la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar y que viven «more uxorio» [como esposo y esposa], mientras que no se la admite en otra diócesis quizás vecina o próxima.

Pero hay más todavía. Sucede inclusive que en algunas diócesis se admite oficialmente tanto el «sí» como el «no», los dos juntos.

Éste es el caso, por ejemplo, de la arquidiócesis de Florencia.

Aquí el arzobispo, el cardenal Giuseppe Betori, hizo recorrer un «camino diocesano de formación» para instruir a los sacerdotes y fieles sobre la correcta lectura de «Amoris laetitia».

En la primera etapa del recorrido, el pasado 8 de octubre, para una introducción general al documento del papa Francisco, Betori llamó al cardenal Ennio Antonelli, su predecesor como arzobispo de Florencia y luego presidente, desde el 2008 al 2012, del Pontificio Consejo para la Familia, toda una autoridad en la materia.

Antonelli dictó instrucciones en perfecta continuidad con el magisterio de los Papas anteriores, en consecuencia, excluyendo la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar y que viven «more uxorio». Y mantuvo firme esta prohibición, a pesar que pocos días antes, en Roma, el cardenal vicario Agostino Vallini había dado vía libre a la comunión, con la aprobación de Francisco:

> En Roma sí, en Florencia no. He aquí cómo «Amoris laetitia» divide a la Iglesia

Después de esto, una vez al mes, Betori ha llamado y está llamando a otros expositores, para que uno tras otro expliquen los distintos capítulos de «Amoris laetitia».

¿Pero a quién confiará, el 25 de marzo, la tarea de dictar las líneas-guía para la interpretación del capítulo octavo, el más controvertido [de todos]?

A monseñor Basilio Petrà, presidente de los teólogos moralistas italianos, es decir, a uno de los más fervientes partidarios del vía libre para la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar.

En un amplio comentario a la exhortación sinodal, publicado el pasado mes de abril en la revista «Il Regno«, Petrà incluso excluyó como «no necesario» el confiarse al sacerdote y al fuero interno sacramental, es decir, a la confesión, para «discernir» si un divorciado que se ha vuelto a casar puede recibir la comunión.

Escribió:

«El fiel iluminado podría llegar a la decisión que en su caso no existe la necesidad de la confesión».

Y lo explicó:

«Es [en efecto] totalmente posible que una persona no tenga la adecuada conciencia moral y/o no tenga libertad para obrar en forma distinta y que, aún haciendo algo considerado objetivamente grave, no cometa un pecado grave en sentido moral y, en consecuencia, no tenga la obligación de confesarse para acceder a la Eucaristía. ‘Amoris laetitia’, en el n. 301, alude claramente a esta doctrina».

Es como decir: cada uno es libre de obrar por sí, por más «iluminado» o inconsciente que sea.

Para el 25 de marzo faltan un par de meses. De aquí hasta entonces para el clero y los fieles de Florencia debería seguir teniendo valor el «no» dictado y argumentado por el cardenal Antonelli.

Pero después del 25 de marzo también el «sí» tendrá valor oficial. En la misma diócesis. ¿Quién se sorprende si después surgen «dubia» respecto a la claridad de «Amoris laetitia»?

Comentarios
4 comentarios en “«Sí» o «no» para mí están a la par. En Florencia, «Amoris laetitia» funciona así
  1. Se lee más arriba que si una persona cualquiera: «no tenga la adecuada conciencia moral y/o no tenga libertad para obrar en forma distinta». Son dos supuestos muy diversos. No tener la adecuada conciencia moral es una creación literaria, muy linda pero literaria. Si la persona que se casó por Iglesia no tenía la adecuada conciencia moral es verdaderamente un irresponsable y el que lo casó peor. Ahí cabe perfectamente el proceso de nulidad matrimonial. Pero eso desde lo jurídico. Lo peor es que si una persona no tiene la adecuada conciencia moral no puede acceder a la eucaristía porque no sabe lo que está haciendo, para qué quiere un inconsciente acceder a la eucaristía……la respuesta la dejo a su imaginación. El otro aspecto no tener libertad para obrar en forma distinta, es inexistente. Uno de los dones más importantes que hemos recibido de Dios gratuitamente y sin merecimiento alguno es la libertad, no hay acto verdaderamente humano que no sea libre. San Agustín enseñó que el que te creó sin ti no te va a salvar si ti. Vean el ejemplo de los Macabeos o de todos los mártires que se negaron a renegar de su fe. Si no actúa libremente la persona tampoco está en condiciones de acceder a la comunión. No se puede ser libre para una acto sacramental y no serlo para un acto meramente humano. Ahora la pregunta definitiva: ese criterio expuesto en la nota es aplicable a todos los sacramentos, por ejemplo se puede ordenar sacerdote a quien «no tenga la adecuada conciencia moral y/o no tenga libertad para obrar en forma distinta ?», ese criterio se aplica a todos los pecados mortales y a todos los delitos ?. Me parece que de un capricho están abriendo puertas que no tienen autoridad para abrir. Además esa frase no tiene ninguna justificación teológica, se dispone algo que carece de fundamento alguno, es una opinión, pero además sin fundamento alguno en la palabra de Dios. No se atreven a decir estro es lo que Dios quiera para la salvación del hombre, lo dejan arteramente en el plano humano. Pobres los confesores convertidos en discernidores.

  2. En realidad hay dos iglesias: 1 – la de Cristo que enseña: “si, si, no, no, lo ademas viene del maligno”; de los valores inegociables , que exige guardar practicar los mandamentos si Lo amamos; renunciar a nosotros mismos para hacer la voluntad del Padre ( Su reino no es deste mundo)
    2 – la iglesia de los progre cuyo cabeza visible es Francisco: en la cual ni todo es blanco o negro, en donde hay gradualidad en la ley; los mandamentos son piedras muertas, el Evngelio practicado o no no condena a nadie y no somos obligados a ser fieles hasta el final ya que somos limitados y no se puede echar sobre una persona tremendo peso; no hay qualquer cosa de rígido; su iglesia existe para servir el hombre (bula del ano de la misericórdia), o sea su reino es temporal.
    Tenemos que elegir cual conviene a nuestra salvación.

  3. Quien es causa se la causa es causa del mal causado. Se está engañando a muchas almas. Durante 2000 años no se podía comulgar, salvo en continencia, y ahora sí. ¿ Todos los Papas anteriores estaban equivocados, incluído San Pedro ? La situación de cisma de hecho es patente. Su formalización no tardará, a la vista de cómo se precipitan los acontecimientos. Va a ser terrible y dolorosísimo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *