Los obispos de Filipinas abofeteados. Examinados y rechazados

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El jesuita de «La Civiltà Cattolica» Pierre de Charentenay recrimina a los obispos por su vigorosa oposición a las leyes sobre anticonceptivos, sobre el divorcio y sobre el matrimonio homosexual. Y el Papa no los defiende por Sandro Magister

ROMA, 27 de enero de 2015 – El impacto sobre la opinión pública mundial del viaje del papa Francisco a Filipinas ha sido sobrepasado por su desafortunada humorada sobre los «buenos católicos» que «no hacen como los conejos»: > Francesco, figli e conigli. Con un «Post scriptum» Pero también por el conjunto de sus discursos en los actos – tanto escritos como pronunciados en forma improvisada – poco se puede obtener sobre la especificidad de este único país de Asia en su gran mayoría católico: > Viaje apostólico 12-19 de enero de 2015 La Iglesia Católica de Filipinas fue noticia en el mundo por el rol de protagonista que tuvo en la pacífica revolución popular que en 1986 determinó el final del régimen de Ferdinand Marcos. Pero poco se ha estudiado sobre el antes y el después de ese acontecimiento. Pero para llenar este vacío de conocimiento y de información ha llegado un jesuita de rango: el francés Pierre de Charentenay, ex presidente del Centre Sèvres, el instituto de estudios superiores de la Compañía de Jesús en París, ex director desde el 2004 al 2012 de «Études», la revista de los jesuitas de Francia, y que desde el año pasado ha entrado a formar parte del colegio de escritores de «La Civiltà Cattolica», la revista de los jesuitas de Roma, impresa con el control previo de las autoridades vaticanas y dirigida por un hombre muy cercano al Papa, el padre Antonio Spadaro. En coincidencia con el viaje de Francisco, el padre de Charentenay ha publicado un libro sobre Filipinas, que el padre Federico Lombardi, cófrade del autor y director de la sala de prensa vaticana, aconsejó leer a los periodistas a punto de cubrir el acontecimiento, y que con mayor razón se presume ha sido leído por el mismo Jorge Mario Bergoglio: P. de Charentenay, «Les Philippines, archipel asiatique et catholique», Lessius Éditions, Namur, 2015. El libro se basa en el conocimiento directo que el padre de Charentenay tiene de Filipinas, donde se ha encontrado muchas veces a partir de 1982 y donde ha permanecido todo un año, en el 2013. Y en efecto se lee en un suspiro, por la riqueza y precisión de la reconstrucción histórica, por la agudeza de los análisis, por la agilidad de su escritura, como también por las muchas sorpresas que reserva al lector. Por ejemplo – se informa en algunos pasajes – golpea la sistematicidad con la que en Filipinas se concede el perdón público, incluida la gracia judicial, a quien ha sido anteriormente reconocido culpable incluso de graves delitos. De la misma manera es sorprendente también la descripción que hace el padre de Charentenay de la cárcel filipina más grande, que se asemeja a una inmensa aldea cercada y dentro de la cual los condenados se mueven y se organizan en relativa libertad. En este sentido, habría sido interesante saber cómo el papa Francisco conjuga esta praxis típicamente filipina de la clemencia y del perdón con la misericordia», la cual es el rasgo saliente de su pontificado. Otro capítulo del libro y de gran interés es aquél en el que el padre de Charentenay reconstruye el reciente conflicto entre los obispos y el gobierno, respecto a la ley sobre anticoncepción. El autor no es neutral. Toma partido claramente por el presidente «católico» Noynoy Aquino y por el gobierno, que han querido y aprobado la ley. Hace consideraciones análogas a propósito de otras controversias a punto de explotar en ese país, desde el divorcio al aborto y a los matrimonios homosexuales. Acusa a los obispos de ser cerrados y atrasados, no sólo respecto a las orientaciones de la modernidad sino también respecto a las solicitaciones de Francisco. Escribe: «La frase del papa Francisco – ‘No podemos insistir sólo sobre las cuestiones vinculadas al aborto, al matrimonio homosexual y al uso de métodos anticonceptivos. Esto no es posible. De estas cosas no es necesario hablar fuera de contexto, y no continuamente’ – ha interpelado mucho a los obispos y a la opinión pública. Pero la Conferencia Episcopal filipina ha mantenido firme su oposición por razones de principio». Aquí habría sido interesante entender cómo el papa Bergoglio conjuga su abierta valoración de las conferencias episcopales con la clamorosa retractación de la línea de acción de los obispos filipinos por parte de un acreditado escritor de la acreditada «La Civiltà Cattolica». A continuación presentamos dos extractos del libro del padre de Charentenay. __________ UNA LEY SOBRE LA ANTICONCEPCIÓN (pp. 158-162) Si la Iglesia estuvo muy implicada en el derrocamiento de la dictadura, su batalla cambió de objetivo luego del 2010, cuando el presidente Noynoy Aquino quiso relanzar el proyecto de una ley sobre la anticoncepción y la educación sexual. Este proyecto de ley sobre salud reproductiva, llamada Reproductive Health Bill [Ley de Salud Reproductiva] o RH Bill, había quedado parada en el Congreso durante 14 años. Finalmente fue votado en diciembre del 2012. […] El proyecto de ley fue impugnado el 18 de junio del 2013 frente a la Corte Suprema, que […] ha dudado durante mucho tiempo. Ella estaba bajo la presión de la Iglesia Católica, contraria a esta ley. Pero sabía también que debía tener en cuenta el nuevo clima de una sociedad convertida en moderna y pluralista. […] El primer argumento de discusión se refiere a la separación entre la religión y la decisión política. Es claro que la Iglesia, hablando a los cristianos y a la opinión pública, insiste sobre cuestiones importantes: el valor de la vida, la dignidad humana, una cierta visión del mundo. Su principal argumento es en todo caso religioso. Pero en la sociedad actual en Filipinas no se puede suponer que todos son cristianos. Existe una diversidad de opiniones que impide la imposición de una ley cristiana, del mismo modo que impediría la imposición de la sharia en Malasia o en Indonesia, o en el sur de Mindanao. […] Este razonamiento no es comprendido por la Iglesia Católica, la cual se asombra por el hecho que un presidente católico quiera hacer aprobar una ley de ese tipo […] El segundo argumento de discusión se refiere a las consecuencias políticas de un proyecto de ley de ese tipo. […] El proyecto RH Bill fue concebido para ayudar a las poblaciones pobres y permitirles tener acceso a la anticoncepción que las clases medias y los ricos ya utilizan. Los grupos sociales no tienen las mismas posibilidades sobre este punto. El proyecto RH Bill responde entonces a una cuestión de justicia que mueve al gobierno a favor de estas poblaciones pobres. Esto responde también a la voluntad de evitar la utilización del aborto como método anticonceptivo. […] En la discusión, la Iglesia Católica no menciona nunca la multiplicación de los abortos, realidad decididamente más grave que la anticoncepción que ella combate. Las dos cosas están vinculadas, porque el aborto es el medio para evitar los nacimientos, cuando no se utiliza la anticoncepción. El peor mal sigue al mal menor. Otro elemento de desacuerdo entre la Iglesia y el gobierno conduce a las perspectivas a largo plazo del país, respecto a la población, el ambiente y el desarrollo. Con 100 millones de habitantes, la densidad de población es ya de más de 300 habitantes por kilómetro cuadrado, la cual es una densidad muy fuerte en un país que ya destruyó una gran parte de sus recursos naturales y que está golpeado por numerosas catástrofes naturales. Se debe hacer un esfuerzo para controlar el aumento de población. Con el proyecto RH Bill, el poder político quiere limitar el crecimiento de la población y promover una real calidad de vida en un ambiente más protegido. En este sentido, el proyecto RH Bill parece ser un proyecto de ley pro-vita, tanto en la calidad de vida como en su política anti-aborto. […] La Iglesia ha respondido a estas argumentaciones con una hiperactividad mediática o pastoral para condenar el proyecto. El hecho es que detrás de esta batalla se perfila otro tema acuciante, el del divorcio, hasta ahora ilegal en Filipinas, […] lo que pone a un número inmenso de personas en situaciones muy difíciles, porque el matrimonio no la pasa bien en el país. […] Los jóvenes no escuchan más a la Iglesia y viven en la ilegalidad de las separaciones o de las uniones de hecho. Se constata una vacilación para casarse, desde el momento que no es posible el divorcio. La Iglesia ya dijo que no lo aceptará. Aquí de nuevo ella confunde la ley religiosa y la ley civil. Bien entendido, otros temas se introducirán en los debates públicos: el aborto, […] el matrimonio homosexual. […] Como se ve, la Iglesia de Filipinas ha quedado detenida en la idea que todo lo que es legal debe ser también moral según la ley católica. […] No quiere entender que los no cristianos pueden tener una moral diferente. No ha abandonado ese dominio sobre el legislador que tenía desde los tiempos de la colonia española. Al final, el 8 de abril de 2014 la Corte Suprema aprobó la RH Bill, con la sola supresión de algunos artículos. __________ CLEMENCIA Y PERDÓN (pp. 106-108) Ciertas actitudes culturales profundamente arraigadas en la cultura filipina van directamente contra la modernidad del Estado de derecho y la aplicación de la ley. Una de ellas es la práctica del perdón y de la clemencia para quien ha violado las leyes. Si este valor se refiere a la vida cotidiana, también se aplica a las más altas personalidades políticas. Si han sido condenadas, fueron muy rápidamente perdonadas, lo que puede hacer pensar que se tomaron muy poco en cuenta sus violaciones de la ley. […] Algunos ejemplos demuestran el impacto de esta práctica. Gregorio Honasan es un funcionario que intentó varios golpes de Estado durante la presidencia de Corazón Aquino, uno de los cuales casi triunfó, en agosto de 1987. Fue amnistiado en 1992 por el presidente Fidel Ramos, ex general. Honasan fue elegido senador en 1995, en el 2004 y en el 2007. Aprovechando su imagen de rebelde, en el 2007 terminó décimo sobre 37 candidatos al Senado, con 11,6 millones de votos. En otro país habría sido fusilado por alta traición o habría sido puesto en prisión de por vida. El ex presidente Marcos es otro caso, todavía más simbólico. El cadáver de Ferdinand Marcos fue llevado de nuevo a Filipinas por el presidente Estrada poco después de su elección en 1998. La idea era sepultarlo al lado de los héroes, en el cementerio de Libingan. Nadie dijo nada o casi nada, frente al proyecto de retorno del dictador entre los héroes. Ni una palabra de Cory Aquino, ni del cardenal Sin. La Conferencia Episcopal explicó que los deméritos de Marcos no quitan nada al hecho que ha sido presidente. […] Imelda Marcos fue condenada en 1993 a 12 años de prisión por corrupción. Poco después de la elección del presidente Estrada, el 8 de octubre de 1998, la Corte Suprema la absolvió definitivamente. La que con su marido se apropió de millones de dólares ya no es más pasible de condena. Todavía más revelador fue el plebiscito popular que la reeligió en la Cámara de Diputados en el 2014, a los 84 años de edad. Joseph Estrada fue acusado en octubre del 2000 de haber recibido sumas de dinero a través de diversos canales ilegales. Fue juzgado culpable por la Cámara de Diputados en noviembre del 2000 y fue puesto en arresto domiciliario. El 12 de setiembre del 2007 Estrada fue finalmente condenado a cadena perpetua. Pero el 25 de octubre del 2007 Gloria Macapagal Arroyo le concedió la gracia presidencial. La notificación de la gracia dice que no podrá presentarse más a elecciones. En el 2010, sin que nadie planteara la cuestión de su no-eligibilidad, se presentó sin éxito en las elecciones presidenciales. Pero en el 2013 se candidatea y es elegido como alcalde de Manila. Apoyó a sus dos hijos como candidatos al Senado, para el que fueron elegidos. Claudio Teebankee, hijo de un ex presidente de la Corte Suprema, fue condenado a cadena perpetua en 1995 por varios homicidios, entre ellos el de una joven de 16 años. Luego de 13 años transcurridos en la prisión de Bilibid es puesto en libertad, por una gracia concedida en el 2008 por Gloria Macapagal Arroyo. De este modo, las condenas son frecuentemente anuladas gracias a la gracia presidencial, porque el no perdonar parece contrario a las tradiciones filipinas. Los presidentes perdonan a sus predecesores actos macroscópicos de corrupción, legitimando así sus comportamientos. Desde el 2010 se discute a propósito de Gloria Macapagal Arroyo, condenada por corrupción y nunca perdonada por el presidente Noynoy Aquino. Surgen grupos de presión contra este tratamiento inhumano, ¡inhumano respecto a la tradición filipina del perdón! __________ En la foto, Imelda Marcos, viuda de Ferdinand Marcos, en la Misa celebrada por el papa Francisco en Tacloban, el 17 de enero de 2015. __________ Traducción en español de José Arturo Quarracino, Buenos Aires, Argentina. De Sandro Magister para Chiesa

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