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Extraña Navidad en China. Es la fiesta de los obispos excomulgados

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En el discurso de inicio de año que Francisco dirigirá el próximo 9 de enero al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, la mayor expectación la causa lo que dirá o no dirá respecto a China.

La última declaración oficial del Vaticano se remonta al pasado 20 de diciembre, cuando el director de la sala de prensa Greg Burke se expresó así respecto a las ordenaciones episcopales que habían tenido lugar tres semanas antes en Chengdu y Xichang y la inminente novena asamblea de los representantes católicos chinos, programada inmediatamente después de Navidad:

«La presencia, en dichas ordenaciones episcopales, de un obispo cuya posición canónica aún está siendo estudiada por la Sede Apostólica tras su ordenación ilegítima, ha creado incomodidad entre los interesados y turbación en los católicos chinos. La Santa Sede comprende y comparte este dolor.

«Respecto a la Novena Asamblea, la Santa Sede espera a juzgar en base a hechos comprobados. Mientras tanto, está segura de que todos los católicos en China esperan con impaciencia señales positivas que les ayuden a confiar en el diálogo entre las Autoridades civiles y la Santa Sede, y a esperar en un futuro de unidad y armonía».

Esta declaración vaticana fue comentada con palabras insólitamente tranquilas por las autoridades de Pekín, a través del portavoz del ministerio de asuntos exteriores Hua Chunying.

Pero fue acogida como una ducha fría por la mayor parte de los católicos chinos, que esperaban de Roma una toma de posición más enérgica y menos sumisa, sobre todo en lo que atañe a la anunciada inminente asamblea. El cardenal Zen Zekiun hizo notar que en el año 2010, en la vigilia de la asamblea anterior, la Santa Sede había pedido a los obispos chinos que no participaran por ser «incompatible con la doctrina católica», mientras que esta vez no ha renovado dicha petición:

> Zen: Gli “schiaffi” di Chris Patten e quelli al papa per le ordinazioni illecite e l’Assemblea in Cina

Efectivamente, tanto la asamblea de los representantes católicos chinos, como la asociación patriótica de los católicos chinos, como el así llamado consejo de los obispos chinos, son los instrumentos de sometimiento y control que utiliza el régimen comunista sobre la Iglesia.

Y el obispo ilegítimo, excomulgado, al que hace referencia la declaración vaticana  –Lei Shiyin, obispo de Leshan, en Sichuan–, no sólo participó ilícitamente, por imposición del régimen, en las dos ordenaciones episcopales de Chengdu y Xichang, sino que también era, en ese momento, vicepresidente de la asociación patriótica. Al igual que el obispo que había presidido ambas ordenaciones –Fang Xingyao, obispo de Linyi, en Shandong–, que era presidente de la misma asociación y vicepresidente de la conferencia episcopal  fantoche.

Mientras tanto, del 26 al 29 de diciembre tuvo lugar en un hotel de Pekín la novena asamblea de los representantes chinos. Con un desarrollo y un resultado que se sabían de antemano.

De hecho, los elegidos a los vértices de las organizaciones del régimen son casi todos los mismos de hace seis años, con una amplia presencia de obispos excomulgados.

Como presidente del consejo de los obispos ha sido reelegido Ma Yinglin, obispo de Kunming, en Yunnan, excomulgado.

Y como vicepresidentes han sido elegidos los obispos:
Guo Jincai de Chengde, (Hebei), que es también secretario general, excomulgado;
Fang Xingyao de Linyi (Shandong);
Shen Bin de Haimen (Jiangsu);
Zhan Silu de Mindong (Fujian), excomulgado;
Fang Jianping de Tangshan (Hebei);
Pei Junmin de Liaoning;
Li Shan de Beijing;
Yang Xiaoting de Yulin (Shaanxi);
He Zeqing de Wanzhou (Chongqing);
Yang Yongqiang de Zhoucun (Shandong).

Como presidente de la asociación patriótica ha sido reelegido Fang Xingyao, obispo de Linyi, en Shandong.

Y como vicepresidentes han sido elegidos los obispos:
Ma Yinglin de Kunming (Yunnan), excomulgado;
Shen Bin de Haimen (Jiangsu);
Lei Shiyin de Leshan, (Sichuan), excomulgado;
Huang Bingzhang de Shantou (Guangdong), excomulgado;
Yue Fusheng de Harbin (Heilongjiang), excomulgado;
Meng Qinglu de Hohhot (Mongolia Interior).

A todos ellos hay que añadir tres laicos y una religiosa:

Liu Yuanlong, laico, que es también secretario general;
Shu Nanwu, laico, de Jiangxi;
Shi Xueqin, laica, de Fujian;
Wu Lin, religiosa, de Wuhan (Hubei).

De todos estos, los nuevos elegidos son apenas dos: He Zeqing y Yang Yongqiang, ambos en la conferencia episcopal fantoche.

Mientras que tres de los que han sido confirmados de nuevo han sido elegidos en ambas direcciones: los obispos Ma Yinglin, excomulgado, Fang Xingyao y Shen Bin.

Estos tres fueron quienes presidieron las tres misas de los tres días de la asamblea. Y el primero, excomulgado, presidió la adoración y la bendición final en la catedral de Pekín.

No sorprende, por lo tanto, que el régimen chino –como queriendo exhibir su intransigencia– haya impuesto la participación de los dos primeros de estos campeones suyos en las consagraciones episcopales del 30 de noviembre en Chengdu y del 2 de diciembre en Xichang, precisamente mientras estaban en curso las negociaciones con la Santa Sede sobre cómo elegir y ordenar a los nuevos obispos.

«Independencia», «autonomía», «autogestión»: éstas han sido las palabras de orden continuamente reiteradas durante la asamblea, en la que ha tomado la palabra también Wang Zuoan, director de la administración estatal para los asuntos religiosos, para confirmar la necesidad de que el Vaticano sea «flexible y pragmático» en su aceptación de que sean su oficina y la asociación patriótica quienes decidan los nombramientos de los obispos y la «política general» de la Iglesia en China.

Al término de los trabajos los 360 representantes católicos de la asamblea, entre los cuales 59 obispos, fueron recibidos por Yu Zhengsheng, miembro del comité permanente del Politburó del partido comunista chino, y por otros exponentes de la nomenklatura (ver foto). En esta ocasión Yu les citó el discurso del presidente Xi Jinping sobre las religiones que pronunció el pasado mes de abril, en el que asignaba al partido el objetivo de «sumarse y desarrollar las teorías religiosas con características chinas», adhiriéndose al principio de «independencia» y adaptando las religiones a la sociedad socialista.

En la declaración del 20 de diciembre, en vista de la asamblea, la Santa Sede decía «esperar a juzgar en base a hechos comprobados».

Pero el resultado de la asamblea no parece haber producido ninguna de las deseadas «señales positivas».

Basta observar que el consejo de los obispos chinos, al que debería corresponder -según la solución en estudio entre el Vaticano y Pekín-, la tarea de proponer al Papa los nombres de los futuros obispos, no sólo sigue estando privado de los casi treinta obispos fieles a Roma, pero no reconocidos por el régimen y, por lo tanto, tratados como «clandestinos», sino que ha visto confirmados de nuevo como presidente y como secretario general a dos obispos excomulgados.

(Traducción en español de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares, España)
mailto:[email protected]

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Comentarios
1 comentarios en “Extraña Navidad en China. Es la fiesta de los obispos excomulgados
  1. Parece mentira que, en pleno siglo XXI, todavía existan totalitarismos que se meten en nuestras camas y en nuestras mentes. Una vergüenza. El pueblo chino debe rebelarse con firmeza.

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