El brazo armado del Papa, en el relato del ex auditor de las cuentas vaticanas

|

El domingo 24 de septiembre, pasadas las doce de mediodía, la sala de prensa de la Santa Sede ha emitido el siguiente comunicado:

«La Santa Sede toma nota con sorpresa y pesar de las declaraciones del Sr. Libero Milone, ex auditor general. Con ellas se ha saltado el acuerdo de confidencialidad sobre los motivos de su dimisión. Se recuerda que, en base a los Estatutos, la tarea del auditor general es analizar los balances y las cuentas de la Santa Sede y su administración. Por desgracia, sobrepasándose en sus competencias, ha encargado ilegalmente a una empresa externa que investigue la vida privada de exponentes de la Santa Sede.

«Esto, además de constituir un delito, ha dañado irremediablemente la confianza hacia el Sr. Milone el cual, debiendo enfrentarse a su responsabilidad, ha aceptado libremente entregar su dimisión. Se asegura que la investigación ha sido llevada a cabo escrupulosamente y respetando a la persona».

El comunicado hace referencia a la entrevista de Libero Milone al «Corriere della Sera», el «Wall Street Journal», la agencia «Reuters» y SkyTg24, publicada la mañana del mismo día:

> «Volevano arrestarmi. Ecco la mia verità sull’addio al Vaticano»

La dimisión de Milone se remota al pasado 19 de junio, sin que él ni la Santa Sede dieran ninguna explicación en ese momento.

Sin embargo, una vez acabado el verano, el ex auditor general –que dice ser «inocente al mil por ciento»– ha decidido revelar a cuatro periódicos convocados en el estudio de su abogado lo que había ocurrido realmente ese día.

Primero, en la Secretaría de Estado:

«Me recibió el sustituto de la secretaría de Estado, Monseñor Becciu, que me dijo que la relación de confianza con el Papa se había resquebrajado: el Santo Padre pedía mi dimisión. Pregunté los motivos y me dio unos que no me parecieron creíbles. Respondí diciendo que las acusaciones eran falsas y que habían sido construidas para engañarles tanto a él como a Francisco, y que de todas formas hablaría de ello con el Papa. Pero la respuesta fue que esto no era posible».

Después en la gendarmería:

«Recuerdo que en un determinado momento, el comandante Giandomenico Giani [en la foto] me gritó a la cara que tenía que admitirlo todo, que tenía que confesar. Pero, ¿confesar el qué? No había hecho nada».

Luego, de nuevo en su oficina de auditor general de las cuentas vaticanas:

«Bloquearon a todos dentro de las oficinas, incluidas las secretarias, hasta las ocho y media de la noche. Y nos ordenaron que entregáramos todos los documentos. Uno de los vice-auditores estaba ausente. Llamaron a los bomberos del Vaticano para forzar su armario y su escritorio».

Entre las acusaciones estaba la mencionada en el comunicado de la Santa Sede del 24 de septiembre:

«Me enseñaron dos facturas dirigidas a un único proveedor y me acusaron de haber desviado fondos: por lo tanto, al ser empleado público, había cometido un peculado. Vi que ambas facturas llevaban el sello de mi oficina, pero sólo una llevaba mi firma. La otra tenía como firma un garabato. Eran cuentas para investigaciones ambientales, por una suma de veintiocho mil euros, para limpiar los despachos de posibles micrófonos ocultos. Además, el decreto del tribunal hablaba sólo de mis competencias contables, sin citar los controles de anti-reciclaje y la lucha a la corrupción, incluidas en el estatuto. Y con esto me han acusado de haber buscado impropiamente informaciones sobre exponentes vaticanos. Descubrí que hacía más de siete meses que me estaban investigando».

De ahí la dimisión, que el comunicado define dada «libremente»:

«Como insistía en reivindicar mi inocencia, Giani me dijo que o confesaba, o corría el riesgo de pasar la noche en la gendarmería. Si vuestro objetivo es hacerme dimitir, dimito. Voy a preparar la carta, dije. Respondieron que ya estaba redactada. Fueron a buscarla. La leí y dije: no firmo esta carta. Era el día 19 de junio y la carta llevaba fecha del 12 de mayo. Nos hemos equivocado, dijeron».

Tras esto, intentó varias veces ver al Papa, sin conseguirlo:

«A mediados de julio escribí al Papa a través de un canal seguro y creo que recibió la carta. Le explicaba que había sido víctima de un montaje; me asombró la salida, en las mismas fechas, del cardenal Pell. No obtuve respuesta. ¿Tal vez, efectivamente, se había resquebrajado la relación de confianza? Pero entonces el Papa podía haberme llamado por teléfono y decírmelo».

Un Papa que, de todas formas, había roto la relación con Milone desde hacía tiempo:

«A partir del 1 de abril de 2016 no lo he vuelto a ver. En septiembre pedí verle, pero me dijeron que tenía que pedirlo a través de la secretaría de Estado. Hice dos peticiones escritas. No recibí nunca respuesta. Antes me reunía con él cada 4-5 semanas. Creo que el Papa ha sido bloqueado por el antiguo poder que aún sigue allí y que se ha sentido amenazado cuando ha comprendido que podía referir al Papa y a Parolin lo que había visto en las cuentas. Esto dice la lógica».

Libero Milone, de 69 años, nacido en Holanda, especialista a nivel internacional, fue nombrado auditor general de los balances vaticanos –el primero que cubrió este cargo– el 9 de mayo de 2015. «Me eligieron, ha dicho, el secretario de Estado Piero Parolin, el cardenal Reinhard Marx y el cardenal George Pell. La decisión final la tomó el Papa. No busqué ese cargo. Me contactó desde Miami el estudio Egon Zehnder. Y acepté porque creía en las reformas del Papa Francisco».

Comentarios
7 comentarios en “El brazo armado del Papa, en el relato del ex auditor de las cuentas vaticanas
  1. Si etchenique, es mafia pura.
    Recordemos lo de la orden de de Malta y los millones, los personajes , son los mismos, Becciu, su superior Parolin, y su superior.
    En la UCA pasó lo mismo , millones que se perdieron, y el quiso avisar, el decano, fue echado de un plumazo por el Arzobispo de Buenos Aires, futuro Papa.
    Lo de Javcus y su recuerdo de Omar Bello , es tal cual.
    Omar Bello murió en un accidente de auto….

  2. Éste es otro juguete roto de Francisco, igual que Vallejo Balda. Se designa a un pringado que haga de figurante en la comedia de la «transparencia», pero como se salga del guion, lo cruje. Eso si no es que el propio Francisco le sugiere cambio de guion, o bien para quedar bien (honradez, reformas y bla bla bla), o bien para que se ahorque él mismo con la cuerda que le suelta. Por supuesto, después Francisco de perfil, no sea que le salpique; y si no, siempre puede salir con lo del «¡qué te hicieron!». Ya empieza a notarse el truco por repetitivo, y la moraleja es que, cuanto más lejos de la corte de Francisco, mejor que mejor.

    «El finado Omar Bello desenmascaró a Bergoglio, casi sin quererlo, dejando ver al astuto e inescrupuloso jesuita que se esconde detrás del hábito blanco.

    »Es en su libro donde aparece la anécdota famosa que lo pinta de cuerpo entero: un alto empleado de la curia porteña fue despedido de su puesto luego de muchos años de trabajo por orden del entonces cardenal Bergoglio. Cuando el pobre hombre se acercó al cardenal para consultarle los motivos de su despido, éste le dijo: “¡Qué te hicieron! Son los viejos empleados de la Curia. No puedo hacer nada. Me torcieron el brazo”.»

  3. Lo único obvio es que una de las partes tiene mala fe y miente. Cuál de la dos… ni pajolera idea. Pero lo que está sucediendo en el Vaticano es un culebrón que no acaba y el ojo que tiene la cabeza está averiado, ya sea para contratar a terceros o para elegir equipo de colaboradores dentro de la Curia. Un desastre completo. Y miedo, mucho miedo da ver lo que sucede.

  4. Todo esto apesta. En todo lo relacionado con las finanzas no ha habido mas que destituciiones extrañas de gente que no tiene ningun motivo para corroperse. Da la impresión de que los corruptos son los que les nombran y desnombran.
    Pero que nos va a extrañar de un Papa que dice que se puede comulgar en pecado.

  5. Bergoglio siempre fomentó este tipo de truculencias, ese ha sido su metodo siempre y salir en el conflicto vencedor en medio de líos armados a drede.

  6. Es evidente que el Papa tiene por costumbre ignorar el pedido de audiencias de personas con las que no le interesa hablar. Con su actitud, pone de manifiesto una falta total de educación. De vergüenza.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *