Asia Bibi condenada a muerte por fe. Pero en el Vaticano su caso es tabú

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Cada vez que está de por medio el islam, Francisco es extremadamente cauto. Pero en lo que atañe a Pakistán su reticencia es máxima. He aquí la historia de la madre cristiana sobre la que calla. Está en la cárcel desde hace siete años y su suerte se entrelaza con la masacre del día de Pascua en Lahore por Sandro Magister

ROMA, 5 de abril de 2016 – Al comentar la Pascua de sangre en Lahore, el Papa Francisco ha evitado referirse a los autores del atentado y ha intentando no explicitar el sentido de este crimen al que ha definido como «insensato»: > «Regina Coeli» del 28 de marzo 2016 Al hacer esto, se ha inclinado a los cánones de esa diplomacia minimalista que guía los pasos de la Santa Sede en los asuntos más espinosos, justificada por la voluntad de no exponer a más peligros a las cristiandades más vulnerables, como es el caso de la pakistaní. Y hasta aquí no hay nada sorprendente. Cada vez que está de por medio el islam, Jorge Mario Bergoglio es extremadamente cauto. Sólo una vez, por propia iniciativa, se saltó la prudencia: fue con Turquía respecto al «genocidio» de los armenios, creando gran inquietud en la secretaría de Estado vaticana, que tuvo que trabajar durante muchos meses para recomponer la relación con las autoridades turcas: > Genocidio armeno. Francesco tra diplomazia e «parresìa» (24.4.2015) Pero acerca de Pakistán el Papa es aún más reservado y silencioso que nunca, muy por debajo de las expectativas de los cristianos de ese país. En la secretaría de Estado el dossier Pakistán es uno de los más voluminosos y dolorosos; sin embargo, nada de esto aflora en lo que dice y hace Francisco en las escasas ocasiones en la que se ha visto obligado a intervenir. El emblema de esta reticencia está en los 12 segundos -ni uno más- del cara a cara que el Papa tuvo en la plaza de San Pedro, el 15 de abril de hace un año, con el marido y la más pequeña de los hijos de Asia Bibi, la católica pakistaní condenada a muerte en 2010 con la infundada acusación de haber ofendido al profeta Mahoma, y en la cárcel desde entonces en espera de una nueva sentencia que le salve la vida. En el fugaz encuentro a través de las vallas -como se puede ver en el vídeo-, el Papa apenas roza a los dos, acompañados por su tutor. No les escucha, no les habla, no les bendice. La niña mira asombrada tanta frialdad. Todo sucede como si a Francisco el nombre de Asia Bibi no le dijera nada: > Rome Reports. Francisco saluda… El 17 de noviembre de 2010, pocos días después de ser condenada a muerte, Benedicto XVI invocó públicamente que se devolviera la libertad a Asia Bibi. Pero esa fue y sigue siendo la primera y última vez que un Papa ha pronunciado su nombre en público, a pesar de las posteriores movilizaciones que ha habido en su apoyo y de que su historia esté entrelazada con todos los sucesivos hechos de odio anticristiano en Pakistán, hasta la masacre de esta Pascua, con 74 muertos y 350 heridos, en gran parte mujeres y niños. Asia Bibi fue arrestada el 19 de junio de 2009 y condenada a muerte el 11 de noviembre de 2010 con la acusación, no sostenida por pruebas, de haber violado la ley que en Pakistán castiga con la ejecución capital la ofensa a la religión islámica. La familia recurrió la sentencia y muchos se movilizaron para que se dejara en libertad a la condenada y se revisara la ley contra la blasfemia, entre los cuales el entonces gobernador de Punjab y futuro potencial primer ministro, Salmaan Taseer, musulmán, que fue a la cárcel a visitarla. Pero el 4 de enero de 2011 Taseer fue asesinado por uno de sus guardias de cuerpo, Mumtaz Qadri, precisamente en represalia por estar tan comprometido con esta causa. Y dos meses más tarde. el 2 de marzo, fue asesinado por el mismo motivo Shahbaz Bhatti, católico, paladín de los derechos humanos y ministro para las minorías. Benedicto XVI lo conocía personalmente, lo había recibido en Roma en septiembre del año anterior y sentía por él una gran estima. El 10 de enero de 2011, pocos días después del asesinato de Taseer y poco antes del de Bhatti, Benedicto XVI dedicó a la cuestión este pasaje de su discurso de inicio de año al cuerpo diplomático: «Entre las normas que lesionan el derecho de las personas a la libertad religiosa, merece una mención especial la ley contra la blasfemia en Pakistán: Animo de nuevo a las autoridades de ese País a realizar los esfuerzos necesarios para abrogarla, tanto más cuanto es evidente que sirve de pretexto para cometer injusticias y violencias contra las minorías religiosas. El trágico asesinato del Gobernador del Punjab pone de manifiesto la urgencia de proceder en este sentido: la veneración a Dios promueve la fraternidad y el amor, no el odio o la división». El hermano de Shahbaz Bhatti, Paul, ha intentado desde entonces impulsar una movilización nacional e internacional en apoyo de la libertad religiosa, con Asia Bibi como caso emblemático. En su patria, Paul Bhatti ha fundado y preside la All Pakistan Minorities Alliance y ha sido ministro para la armonía nacional. Y hoy reivindica los pasos que se han llevado a cabo en defensa de las minorías, en el control de las escuelas coránicas en las que se instila el odio contra los «infieles», en las correcciones legales aportadas por el tribunal supremo a los procesos por blasfemia y, sobre todo, en un compromiso más decidido por parte de las autoridades no sólo políticas, sino también militares, en combatir el radicalismo islámico, sobre todo después del terrible atentado del 16 de diciembre de 2014 en la escuela militar de Peshawar, en el que fueron asesinados 132 estudiantes de edades comprendidas entre los 7 y los 18 años. Un efecto de esta evolución ha sido, según Bhatti, precisamente la aceptación por parte del tribunal supremo de Pakistán, el 22 de julio de 2015, del recurso de Asia Bibi; la cual, mientras espera un nuevo proceso que reconozca su inocencia, sigue haciendo oír su voz desde la cárcel con cartas y apelaciones. Por ejemplo, con esta carta abierta del mes de diciembre de 2012, en la que agradece a Benedicto XVI el haber intercedido en su favor: > «Scrivo da una cella senza finestre…» Como también las dos cartas que ha dirigido personalmente al Papa Francisco y que no han recibido respuesta alguna. Asia Bibi está desde el año 2010 custodiada en celdas de máxima seguridad, en un aislamiento justificado por las continuas amenazas a su vida. Incluso controlan su comida, para evitar que sea envenenada. Pero también sus familiares, el marido Ashiq Masih y los cinco hijos: Imran, Nasima, Isha, Sidra e Isham, tienen que esconderse en localidades secretas por razones de seguridad. Y lo han tenido que hacer, en particular, a finales del mes de febrero pasado, en concomitancia con la ejecución capital de Mumtaz Qadri, autor del asesinato en 2011 del gobernador de Punjab, Salmaan Naseer. La muerte por horca de Qadri, el 29 de febrero, suscitó la reacción en masa de sus seguidores y de grupos islámicos radicales, que bajaron a las calles en Lahore, Karachi, Peshawar y otras ciudades, en las que hubo explosiones de violencia. Para todo ellos Qadri es un «héroe nacional», piden que sea rehabilitado y ensalzan su efigie. Mientras que reclaman incesantemente la muerte de Asia Bibi. El día de Pascua, un mes después de la ejecución de Qadri, treinta mil personas se manifestaron en Islamabad, la capital, e intentaron penetrar en la «zona roja» de los edificios institucionales. Pero fueron rechazados. Por la tarde del mismo día, en Lahore, un islamista suicida de veinte años se hizo estallar en el parque infantil Gulshan-i-Iqbal, causando una masacre de mujeres y niños que estaban pasando allí el día de la festividad, introducida por primera vez este año por el gobierno. La matanza ha sido reivindicada por una organización islamista llamada Jamaat-ul-Aharar, una facción de Tehreek-e-Taliban Pakistan, como un ataque deliberado contra los cristianos que celebraban la Pascua. No ha sido el primer atentado llevado a cabo en Pakistán con este objetivo declarado, en domingo y ante las iglesias llenas de gente. Sucedió así el 22 de septiembre de 2013 en Peshawar, con 126 víctimas, y el 15 de marzo de 2015 en Yuhannabad, con 26 muertos y numerosos heridos, todos cristianos. El 31 de marzo pasado los musulmanes radicales dejaron de manifestarse alardeando de que el gobierno les había asegurado de que Asia Bibi sería ahorcada en breve. Las autoridades pakistaníes han desmentido. El miércoles 2 marzo, al final de la audiencia general en la plaza de San Pedro, el Papa Francisco había recibido brevemente a dos ministros pakistaníes, el de marina Kamran Michael y el de asuntos religiosos Sardar Muhammad Yousaf. Los dos transmitieron al Papa la invitación del primer ministro Nawaz Sharif a visitar Pakistán. Y habían interpretato la respuesta del Papa como un «sí», haciendo creer que haría etapa en Pakistán el próximo mes de septiembre, en ocasión del viaje a Calcuta para la canonización de la madre Teresa. En realidad, como ha precisado el padre Federico Lombardi, el Papa este año no irá a Calcuta. Y aún menos a Pakistán. Y tampoco ha dedicado, por ahora, una sola palabra a Asia Bibi, cuyo suplicio tiene repercusiones también en su marido y sus hijos, puesto que desde que ella está en la cárcel, hace casi dos mil quinientos días, tienen que esconderse continuamente en la clandestinidad, pues también sus vidas corren peligro. Desde su aldea de Ittanwali se han trasladado a Lahore, un gran metrópolis donde el anonimato es más fácil. Pero al cabo de poco tiempo también aquí fueron reconocidos y amenazados. Para esconderse, el marido ha tenido que dejar de trabajar. El verano pasado les echaron de su casa y actualmente han encontrado refugio en una escuela de la Renaissance Education Foundation. El director de esta fundación, Joseph Nadeem, es el señor con corbata al lado de la hija de Asia Bibi, en el vídeo del encuentro con el Papa Francisco. Al que intentó decir inutilmente, en español, quienes eran el hombre y la niña; ni tan siquiera consiguió que cogiera el dossier que tenía intención entregarle. __________ Para más detalles sobre el calvario del marido y de los cinco hijos de Asia Bibi: > Asia Bibi, in fuga anche tutta la sua famiglia __________ Traducción en español de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares, España. __________

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