Lo que hoy están sufriendo los cristianos y yazidis en el norte de Irak no es la primera persecución de la que son víctimas, sino la tercera en el último siglo. Como siempre, a mano de los musulmanes. Esto lo ha recordado un profundo conocedor de aquella tierra, el cardenal Fernando Filoni, quien fue nuncio en Irak entre los años 2001 y 2006, ahora es prefecto de la Congregación para la Propaganda de la Fe y enviado especial del Papa Francisco en ese país: «Con la caída del Imperio Otomano y el establecimiento de Turquía como Estado, miles de cristianos (sirios, caldeos, asirios, armenios, griegos-ortodoxos y griegos-católicos) fueron asesinados o expulsados. Los supervivientes sufrieron la deportación, afrontaron la huida, y muchos murieron de hambre y agotamiento. Entre 1915 y 1918, cinco obispos sufrieron el martirio, tres murieron en el exilio; de dieciséis diócesis católicas solo tres sobrevivieron; de 250 sacerdotes, la mitad fueron asesinados junto a numerosos religiosos. El Delegado Apostólico, James Emilio Sontag, fue asesinado en Urmia. En los años sesenta, miles de cristianos fueron expulsados durante las revueltas en Kurdistán, encontrando refugio en Mosul, en la llanura del Nínive o en Bagdad. Ahora estamos en la tercera mayor persecución.” Con el lema «Adopte un cristiano de Mosul«, Asia News, la agencia internacional del Instituto Pontificio para las Misiones Extranjeras, ha puesto en marcha una suscripción para el alivio inmediato de los miles de cristianos que huyeron de sus tierras bajo la presión de las milicias musulmanas de ISIS, que a donde quiera que llegan, marcan sus hogares e imponen la conversión al islam o la muerte. Los fondos recaudados serán entregados al Patriarcado de Bagdad, que lo distribuirá a las familias de los desplazados. La siguiente es una carta de exhortación que Luis Rafael I Sako, patriarca caldeo de Bagdad y presidente de la Conferencia Episcopal Iraquí, ha enviado a Asia News el 11 de agosto. LA SOLUCIÓN QUE FALTA: ATACAR A ISIS EN MOSUL Y EN LA LLANURA DEL NÍNIVE. Luis Rafael I Sako La muerte y la enfermedad se empecinaron con los niños y los ancianos dentro de las miles de familias de refugiados dispersas en la región kurda, quienes han perdido todo debido a los recientes acontecimientos trágicos; milicias de ISIS continúan su avance, y la ayuda humanitaria es insuficiente. Hay por lo menos 70 mil cristianos desplazados en Ankawa, junto a miembros de otras minorías religiosas de esta ciudad, que tiene una población cristiana local de más de 25 mil. Las familias que han encontrado refugio en las iglesias o las escuelas están en condiciones satisfactorias, mientras que los que siguen durmiendo en las calles o en los parques públicos están en una situación deplorable. En Dohuk, el número de refugiados cristianos ha superado los 60 mil y su situación es aún peor que la de Erbil. También hay familias que han encontrado refugio en Sulaymaniyah y Kirkuk, y algunos han sido capaces de llegar incluso a la capital, Bagdad. Mientras tanto, crece exponencialmente la urgencia de bienes de primera necesidad: refugio, alimentos, agua, medicinas y fondos; la falta de coordinación internacional está desacelerando y limitando la puesta en marcha de asistencia efectiva a las miles de personas que esperan un apoyo inmediato. Las iglesias, a la medida de sus posibilidades, están proporcionando todo lo que tienen. Para resumir la situación de los pueblos cristianos alrededor de Mosul y hasta las fronteras de la región kurda: las iglesias han sido vaciadas y profanadas; cinco obispos se encuentran fuera de sus respectivas diócesis, los sacerdotes y monjas han abandonado las instituciones y misiones, dejando todo detrás, las familias han huido con sus hijos, dejándolo todo. El nivel de desastre es extremo. La posición del presidente estadounidense Barack Obama de solamente proporcionar ayuda militar para proteger a Erbil es decepcionante. Y los continuos rumores de la partición de Irak son una fuente adicional de amenaza. Los estadounidenses no parecen querer garantizar una solución rápida, que sería una fuente de esperanza, ya que no tiene intención de atacar a ISIS en Mosul y la llanura del Nínive. La confirmación de que esta situación terrible y destinada a continuar, hasta que las fuerzas de seguridad iraquíes no luchen junto a las milicias de Peshmerga (kurdos) contra ISIS, es deprimente. ¡El presidente de la región autónoma de Kurdistán, dijo que las tropas kurdas están luchando contra un Estado terrorista y no en contra de los grupos minoritarios! Mientras que el país se encuentra bajo el fuego cruzado, los políticos en Bagdad siguen luchando por el poder. Al final, parece probable que Mosul no será liberado y aún menos los pueblos de la llanura del Nínive. No existe una estrategia concreta para dejar de irrigar las fuentes de recursos de poder de los terroristas islámicos. Ellos controlan la ciudad petrolera de Zimar y los yacimientos petrolíferos Ain Zala y Batma, junto con los de Al-Raqqa y Deir ez-Zor en Siria. Combatientes extremistas islámicos se están uniendo a ellos desde todas partes del mundo. Las opciones de las familias refugiadas: Migrar: ¿dónde deben ir y con qué dinero y documentos? Quedarse: ¿en tiendas de campaña y campamentos de refugiados, a la espera de que termine el verano y llegue el invierno? ¿Serán reabiertas las escuelas y podrán los niños asistir a la escuela primaria, y los mayores a la secundaria o la universidad? ¿Serán bienvenidos en las escuelas de Erbil, Dohuk y Sulaymaniyah? ¿Cuál es el futuro de la propiedad y los bienes que les pertenecen, junto con las obras del pasado, a estas miles de personas inocentes obligadas a huir de sus amadas aldeas por la noche? Hay preguntas que deben infligir un dolor terrible en la conciencia de cada persona o institución, porque realmente se debe hacer algo para salvar a esta gente, cuya historia tiene sus raíces en esta tierra desde su origen. Bagdad, 11 de agosto 2014 Settimo Cielo de Sandro Magister para l’Espresso. Traducido por Infovaticana y reproducido con permiso expreso de su autor
Adopta a un cristiano de Mosul

| 11 agosto, 2014