En México… “¡No vivimos en un infierno!”

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Desde hace 29 años se desempeña como pastor en una de las regiones más golpeadas por la inseguridad y el crimen organizado en México: Michoacán. Por nueve años fue obispo de Tacámbaro y desde hace 20 es arzobispo de Morelia. A sus 76 años estaba a punto de retirarse, pero el Papa cambió sus planes al nombrarle cardenal. En Roma, donde recibió el birrete púrpura el pasado fin de semana, Alberto Suárez Inda habló sobre la situación de su país. Vatican Insider ofrece algunas de sus consideraciones más destacadas. dd1b70b4ef¡No vivimos en un infierno! La mayoría de nuestro pueblo es noble, con una gran tradición cristiana, tenemos riquezas naturales, historia muy rica en cuanto a instituciones y personas relevantes a través de los siglos. Por la religiosidad muy arraigada resultan paradójicos y contradictorios los problemas de pobreza, desempleo, violencia e inseguridad que padecemos. Considero que no hay que dramatizar los problemas porque hay muchos aspectos muy bellos, muy positivos en nuestra región, de manera que: ¡No vivimos en un infierno! En general vivimos un ambiente muy humano, aunque los sobresaltos no faltan. Los problemas en Michoacán tienen raíces hondas y no surgieron ayer, ya que se han venido incubando y acrecentando por varias razones desde hace décadas. No me considero ni un héroe, ni un santo. Hay situaciones que afectan la cultura, el estilo de vida de la gente, entre otras la desintegración familiar en parte propiciada por la migración pero también por la nueva forma de entender las relaciones entre las personas, sin compromisos de por vida. Llevo 29 años viviendo en Michoacán pero no me considero ni un héroe ni un santo, sino simplemente un pequeño y pobre siervo en la viña del señor.

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