El Papa y el clamor silencioso de los migrantes

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Del Vatican Insider (ENG)

“Los migrantes lo dejan todo, pero no dejan la fe”. Esa frase es la herencia más valiosa para Pedro Arturo López Vega, un niño nacido en Estados Unidos. Su madre guatemalteca se la repetía constantemente, hasta que fue detenida y deportada tras la redada antiinmigración más controvertida en la historia reciente de su país. Su historia y el clamor silencioso de otros tantos hispanos llegó hasta el Papa Francisco, gracias al cineasta Luis Argueta.

8179f10521También guatemalteco de origen, Argueta saludó al pontífice el pasado 10 de diciembre en la Plaza de San Pedro. En esa ocasión le entregó copias de sus documentales “AbUSAdos” y “Abrazos”. Ambos registran, con crudo realismo, las paradojas del fallido sistema de inmigración estadounidense.

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“Cuando me preparaba para venir a Roma me preguntaba, ¿qué le digo al Papa? ¿Qué le digo? La respuesta me la dio un niño, Pedrito. Él me respondió: Dile lo que me dijo siempre mi madre, que los migrantes lo dejan todo, pero no dejan la fe”, contó el director en entrevista con el Vatican Insider.

Pedro es uno de los protagonistas de “AbUSAdos”, que documentó las consecuencias de la redada de Postville, una pequeña localidad del estado de Iowa. El 12 de mayo de 2008 más de 900 agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) a bordo de carros blindados y helicópteros arrestaron a 389 personas, la mayoría de Guatemala y de México. Los acusaron de numerosos cargos criminales, entre ellos el robo de identidad. Apenas tres semanas después los deportaron. Gastaron en la operación 5.2 millones de dólares.

En Nueva York, donde vive y trabaja, Argueta leyó la noticia. No podía creer semejante movimiento policial para detener a simples trabajadores, aunque ilegales. Entonces decidió trasladarse a Postville y permanecer allí unos cuatro días. Su idea original era filmar cinco o seis entrevistas, para subirlas a internet como parte de su colección “Las voces del silencio”. Pero aquel viaje cambió su vida.

“Yo que soy un hombre que ha tenido poca fe en mi vida, me doy cuenta que los migrantes me regalaron la fe, me abrieron el corazón a la posibilidad de creer. Mi vida cambió a partir de esa primera visita y ahora me dedico a contar las historias de los migrantes”, confesó. Lo que iba a ser apenas un viaje, se convirtió en 27.

Con su cámara registró el miedo, la desconfianza, la prepotencia, el abuso, la incomprensión y la injusticia que existen en torno a un fenómeno del cual no se habla en Estados Unidos. “Todos sabían que en Postville había trabajadores indocumentados, pero nadie hablaba de eso, era mejor así”, dijo uno de los numerosos entrevistados para el documental.

“¡Esto hay que contarlo!”, pensó Argueta. Por eso, una ver terminada “AbUSAdos”, emprendió una gira por universidades, escuelas, centros comunitarios y sociales de todo el país. Promovió debates y reflexiones colectivas. En un poblado de Minnesota, Worthington, conoció a Lisa Kremer, activista católica fundadora de la organización “Familias juntas”.

Gracias a la experiencia de aquella mujer nació “Abrazos”, el segundo documental. En él quedaron registradas las emociones de varios niños nacidos en Estados Unidos que por primera vez viajaron a conocer a sus familiares directos en Guatemala. Sus padres, con problemas legales, jamás los habían podido llevar.

Para el cineasta guatemalteco, sus documentales buscan no sólo denunciar sino también sensibilizar, inspirados –de alguna manera- en la “cultura del encuentro” propuesta por el Papa Francisco.

Por eso ya está trabajando en una tercera película, que también deje constancia de los estadounidenses que acompañan a los migrantes. Se llamaráLa vuelta en U” e incluirá relatos de migrantes que han podido acceder a la visa “U”, reservada para los indocumentados víctimas de delitos y que deciden colaborar con la justicia.

“Quiero tocar el corazón de las personas para que cambien sus formas de pensar. La única forma de lograr eso es estando frente a frente con los migrantes, conociéndolos como seres humanos y reconociéndonos a nosotros mismos en ellos, perdiéndoles el miedo. Eso pasa con los estadounidenses y también con los guatemaltecos, que ignoramos su contribución, tenemos unas ideas erróneas sobre ellos. Hay que educar a unos y a otros”, apuntó.

Y agregó: “La Iglesia puede ser determinante para alcanzar la reforma migratoria en Estados Unidos. No sólo la católica, también los luteranos o incluso los bautistas han puesto este tema en su agenda pastoral. Hoy la clave son los hijos de los migrantes, ellos son estadounidenses, son el presente y el futuro del país. A muchos les debe interesar hablar sobre la necesidad de no fragmentar a las familias, sobre este clamor”.

De Sacro Profano

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