«El Papa tendrá que dar cuentas a Dios»

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Del Vatican Insider

Como hijo obediente de la Iglesia acepto esta decisión por más que la considero infundada y arbitraria y de la que el Papa tendrá que dar cuentas a Dios”. Son palabras de Ricardo Livieres Plano, el obispo paraguayo de Ciudad del Este que fue destituido por Francisco. En una larga carta dirigida al cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos del Vaticano, consideró que su cese fue producto de un “anómalo proceso” en el cual no se le concedió el derecho a la legítima defensa.

133450178-8909cb09-4e94-4b73-a2e1-05d93034e595Todo pasó muy rápido. Mientras la sala de prensa del Vaticano comunicó la destitución este jueves 25 de septiembre al mediodía, hora romana, la nunciatura apostólica en Asunción convocó a una conferencia de prensa y emitió un comunicado. 

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La nota de la legación diplomática aclaró que el Papa se vio obligado a forzar la sucesión episcopal en Ciudad del Este porque Livieres se negó a presentar voluntariamente su renuncia, como se lo pidió el propio Ouellet el lunes 22 y el martes 23, cuando ambos se reunieron en Roma.

Además anticipó que el nuncio apostólico, Eliseo Antonio Ariotti, viajará pronto a la diócesis paraguaya junto al nuevo administrador temporáneo, el obispo de Villarrica del Espíritu Santo,  Ricardo Valenzuela Ríos, “a fin de asegurar la serenidad eclesial y espiritual por aquella Iglesia particular en este delicado momento y garantizar las adecuadas medidas de continuidad administrativa y pastoral”.

La rueda de prensa del nuncio se realizó en el extraño horario de las seis de la mañana, para hacer coincidir la comparecencia ante los periodistas con el anuncio en Roma. De esto se quejó el propio Livieres, en la misiva dirigida a Ouellet y que fue difundida por el sitio web de su otrora demarcación eclesiástica.

En el texto lamentó que el anuncio público por parte del nuncio de su destitución se haya dado incluso antes que él mismo haya sido notificado por escrito de la determinación. “(Se trata) una irregularidad más en este anómalo proceso”, escribió y sostuvo que la “intervención fulminante” de la diócesis se debió, “quizás”, al temor de que la mayoría del pueblo fiel reaccione negativamente ante la decisión tomada.

“En cualquier caso, no hay que temer rebeldía alguna. Los fieles han sido formados en la disciplina de la Iglesia y saben obedecer a las autoridades legítimas”, indicó Livieres. Además aseguró que, desde antes de su llegada a Ciudad del Este, otros obispos paraguayos lanzaron contra él “ataques y maniobras destituyentes”. Acciones que finalmente lograron su cometido.

“Sólo quiero destacar que no recibí en ningún momento un informe escrito sobre la visita apostólica y, por consiguiente, tampoco he podido responder debidamente a él. A pesar de tanto discurso sobre diálogo, misericordia, apertura, descentralización y respeto por la autoridad de las Iglesias locales, tampoco he tenido oportunidad de hablar con el Papa Francisco, ni siquiera para aclararle alguna duda o preocupación. Consecuentemente, no pude recibir ninguna corrección paternal –o fraternal, como se prefiera– de su parte. Sin ánimo de quejas inútiles, tal proceder sin formalidades, de manera indefinida y súbita, no parece muy justa, ni da lugar a una legítima defensa, ni a la corrección adecuada de posibles errores. Sólo he recibido presiones orales para renunciar”, denunció.

Y precisó: “Del mismo modo que, antes de aceptar mi nombramiento como obispo, me creí en la obligación de expresar vivamente mi sentimiento de incapacidad ante tamaña responsabilidad, después de haber aceptado dicha carga, con todo el peso de la autoridad divina y de los derechos y deberes que me asisten, he mantenido la gravísima responsabilidad moral de obedecer a Dios antes que a los hombres. Por eso me he negado a renunciar por propia iniciativa, queriendo así dar testimonio hasta el final de la verdad y la libertad espiritual que un pastor debe tener. Tarea que espero continuar ahora desde mi nueva situación de servicio en la Iglesia”.

Mientras tanto en la diócesis reina la zozobra y en su página web se publicó un comunicado que concluye con un sugerente párrafo: “A instancias del obispo saliente, la diócesis de Ciudad del Este aguarda con alegría y esperanza al nuevo pastor que la guiará hacia el Reino de los cielos, orando desde ya por quien deba asumir esta responsabilidad. María, peina de la paz, y san Blas, patronos de la diócesis, protejan y guíen a todos en estas difíciles circunstancias”. 

Serafines susurran.- Que continúa el “desfile” de personalidades argentinas por Roma, las cuales son recibidas cotidianamente por el Papa Francisco. Se trata de gente de todo tipo, no sólo políticos, también hombres y mujeres de la ciencia, del deporte y de las letras. Como el escritor Marco Aguinis, oriundo de Río Cuarto en Córdoba, uno de los intelectuales más prolíficos del país, autor -entre otros libros- de “La furia de Evita” (2013), “La pasión según Carmela” (2008) y “Asalto al paraíso” (2002). Multipremiado por su extensa obra, fue secretario de Cultura de Argentina durante la presidencia de Raúl Alfonsín y hoy es conocido por ser uno de los más críticos del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

Resulta simbólico que la cita con Aguinis haya aparecido en la agenda oficial y pública del Papa, apenas unos días después de su almuerzo privado con la presidente argentina en Santa Marta. Encuentros similares al de Aguinis han pasado desapercibidos, porque no todas las reuniones privadas diarias que sostiene Francisco son anunciadas por la sala de prensa del Vaticano. Es más, me atrevería a decir que una mínima parte de las actividades del pontífice son incluidas en ese menú diario que cada mañana se cuelga en uno de los corchos de la oficina de información de la Santa Sede.

Resulta simbólico también que se haya publicitado la cita de este viernes 25 de septiembre entre Jorge Mario Bergoglio y Diego Bossio, director ejecutivo de la Administración Nacional de la Seguridad Social de Argentina (ANSES). La reunión tuvo lugar apenas dos días antes del encuentro de Francisco con más de 40 mil ancianos en la Plaza de San Pedro. La ocasión da sentido al saludo. Pero a nadie se le escapa que Bossio es uno de los precandidatos a gobernador de la Provincia de Buenos Aires.

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