Argentina, curas villeros y despenalización de la droga

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Del Vatican Insider

“No estoy de acuerdo con la despenalización (de la droga) y el Papa tampoco”. Resonó fuerte la voz del más emblemático exponente del grupo de “curas villeros” de Buenos Aires, José María “Pepe” Di Paola. Salió así al cruce de otro sacerdote, Juan Carlos Molina, que ocupa un puesto en el gobierno argentino y anticipó un proyecto de ley para despenalizar la tenencia y el consumo personal de estupefacientes. Un cura villero explicó al Vatican Insider por qué, dichos como los de Di Paola, no suelen ser casuales.

imagesUna encendida polémica se desató en Argentina a inicios de esta semana, luego que Molina anunciase la voluntad de la administración de la presidente Cristina Fernández de Kirchner de enviar un proyecto de ley al Congreso para la “no criminalización” a los consumidores de estupefacientes.

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“No lo llamamos despenalización, porque no es ese el proyecto, sino que hay que hablar de la no criminalización. Es reformular la ley que hoy existe, estamos buscando en la legalidad algo que ya es legal. Hoy el que consume no va preso, supuestamente por un fallo de la Corte Suprema”, señaló a la radio Nacional Rock el titular de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la lucha contra el Narcotráfico (Sedronar).

Afirmó –refiriéndose a los drogadictos apresados- que con las leyes como están, “no estamos agarrando a los grandes narcotraficantes, sino a los perejiles”. Y agregó: “Yo habilitaría el consumo de todo y abriría centros, pero estamos hablando de la no criminalización”.

Sus dichos desataron una verdadera tormenta, que involucró de lleno a la Iglesia. Pero no sólo, también algunos especialistas en el tema repudiaron las consideraciones del titular de Sedronar. Entre ellos destacó el padre “Pepe”.

“El tema acá no es si la despenalización está bien o está mal. En este momento, plantearlo está mal. No somos un país pequeño. No somos Holanda, no somos Uruguay. Somos un país que tiene grandes sectores excluidos, entonces hablar en este caso de despenalización es inadecuado”, dijo en una entrevista radial.

El sacerdote no fue ambiguo al referirse a Molina y sostuvo: “Si vos me decís que se han hecho cuatro años de política de inclusión, desde Sedronar o desde otros lugares, y que eso ha tenido un efecto, ahí podemos charlar de otra manera. Pero me parece que (él) saca los temas en forma inadecuada. ¿Por qué no se trabaja primero seriamente en incluir a los chicos? Después hablamos de despenalizar”.

Aunque otros exponentes de la Iglesia argentina se manifestaron en el sentido de Di Paola, la prensa le dio gran relevancia a los dichos del padre “Pepe”. ¿Por qué? La respuesta está en las palabras de otro cura villero, Carlos “Charly” Olivero, quien habló con el Vatican Insider sobre su trabajo.

Aseguró que, a raíz de la elección de Jorge Mario Bergoglio como Papa, él y sus compañeros quedaron más expuestos a nivel mediático. Aseguró que normalmente tratan de evitar manifestarse públicamente sobre debates políticos, pero aclaró que “cuando surge un tema complicado” toman una postura como equipo y es suele ser “Pepe” quien la transmite.

“Nosotros tratamos de no quedar vinculados con una expresión partidaria, porque lo nuestro es otra cosa. Sin embargo parte del trabajo es ayudar a que los distintos estamentos del Estado sean más accesibles a nuestra gente”, aclaró.

Reconoció que, de toda la atención mediática que han obtenido involuntariamente gracias a Francisco, les resulta más fácil hablar con los periodistas extranjeros. Con ellos pueden estar más tranquilos porque “uno no conoce las internas” y por eso “puede decir la verdad”. “Allá (en Argentina) también hay que decir la verdad, pero no se puede decir una cosa que pueda ser malinterpretada, que te la puedan usar para una campaña a favor o en contra de no se quien. Ahí es más difícil”, aceptó.

Explicó que son los mismos fieles quienes los han ubicado como pastores y les han evitado caer en instrumentalizaciones políticas. “La gente te trae de vuelta y te ubica en tu lugar”, insistió.

“No es que nosotros tenemos que inventar algo, la gente te pide los sacramentos, ir a hacer la unción, acompañar a un difunto, preparar para la primera comunión, enseñarle el catecismo a los chicos y eso es lo mejor que tenés que hacer, es lo que se debe hacer. Los fieles te ubican”, insistió.

Para Olivero el “nervio” que mantuvo a los curas villeros de Buenos Aires “en el lugar donde debían estar” fue la Teología del Pueblo, una expresión teológica que no mira al pueblo solamente como un genérico o como un colectivo político sino que lo mira en la dignidad personal de sus miembros, que son imagen de Dios. “Por eso históricamente el grupo de los curas de las villas siempre reivindica la fe popular, porque la teología del pueblo nos da identidad y nos mantiene firmes dentro de la Iglesia”, apuntó.

Constató que por esta imprevista publicidad, muchas personas ven a los curas villeros como “superhéroes” o como modelos de sacerdocio. Pero aseguró que él y sus compañeros nada tienen de extraordinario. “Estamos en una sociedad que es burguesa, que vive de la comodidad, del confort y el hiperconsumismo, pero otros curas, por ejemplo el que está en la cárcel o en el hospital, son mucho más modelo que nosotros. Yo no se si me atrevería a soportar lo que hacen ellos. Lo que pasa es que nuestra sociedad ha querido ‘consagrar’ nuestra labor”, estableció.

Serafines susurran.- Que llama poderosamente la atención el “timing” de la propuesta lanzada por Molina. Apenas 10 días después del almuerzo en Santa Marta entre el Papa Francisco y la presidente Cristina Fernández de Kirchner. ¿Habrá el gobierno calculado el impacto de su proyecto o fue tan solo un arranque de peregrina creatividad? A juzgar por la dura reacción lograda, desde dentro y fuera de la Iglesia, parece que la valoración no fue certera. Sobre todo porque el gobierno se bajó inmediatamente del “ring”, sin rebatir ni redoblar la apuesta (como ha ocurrido en otros casos similares). Todavía queda pendiente si el proyecto de ley se mantendrá, no obstante la consistente oposición al mismo.

Y eso que la presidencia argentina sabe de sobra, tanto la posición del pontífice como la de los curas villeros y en general de la Iglesia católica. En junio pasado, Bergoglio lo había dejado claro, durante un discurso público en el Vaticano: “Quiero expresar con total claridad que la droga no se derrota con la droga. La droga es un mal y con el mal no puede haber cesiones o compromisos”. Para el líder católico, la despenalización de los narcóticos “además de ser discutible desde el punto de vista legislativo, no produce los efectos que se habían prefijado”.

Por si eso no bastara, ya el 1 de septiembre pasado los curas villeros mandaron una carta a la propia presidente Fernández de Kirchner, en la cual le expresaron su dudas por el avance de la voluntad despenalizadora de su administración. “Desde nuestra mirada las drogas no dan libertad, sino que esclavizan. La despenalización a nuestro parecer influiría hoy en el imaginario social instalando la idea de que las drogas no hacen tanto daño”, escribieron. Y advirtieron: “antes de discutir la posible sanción de esta ley es mejor trabajar las representaciones sociales del problema a fin de generar cambios en la sociedad, y poblar el territorio con los dispositivos adecuados”. Más claro…

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