Affaire Wesolowski, algunas precisiones

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El affaire Wesolowski hoy está en las primeras páginas de todos los diarios del mundo. Era una situación que se veía venir, desde el 21 de agosto de 2013 cuando de manera imprevista el ex nuncio en República Dominicana y delegado apostólico en Puerto Rico dejó de manera imprevista el cargo. Fuimos los primeros en publicarlo, pocas horas después de que tuvo lugar la sorpresiva salida del diplomático. En este momento no estaban todos los elementos claros, pero aquel movimiento anómalo era una primera señal de sorpresa. Así lo reportamos en su momento.

índiceHoy, poco más de 13 meses después, las cosas parecen claras. Jozef Wesolowski fue procesado por el tribunal de la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano, hallado culpable de abusos sexuales contra menores y condenado a la dimisión del estado clerical, es decir expulsado del sacerdocio. Su caso es gravísimo y ha puesto a la Santa Sede en un serio predicamento, que el Papa Francisco ha decidido afrontar de lleno. Cuando se cometieron los abusos, el imputado era ciudadano vaticano por su calidad de diplomático. Por eso, cuando se descubrieron sus fechorías, comenzó una pulseada jurídica con su caso.

La República Dominicana abrió un proceso en su contra y pretendía enjuiciarlo en sus tribunales civiles. Así lo solicitó al Vaticano y la eventualidad fue tomada en consideración por la Secretaría de Estado. El debate se dirimió entre dos alternativas: permitir la extradición a Dominicana o procesarlo en los tribunales civiles del Estado de la Ciudad del Vaticano. Finalmente se optó por la segunda alternativa.

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Inicialmente, las autoridades vaticanas habían acordado esperar que quedase firme la sentencia de la Doctrina de la Fe antes de iniciar el procedimiento civil. El primer grado del juicio eclesiástico concluyó en junio pasado, pero por ley Wesolowski tenía 60 días a disposición para apelar. Y, no obstante su abogado le recomendó no hacerlo, finalmente presentó el recurso de revisión. Mientras todo esto ocurría, él continuaba en libertad residiendo en la Casa Internacional del Clero de Via della Scroffa de Roma.

Algo orilló a Francisco a no esperar que se cumpliese todo el itinerario en la Doctrina de la Fe antes de dar paso al juicio penal. Por eso el diplomático fue convocado el martes por el promotor de justicia (fiscal) vaticano. Allí se le comunicaron los delitos que se le imputan y se le aplicó la medida cautelar del arresto domiciliario.

Hecha esta premisa, compartimos ahora con los lectores de Sacro&Profano una nota del portavoz vaticano, Federico Lombardi, con una serie de precisiones sobre la actual situación jurídica del ex nuncio:

LAS PENAS SE CALCULAN EN 6 o 7 AÑOS DE PRISIÓN

La fase instructoria del procedimiento penal contra el ex nuncio Wesolowski exige una comprensible reserva. Los delitos comunicados al imputado corresponden a abusos sexuales contra menores y posesión de material pedopornográfico. Los elementos de naturaleza documental y testimonial sobre los cuales se apoyan las denuncias llegaron al promotor de justicia sea desde las actas del proceso canónico ya realizado en la Congregación para la Doctrina de la Fe, sea de la documentación que llegó desde la República Dominicana.

El imputado recibió a un abogado de oficio, pero puede naturalmente ejercitar el derecho de defensa a través de un abogado de confianza que puede nombrar. El promotor de justicia cumplirá las investigaciones ulteriores que considerará necesarias y los interrogatorios oportunos del imputado asistido por su abogado, podrá formular al tribunal la solicitud de envío a juicio. Si esta es aceptada, iniciará el proceso.

Se puede prever que todo eso exigirá algunos meses (por ejemplo los últimos meses de este año o los primeros del próximo) antes del inicio del proceso.

La ley a aplicar no puede ser la nueva, en vigor desde el 1 de septiembre de 2013, porque los hechos adscritos al imputado hoy conocidos son precedentes a la entrada en vigor de tal ley. Las penas previstas por la legislación precedente para los delitos actualmente imputados pueden considerarse en torno a los seis o siete años de reclusión, pero con la posibilidad de variar por agravantes, a la luz de las circunstancias que resulten de las investigaciones.

La medida del arresto domiciliario, con la consecuente limitación de los contactos, busca evidentemente evitar la posibilidad de fuga del imputado y la posible contaminación de las pruebas.

Nota.- En lo que respecta al proceso canónico, la apelación de la sentencia de primer grado de “pérdida del estado clerical” aún está pendiente en la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Hasta ahí el escrito de Lombardi. Otras anotaciones al margen. Como bien dijo el portavoz, la ley que se aplicará a Wesolowski no es la actual, que elevó las penas para los delitos como los abusos de siete a 20 años de reclusión. Esa fue firmada por Francisco pero entró en vigor después de los actos ilegales cometidos por el ex nuncio y como ninguna ley en el mundo es retroactiva, tampoco lo es en el Vaticano.

Además, todavía no se tiene información oficial sobre dónde está el clérigo actualmente. Algunos señalan -como ya lo mencionamos- la celda de seguridad de la Gendarmería Vaticano, pero existe quien asegura que residiría en una casa para diplomáticos ancianos, en el territorio papal. Sea como sea, la vigilancia debería estar garantizada para evitar una eventual (y embarazosa) fuga.

Un último punto. La Santa Sede ha demostrado la voluntad de ir a fondo con el caso, realizar el juicio y emitir la sentencia. Si esta es condenatoria, ¿dónde pagará su pena Wesolowski? El Vaticano no tiene cárcel. Quizás podría echar mano de un viejo acuerdo y trasladar al reo bajo la jurisdicción penitenciaria italiana o decidirse de una vez por mandarlo a República Dominicana, donde -estoy seguro- lo esperan ansiosos.

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