Las mismas cosas y las de siempre, pueden ser vistas de nuevo por ojos diferentes y no por ello cambian, sino que adquieren mayor realce.
Momento de la toma de posesión el día 9 de Septiembre 2014
En mis primeras palabras de presentación en la toma del posesión del día 9 de Septiembre pasado, en la parroquia de Santa María la Mayor, os pedí que tuvierais paciencia conmigo y me otorgarais la cortesía de los cien primeros días. Y estos se han cumplido el 18 de Diciembre. Al mismo tiempo, me comprometí a divulgar una sencilla publicación para compartir mis sentimientos con vosotros. Quisiera llegar a todas las familias de la parroquia de Santa María la Mayor, ya sea por papel, ya sea por redes sociales o por otros medios más tradicionales. Quisiera poner por escrito –no es nada fácil-, lo que está suponiendo para mí estos primeros días entre vosotros.
Siempre hemos oído que todas las comparaciones son odiosas y aquí me encuentro con el caso más extremo, porque querer intentar medir estos cien días comparando Alcaudete y Mancha Real –que era el pueblo del que venía- pueden ofender a uno como a otro, y a mí mismo por decirlo.
Y lo primero que quiero exponer es que me he sentido –me siento- como una pequeña pieza de un puzzle en medio de un gran mosaico que formáis en Alcaudete, gracias al patrimonio religioso y cultural heredado de vuestros mayores. Me siento cómodamente incorporado a este magnífico cuadro, sin estridencias ni alteraciones, con gran serenidad y alegría.
Soy consciente de los grandes rasgos del mosaico de Alcaudete. He tenido encuentros con los miembros del Consejo Parroquial, Catequistas, padres y madres de los niños en catequesis. He podido comprobar el gran cariño que los enfermos tienen hacia los Ministros Extraordinarios de la comunión, que me han facilitado las visitas a muchos de vosotros. Me han transmitido sus preocupaciones tanto los Equipos de Nuestra Señora, como los miembros de Vida Ascendente, que pasan por momentos no muy buenos, que digamos.
Uno de los grandes retos en mi trabajo sacerdotal, lo que marca la línea de tensión personal, es Cáritas. Son ya varias las reuniones mantenidas con los Voluntarios de Cáritas Interparroquial, -¡hasta ahora!-, para trabajar hacia una concienciación parroquial hacia esta parcela de la propia Iglesia. En pocos meses, la comunidad Parroquial de San Pedro Apóstol constituirá su Cáritas con los voluntarios y el Consejo Parroquial. Esto supone que seguiremos con las actividades conjuntas, como el reparto de alimentos, ropero, certámenes, conciertos, campañas…
Otro de los momentos muy esperado por mí ha sido el provocar encuentros con las Cofradías y Grupos Parroquiales, desde la Agrupación de Cofradías. Al principio fue sólo con los de la parroquia de Santa María la Mayor; después, con la Agrupación; más tarde, con cada una de ellas en sus propias casas y sedes. Caminamos hacia una familia donde no puede faltar ningún miembro y trabajamos para que la relación entre los “hermanos” sea propia de quienes estamos en el mismo ‘bando’. Ha sido una gran alegría ver cómo vuestras cofradías trabajan por la manifestación pública de la fe por medio de las sagradas imágenes, su preocupación por sectores de Cáritas (reparto de alimentos, ropero, recogida de alimentos, participación como voluntarios…) y muy pendientes de las necesidades materiales de la parroquia, hasta concretar en la propia limpieza y atención de los varios centros de culto. En todo momento me he sentido como un cofrade entre ellos, de las que me siento muy complacido por ser su capellán.
Se acaba de concretar la creación del nuevo equipo de Manos Unidas, como ong independiente de Cáritas, para trabajar en los proyectos que desde la Diócesis nos invite a financiar con nuestro esfuerzo económico bastante generoso. Al igual que se ha revitalizado la Adoración Nocturna y su entrada en el circuito diocesano, del que nos habían olvidado en los últimos años.
Otro de los aspectos que quisiera destacar y, creo que también pedir perdón, es por la falta de información acerca de varias decisiones que tuve que tomar casi en los primeros días. No haré una lista de ellas, pero sí decir que en cuanto al horario de las misas y a las intenciones de difuntos en ellas, era preciso tomar cartas en esos asuntos.
También ha sido de gran alegría el poder compartir la capellanía de la Religiosas Clarisas, a las que tengo que agradecer su disponibilidad y cariño hacia mí y mi familia. Me han acogido como unas hermanas acogen a su hermano mayor y me siento muy a gusto de poderlas servir en todo aquello que requieren de mí.
Al igual que puedo contar por momentos de satisfacción esos que he podido compartir en la Residencia de Mayores ‘Ángeles Cobo’, celebrando la santa misa el último viernes de cada mes y en el que todas las semanas se imparte la comunión. Así como los encuentros en Centro Ocupacional para personas mayores, que con tanto esfuerzo llevan personas a las que considero muy buenos amigos.
No puedo olvidarme de la Comunidad Terapéutica Nuestra Señora de la Asunción en Chircales. Encuentros, misas, dirección espiritual, cursillos, confesiones…, para quienes luchan y se esfuerzan por recuperar la dignidad momentáneamente perdida por motivos y causas que sólo ellos conocen.
Por último, prometo visitar muy pronto a mis amigos del Centro Ocupacional “El Pontón”, donde ya cuento por varios a amigos conocidos en el ámbito de la parroquia.
Del temor y temblor con que me presenté aquel día a la comunidad cristiana de Santa María la Mayor, he pasado al respeto y al cariño por este pueblo de Alcaudete, a lo largo de estos cien primeros días. Ante lo desconocido siempre se le tiene cierto temor y temblor. Pero a medida que he ido poniendo caras a las situaciones personales, he ido uniendo nombres con rostros, he ido hablando con muchos de vosotros, he visitado a enfermos, he rezado en los tanatorios, he visitado el cementerio rezando por vuestros difuntos, he compartido ilusiones y proyectos en las cofradías, he ido comprendiendo las necesidades materiales de los templos, he tenido encuentros con padres, niños y mayores…, he ido pasando de esos sentimientos al respeto y al cariño por todos y cada uno de vosotros.
También soy consciente de los grandes fallos que he cometido en este tiempo. Vosotros os habéis dado cuenta mejor que yo. Uno de ellos es que tengo una forma de hablar, de compartir bromas, de comportamiento que pueden llevar a engaño o a confusión. También tengo como cualidad el desorden en el horario que, procuraré ir mejorando. No soy de los que he puesto el ‘contador a cero’, porque quiero beneficiarme de los grandes esfuerzos y trabajos que mis compañeros sacerdotes han llevado a cabo antes que yo en esta parroquia. Pero mis modos son diferentes y, en ocasiones, no soy consciente de que haya personas que me lean y oigan con claves distintas. Lejos de mi intención está el crear dificultades. Lo que veis es lo que hay. No tengo dobleces, ni escondo cartas marcadas debajo de la manga. Lo que veis, eso es lo que hay. No soy de las personas que quisiera fingir o aparentar otra cosa. Os doy las gracias porque así, muchos de vosotros, lo habéis entendido.
Como esto no termina en los cien primeros días, sino que tiene su continuación, quisiera terminar con una mención a la Santísima Virgen de la Fuensanta. En los primeros días de estar aquí, quise celebrar la misa en el Santuario de la Santísima Madre, porque desde que supe de mi nombramiento, estaba contando los días para verme ante Ella celebrando lo más grande que un sacerdote puede hacer en la tierra, la Santa Misa. Y así fue. La celebré el día de su Santísimo Nombre y desde entonces llevo un rosario suyo en mi bolsillo para rezarlo todos los días y varias veces al día. Mi agradecimiento a la Cofradía de la Virgen de la Fuensanta por su disponibilidad para con la parroquia y para mi persona. Al igual que agradezco a todas las cofradías que, desde el primer momento me mostraron su cariño y su colaboración en todo lo que la parroquia necesitara.
Desde estos sentimientos, mis únicas palabras son: ¡A todos los Alcaudetenses, creyentes o no, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, muchísimas gracias por vuestras acogida! ¡Espero no defraudaros!
Como se acercan estas fechas entrañables, os deseo a todos una Feliz Navidad y un próspero año nuevo. Que sus Majestades de Oriente sean muy generosos con todos.