Pamplona, 10 de mayo 2015.- Mireille Al Farah, en nombre de sus hermanos cristianos de Siria, y Douglas Bazi, sacerdote que representaba a los cristianos de Irak, recogieron este sábado el Premio a la Defensa de la Libertad Religiosa 2015 que entrega Ayuda a la Iglesia Necesitada.Ambos compartieron su testimonio ante un auditorio de 200 personas en Pamplona y que contó con la presencia de Monseñor Francisco Pérez, Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela. La V Jornada de Libertad Religiosa llevaba por título “¿Un Oriente Medio sin cristianos?”. El Padre Douglas, sacerdote caldeo de Irak que ha sido víctima de dos atentados bomba en su parroquia y de un secuestro de nueve días en 2006, describió su país como tierra de mártires: “Soy de una iglesia llamada de la sangre. En mi país si cavas para buscar petróleo, encontrarás sangre de cristianos, pero el petróleo es más caro que la sangre de los mártires”. Añadió que se ataca al cristianismo “porque somos el último grupo educado y culto en Irak. Sobreviviremos mientras sigamos teniendo capacidad de influencia en la sociedad”. El P. Douglas suplicó a los asistentes: “No os calléis, despertaos y moveos, sed nuestra voz, ellos nos quieren destruir. Estamos viviendo un Viernes Santo permanentemente y vosotros nos podéis ayudar a llegar al Domingo de Resurrección”. Por su parte, Mireille Al Farah, católica greco-melquita licenciada en filología francesa y residente en Barcelona, dijo que en Siria las iglesias siempre han tenido las puertas abiertas y se ha rezado durante las 24 horas del día; ahora también pero ahora sabemos que “ir a comulgar te puede costar la vida”. En los funerales, añadió, “lloramos a nuestros mártires pero les llevamos flores blancas, porque van a unirse con Cristo, sabemos que allí estarán mucho mejor”. Al Farah pidió oraciones “para que podamos perdonar a nuestros agresores y para que ellos se den cuenta de lo que están haciendo”. Mons. Francisco Pérez abogó por los caminos del diálogo pero sobre todo por las leyes de la reciprocidad y el respeto mutuo entre las distintas confesiones. El Arzobispo de Pamplona clausuró la jornada con un llamamiento a todos los cristianos de Navarra: “Pidamos por ellos, recemos por la paz, colaboremos lo más posible, que se lleven nuestro consuelo y contemos la verdad”. Finalizó el acto con una oración por los cristianos perseguidos dirigida por Mons. Pérez. Raquel Lázaro, de la Universidad de Navarra e investigadora del Instituto Cultura y Sociedad, apuntó “el laicismo secularizante que intenta hacer nuevas interpretaciones de qué es la libertad religiosa y el hecho de que se haya relegado ésta a un segundo plano”, como los problemas de la libertad religiosa hoy en Occidente. “En Oriente, son los grupos terroristas y los códigos civiles de los países islamistas que no garantizan los derechos de otras confesiones religiosas, las amenazas del derecho a la libertad religiosa”. El historiador y periodista especializado en Oriente Medio, Manuel Martorell denunció que los cristianos están siendo borrados de muchos lugares y el principio de coexistencia entre religiones está siendo gravemente dañado. Añadió que la persecución religiosa no es algo nuevo y además se está produciendo en países aliados de la ONU o de la Unión Europea. “No puede ser que Europa no reaccione ante la falta de libertad religiosa en países como Turquía”. Concluyó que “la persecución es un problema no solo de religión sino de los estados y si estos no intervienen, el cristianismo (y otras religiones donde son minoría) desaparecerá después de 2.000 años”.
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Creo que se olvidaron del P. Luis Montes, misionero y párroco de la Catedral de Bagdak. Es argentino y estuvo presente en el Congreso de Madrid, organizado por Hazte oír.
– se ataca al cristianismo “porque somos el último grupo educado y culto en Irak. Sobreviviremos mientras sigamos teniendo capacidad de influencia en la sociedad”-
Si algo o alguien constituye el llamado «katejon» del que hablaba San Pablo, no es el Imperio Romano en cualquiera de sus acepciones (Derecho romano, Unión Europea, Iglesia Católica, USA, Santo Padre…) como centros de civilización, como aquello que impide la manifestación del Anticristo.
Si algo o alguien lo impide son las Comunidades Cristianas de Irak. Esas comunidades están constituidas por los descendientes de los que escucharon la Palabra de Dios de boca del mismo Jesucristo. Ellos, y sus eremitas, son los verdaderos transmisores de la cultura mesopotámica al resto del mundo por la cual existe civilización. Antes, obviamente, que los helenos, romanos o frailes del medievo. En el siguiente link puede verse un resumen. http://es.wikipedia.org/wiki/Mesopotamia
Si esas comunidades se ven obligadas a dejar su tierra por la violencia del Califato islámico ya podemos echarnos a temblar. Si será grave que hasta los iraníes están asustados. Los judíos, también, aunque no lo digan. No me extraña que los Papas de los últimos decenios, incluido Francisco, hayan estado y estén tan preocupados por este tema.
¡Mons. Francisco Pérez aboga por los caminos del diálogo pero sobre todo por las leyes de la reciprocidad y el respeto mutuo! ¿Qué diálogo, qué reciprocidad y qué respeto mutuo puede haber con una religión como el Islam, en cuyo libro sagrado se insta muchas veces a los musulmanes a hacer la guerra (la tristemente famosa yihad) para extenderse por el mundo e imponer la ley islámica, como llevan haciendo desde sus orígenes donde han tenido ocasión? ¡Un libro donde además se contradicen expresamente los fundamentos del cristianismo, especialmente la figura de Jesús!
También son responsables de estas persecuciones quienes desde la Iglesia de Cristo han renunciado a evangelizar a los musulmanes (y a otros grupos religiosos), incluso allí donde está permitido hacerlo, llegando a cometer el escandaloso despropósito de enviarles mensajes de felicitación con motivo de sus festividades religiosas, ¡como si Jesucristo hubiese mandado felicitar a quienes están en el error para congraciarse con ellos en vez de anunciarles el Evangelio (el Reino de los Cielos) para su salvación!, aunque eso también pueda acarrear persecuciones (Jn 15,20). ¡Si al menos los católicos fueran perseguidos por evangelizar!