El Papa Francisco en el mensaje de cuaresma de este año habla de la globalización de la indiferencia. Un mal que se ha enfatizado en nuestra época porque, como dice también en este mensaje, cuando nos sentimos a gusto nos olvidamos de los demás y nos olvidamos de los sufrimientos e injusticias que padecen. Esta globalización de la indiferencia ya fue profetizada a finales del año 1984 cuando el Papa Juan Pablo II cuando hablaba de la perdida del sentido del pecado. Y el Papa polaco se preguntaba: «¿No vive el hombre contemporáneo bajo la amenaza de un eclipse de la conciencia, de una deformación de la conciencia, de un entorpecimiento o de una «anestesia» de la conciencia?». Muchas señales indican que en nuestro tiempo existe este eclipse, que es tanto más inquietante, en cuanto esta conciencia, definida por el Concilio como «el núdeo más secreto y el sagrario del hombre», está «íntimamente unida a la libertad del hombre. La pérdida del sentido del pecado es fruto de la perdida de la conciencia, verdadero mal del hombre, y es lo que nos lleva a la perdida del sentido del mal. Hace unos meses los Obispos de Ucrania componían una oración por la paz y en ella recalcaban que la guerra es fruto del pecado, es fruto de la indiferencia del mal.
Un profeta de nuestro tiempo

| 11 marzo, 2015
Me parece interesante el intento de buscar en efecto esa continuidad entre el magisterio del papa Juan Pablo II y el actual del papa Francisco.
Por el pecado entra la muerte en el mundo.
Muchos siguen sin querer creérselo.
Pero ya creerán. Vaya si creerán.