Lo primero que tendría que hacer es pedir disculpas porque hace ya tiempo que no escribo nada y no hay muchas excusas. Hoy me he atrevido a poner estas letras después de ver ayer unos vídeos de algunas de las intervenciones de Pablo Iglesias en los diferentes canales de televisión. Por supuesto que hay muchas cosas en las que estoy de acuerdo con Pablo Iglesias y en otras muchas que disiento, pero hay un aspecto de la vida de Pablo Iglesias que envió y es su capacidad de convencimiento o, por lo menos de manifestarlo en sus diferentes intervenciones. Me preguntaba, te lo pregunto a tí también, que ocurriría si unos cuantos cristianos manifestáramos con tal convencimiento nuestra Fe. Pablo nos ha robado muchas ideas que son nuestras: amor a los pobres, el comprender al necesitado, defender la Verdad en la calle, etc. Por todas estas cosas Pablo te tengo envidia y me encantaría dialogar, de tu a tu, contigo porque hay muchos más puntos que nos unen a los que nos separan. Aunque hay un aspecto que nos diferencia que es esencial: tu te declaras ateo, rechazas la búsqueda de la Verdad, y yo seré siempre agnóstico porque siempre la estoy buscando por eso si te atreves a esa entrevista con la sola premisa de querer buscar la Verdad sin demagogias estaré siempre a tu espera.
Pablo, te tengo envidia

| 05 febrero, 2015
No sea envidioso, Señor, que la envidia es pecado. Y de envidiar no envidie a un charlatán zafio e irreverente
Me temo que hay muchas, pero muchas cosas más que le separan de Pablo Iglesias que aquellas que le unen (salvo que sea usted ateo). Pablo Iglesias es comunista y, por tanto, un materialista convencido. Las personas no le importan un pimiento. Le importan los proletarios como peones de la lucha de clases que él emplea para acelerar la llegada del paraíso comunista. A mí, desde luego, no me convence en absoluto. Le reconozco, como mucho, su dotes de orador, pero eso es todo. Conozco, gracias a Dios, a muchos mejores y más doctos. Ayuso, Gambra, Sandoval, Cantero, de la Cigoña…el problema es que nos tira mucho la estética de la Revolución y el estilo bronco y lo nuestro nos parece rancio aunque esté lleno de la frescura del Evangelio.