Seguimos con nuestros estudios sobre el Matrimonio y hoy queríamos hablar de una virtud que, si siempre ha sido muy conveniente y que ahora es necesaria por los peligros a los que el matrimonio se enfrenta. Es la virtud de la fortaleza que ayuda a conservar el amor cuando uno lo ha encontrado. La fortaleza para los filósofos griegos era la fuerza de animo frente a las adversidades, era el desprecio ante los peligros de la batalla y era, finalmente, el dominio de las pasiones. La fortaleza nos ayuda a superar el temor que provoca el retraimiento ante el mal que amenaza, es la virtud que nos ayuda a que se persevere en el bien y que modera la temeridad. Y es que en el amor, elemento fundamental dentro del matrimonio, para poder conservarlo, como decíamos al comienzo,se necesita de una fuerza interior que haga superar los peligros. El amor no esta hecho sólo de pasión y sentimiento sino de una fuerza que hace que el amor sea grandioso, paciente, leal, perseverante y leal. Un amor apoyado solamente en el sentimiento dura solamente lo que las velas sean capaces de aguantar la perdida de esa pasión pero un amor apoyado en un buen cimiento, aunque siga expuesto a los peligros de los mares, siempre será capaz de sortear con mayor éxito los peligros a los que se enfrenta la embarcación para después de haber pasado un temporal volver a descubrir la belleza de ese amor. Las tormentas en el Matrimonio son circunstancias que siempre existen pero después de los nubarrones siempre se descubre el sol por eso cuando los marineros ven los vientos venir se preparan para, con todas sus fuerzas, luchar contra la adversidad porque saben que siempre al final saldrán ganando.
Matrimonio: una virtud necesaria
| 13 septiembre, 2014