Son muchos los matrimonios que, de un modo u otro, manifiestan su preocupación por la fidelidad de su propia relación matrimonial. No les falta razón cuando se contemplan las estadísticas de rupturas matrimoniales cada año. Sin embargo los protagonista de que el matrimonio llegue a buen puerto no son datos numéricos sino los mismos esposos. Cuando el día de la boda empieza a zarpar la nave, los contrayentes tienen que ser conscientes de que si reman juntos y en la misma dirección pueden estar seguros que el éxito esta garantizado. El problema es cuando uno de los dos deja de remar definitivamente por cansancio, aburrimiento o desidia; por soberbia, avaricia o sensualidad. El problema, antes de que el barco se haya hundido o vaya a una deriva sin solución, tiene fácil arreglo. Porque el que un día dejo la casa de sus padre, abandono a sus hermanos, emprendió la aventura de llegar a puerto con esa mujer o ese hombre que cautivo su corazón; puede volver a coger los remos y, posiblemente con mayor esfuerzo, volver a remar. La otra parte, la que ha visto que el otro dejaba de hacerlo durante un tiempo, le toca animar y no reprochar los nuevos esfuerzos. Recuerda que es en la hora de la tempestad cuando los marineros ponen toda su pericia en juego pero al final se llega a aguas tranquilas.
Matrimonio: Remar juntos
| 03 septiembre, 2014
Ay alguna organizacion que puede ayudar a parejas en conflicto?