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En parte…estoy con Kasper

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En cierta medida estoy de acuerdo con Mons. Kasper porque, como muy dice Miguel, comentado la noticia dada ayer por Infovaticana, un divorciado que se ha vuelto a casar civilmente puede recibir la Eucaristía: si se ha arrepentido, quiere vivir como hermano y hermana con la persona con la que convive y recibir la Comunión en un lugar donde no produzca escándalo. A esta situación, si que esta abierta la Iglesia; y a ella se ha referido recientemente el Prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe.

El Código de Derecho Canónico, el Catecismo de la Iglesia recuerdan este modo de proceder. No hay más que leer el  c. 855. 2 del Código, el n. 1650 del Catecismo de la Iglesia Católica. Pero sobre todo son las palabras de Familiaris Consortio 84, las que explican de forma detallada el modo de proceder con los Divorciados vueltos a casar.

Otra cosa es, como dicen algunos, presumir que el primer matrimonio no fuera valido y por eso, dicen, en conciencia puedo comulgar. En este caso tampoco  pueden estos recibir la comunión porque los casados civilmente obligados a la forma canónica se encuentran en una situación irregular ya que no se han casado Canónicamente.

La solución, y aquí es dónde la Iglesia debe ser pastoral aplicando por supuesto la justicia, es ayudar a comenzar un proceso de nulidad matrimonial que analice si verdaderamente el primer matrimonio no fue valido y ver si se puede celebrar ese segundo matrimonio por la Iglesia. Porque, como dice Escriva Ivars, aunque el fracaso de la vida matrimonial no supone siempre la nulidad del matrimonio, en muchos casos, ese fracaso es un efecto de la falta de verdad en el pacto conyugal.

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