He recibido un e-mail de un amigo y me ha parecido que, respetando la intimidad del informante, se podrían trascribir algunos párrafos. El pasado jueves, como todos los jueves, fui a recoger a mi hija a la puerta de la parroquia donde desde hace 2 años viene recibiendo catequesis. En la puerta me encontré, como siempre, con un buen numero de padres y no se porque se me ocurrió preguntarles a unos cuantos: ¿conocéis a la catequista?, ¿sabéis si acude a la parroquia con frecuencia o pertenece algún movimiento joven de la parroquia? Averigüe, con asombro, que prácticamente nadie sabia nada ni de la catequista, ni de la catequesis. Es decir, su gran preocupación es que sus hijos recibieran las charlas necesarias para recibir la primera comunión. Me dio mucha pena y me pregunte que preocupación tenemos los padres, primeros formadores de nuestros hijos, por la formación espiritual de los mismos. Me pregunte cuantas veces he ido a hablar con el párroco sobre la marcha de la catequesis y si necesitaba algo la catequista. Me pregunté porque me intereso más por el equipo de fútbol de mi hijo mayor y menos por la catequesis de mi hija. Ojala muchos padres se pregunten estas cuestiones y saquen conclusiones al respecto.
Carta de un amigo
| 03 mayo, 2015