Según hemos sabido por este medio y por varios, la NSA de Obama espió al mismísimo Papa. Las grabaciones pudieron alcanzar las congregaciones de cardenales previas al cónclave y hasta el mismo cónclave.
Parece que el escándalo es monumental, pero preguntado sobre esta información, el portavoz de la oficina de prensa del Vaticano, Federico Lombardi, afirmó que no tiene información sobre este asunto y añadió que no tienen «ninguna preocupación al respecto«.
Que al portavoz y responsable de comunicación de la Santa Sede no le preocupe que la primera potencia mundial haya metido su hocico en la cocina de la Iglesia Católica resulta alarmante.