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Los cismas en la Iglesia

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Desde los arrianos y las invasiones de los Bárbaros hasta el laicismo masónico. El primer milenio cristiano se caracteriza por la unión de las iglesias cristianas; el segundo por su desunión. ¿El tercero o actual será el de su reunión? Como es sabido, «cisma” es un término derivado de la palabra griega que significa “escisión, división, separación, desgajamiento”. Aquí se trata de una escisión en la realidad de la Iglesia, que es más estructural que magisterial (dogmática, litúrgica, ético-moral) en el cisma oriental; estructural y magisterial en el protestante. En el laicista afecta directamente a la Iglesia misma, más aún a las religiones en cuanto tales. Los contemporáneos de los diferentes cismas y de su consiguiente situación más o menos subversiva y confusa se han preocupado por su desenlace y repercusión en la Iglesia en razón inversa al grado de su fe cristiana. A más fe en Jesucristo menos preocupación por la suerte de la Iglesia. A menos fe, más preocupación, zozobra y hasta crisis de fe católica e incluso pérdida de la misma. “Solo quien no comprenda que la Iglesia no es nuestra, sino de Cristo, puede preocuparse por ella”, por su porvenir (Benedicto XVI). 1. Algunas escaramuzas heréticas y las invasiones de los Bárbaros Tras el hormiguero gnóstico, ya en el siglo IV diversas escaramuzas provocaron divisiones internas en la Iglesia, sobre todo el arrianismo. Los arrianos y semiarrianos sostenían que Jesús de Nazaret o no era Dios o, si lo era, era un dios secundario, inferior Dios Padre. Son creencias compartidas por el jehovismo o los testigos de Jehová de nuestros días. Las avalanchas de los Bárbaros (siglo V), que eran paganos o arrianos, fragmentaron el Imperio romano demostrando que la «Roma eterna”, en cuanto imperial, cantada por los poetas paganos, era solo una ficción literaria. No podemos ni imaginar qué experimentaron los cristianos. Pero conocemos su pregunta esencial cuando el visigodo Alarico ocupó y saqueó Roma en el 410. ¿Por qué Dios lo ha permitido? ¿Nosotros somos responsables?, se preguntaban desconcertados. Para contestarla, san Agustín escribe su tratado de teología de la historia: Civitas Dei, o sea, “La sociedad/ ciudad de Dios”.Entonces la Iglesia quedó como sepultada bajo los estratos de los Bárbaros vencedores, pero solamente en la mitad occidental del Imperio, que unos siglos más tarde será cristiana.A partir de entonces los cismas más importantes han desgarrado la unidad de la Iglesia de Jesucristo con una periodicidad aproximada de medio milenio. 2. El cisma oriental. A comienzos del segundo milenio (año 1054) las iglesias grecohablantes se separan definitivamente de Roma, de los cristianos que hablaban latín. Las lenguas, vías naturales del conocimiento y de la comunicación, así como puentes del diálogo, a veces se transforman en causa de distanciamiento, aislamiento y enfrentamiento. Surgieron así las –al menos- doce iglesias autocéfalas, autónomas y nacionales hasta por su mismo nombre: Iglesia ortodoxa griega, Iglesia ortodoxa rusa, etc. El último “mensaje de la reunión de los primados de las Iglesias ortodoxas” ha sido firmado el 9 de marzo de este año (2014) –por este orden- por los primados/patriarcas de Constantinopla (Turquía), Alejandría (Egipto), Jerusalén (Israel), Moscú (Rusia), Rumanía, Bulgaria, Georgia, Chipre, Atenas (Grecia), Varsovia (Polonia) y Tirana (Albania); por razones de salud no asistió el de Antioquía (actual Antakya, muy cerca de la frontera de Siria). Son iglesias unidas por el vínculo de la sinodalidad, pero sin un centro de unidad magisterial, administrativa, etc., como el del obispo de Roma en la Iglesia católica. El primer milenio de la Iglesia, anterior a la ruptura definitiva -hasta ahora-, es el punto de referencia desde la perspectiva ecuménica de católicos y ortodoxos. Así lo han reconocido los papas san Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco. La estructura y el gobierno de la Iglesia durante el primer milenio de su existencia puede servir de modelo para restaurar la unidad entre católicos y ortodoxos. 3. El protestantismo y el anglicanismo Quinientos años más tarde (año 1517) se operó el desgajamiento luterano y protestante, que entonces afectó a los países del centro y norte de Europa. Al margen de las diferencias éticas y doctrinales, esta separación está marcada por la subjetivación del “libre examen” en la relación con el “Dios-para-mí” y también por una cierta “nacionalización” de lo religioso al proclamarse el principio cuius regio eius religio, o sea, la “religión” de cada súbdito es la de su “región” o príncipe, acordado en la Paz de Augsburgo (año 1555). Todavía hoy el rey es la cabeza de la iglesia nacional, la luterana, en los países escandinavos, exceptuada Noruega desde hace muy pocos años. El anglicanismo ofrece el paradigma de esta concepción y situación. El rey británico, además de rey o la reina, es la cabeza de la comunidad eclesial anglicana y (el rey o algún familiar suyo, ahora el Duque de Kent) Gran Maestro o director supremo delaGran Logia Unidade Inglaterra con sus 8.000 logias diseminadas por toda la Tierra[1], red que puede ser utilizada como fuente de información e influjo al servicio del imperialismo anglosajón. ¿Por qué no se discute ni se cuestiona la situación británica, es decir, la conjunción del supremo poder civil, religioso/anglicano y masónico en la misma persona? ¿Por qué, en 2013, se debatió, sin apenas repercusión internacional, si el rey/reina británico debe ser necesariamente anglicano y si su esposa puede ser católica, si bien todo sigue prácticamente igual? Se ha afirmado que la actual crisis de la iglesia anglicana es una crisis masónica (Ricardo de la Cierva). Y es verdad. La infiltración de la masonería en el anglicanismo y el método masónico (diálogo y aprobación por consenso o por mayoría de votos también de propuestas no meramente administrativas) ayudan a explicar el procedimiento anglicano de someter a votación todo lo de cierta importancia y el resultado de algunas votaciones, por ejemplo, la aprobación de la ordenación de mujeres como sacerdotisas y obispesas por el Sínodo de la Iglesia de Inglaterra. 4. El laicismo masónico Tras el cisma luterano, unos quinientos años más tarde, cuaja el laicismo ilustrado o masónico. Evidentemente el nacimiento de una ideología va precedido de un periodo de gestación mucho más prolongado que el de cualquier ser vivo. La matriz del laicismo ilustrado, o marcado por la Ilustración, ha sido la masonería ideológica o moderna, cuya partida oficial de nacimiento está fechada en el año 1717. El segundo centenario de su existencia (año 1917) se festejó con el proyecto (elaborado en 1916 por logias del Gran Oriente Francés y de la Gran Logia de Francia) de la Sociedad de Naciones, “criatura de la masonería”. Así lo afirma un documento masónico, hecho público por León de Poncins en 1936 en su libro Société des Nations, un super état (superEstado) maçonnique. La Sociedad de Naciones fue disuelta en abril de 1946; su estructura y sus bienes traspasados a la ONU (cf. M. Guerra, Masonería, religión y política, Sekotia, Madrid 2013, 5º edición, pp. 382 y siguientes). En la matriz masónica se incubó el cisma entre razón-fe o revelación, ciencia-religión, una de las vertientes del laicismo y de su reclusión de lo específico de las religiones en el foro de las conciencias individuales y dentro de los templos. Es el cisma más importante por su mayor radicalidad y extensión, pues no afecta solo a una región europea, sino a toda la humanidad, al Nuevo Orden Mundial. El laicismo se impuso de modo oficial en Francia en el año 1905, un siglo más tarde en España (2004-2011, gobierno del masón José Luis Rodríguez Zapatero, tras el intento frustrado de la Segunda República, 1931-1939) y oficialmente en la proclamación del rey Felipe VI (junio del 2014). ¿Qué está preparando la masonería moderna para la celebración del tercer centenario de su existencia (1717-2017)? ¿La creación de un centro religioso global, gerente de lo religioso, vinculado a la ONU, con el cual deberán relacionarse los dirigentes de todas las religiones concretas, como acaba de afirmar (julio, 2014) José Luis Rodríguez Zapatero? Todos los síntomas convergen en la implantación de “lo común a todas las religiones”, o sea, un naturalismo a la medida de la razón humana sin trascendencia sobrenatural. Esto supone la marginación de las religiones concretas y de su simbología, recluidas en la esfera de lo privado. Ha sido y es el objetivo de la masonería ya según las Constituciones de Anderson, aceptadas prácticamente por todas las Obediencias o distintas ramas del árbol masónico, desde su promulgación en 1723, seis años después de la fundación de la masonería moderna. Como recurso eficaz para lograr imponer lo común a todas las religiones, se promueve el sincretismo religioso. Si, desde los ámbitos eclesiásticos y eclesiales se cede a ello o no se evita su contagio, el sincretismo religioso se configura como uno de los “pecados históricos” del cristianismo en el siglo XXI.                             Manuel Guerra Gómez   [1] De ellas, 179  (Gran Logia de España) en España, sin contar las de otras Obediencias o Potencias masónicas desvinculadas de la Gran Logia Unida de Inglaterra, especialmente por su importancia estadística e influjo las logias de la Gran Logia Simbólica  Española, Gran Logia Femenina de España, etc.

Comentarios
3 comentarios en “Los cismas en la Iglesia
  1. Al finalizar en octubre de este año el sínodo de la familia, será provocado un Cisma por las fuerzas masónicas desde el interior de la Iglesia. Dicho cisma culminará con el enfrentamiento entre los dos papas existentes. (Beata, Ana Catalina Enmerich).
    Nacerá la falsa iglesia liderada por el falso papa y el anticristo que pondrán en marcha el famoso sello de la bestia. (Apocalipsis 13 y 14).
    Cuando esto suceda Dios enviará a sus dos testigos (Elías y Enoc), para que señalen al anticristo como quien es, el enviado de Satanás. (Apocalipsis 11).
    El reinado del anticristo durará solamente tres años y medio. (Catecismo 675).
    Dios permite este engaño para que se condenen todos aquellos que rechazaron a Cristo que los habría salvado. (2 Tesalonicenses 2).

  2. Dice Vd.:

    «Si, desde los ámbitos eclesiásticos y eclesiales se cede a ello o no se evita su contagio, el sincretismo religioso se configura…»

    ¿Por qué esta condicional? ¿No tiene Vd. elementos y datos concretos para analizar si se esta cediendo a este sincretismo religioso desde muchas instancias de la Iglesia? ¿Por qué se resiste a hablar de ello con claridad como hace en otros casos? Supongo que estando dentro de la institución se le hace más difícil, pero la honestidad intelectual y la coherencia deberían primar sobre todo lo demás. Por otro lado, si no existe tal cesión, mucho más fácil para Vd.: basta con explicar que son malas intepretaciones y que en realidad se combate con valor el ecumenismo sincrético y mal entendido…

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