Ecología sí, ecologismo no

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El término griego oîkos, que significa “casa, familia”, figura como primer elemento componente de varias palabras latinas: oeconomia, oeconomicus, y desde el latín al español: “economía, ecónomo, económico”. Desde mediados del siglo XIX se ha puesto cada vez más de moda la palabra “ecología” para designar “el estudio” de los seres vivos (vegetales, animales) (Haeckel, 1869), incluido el hombre (R. E. Park-E. W. Buguess, 1921) y su “entorno” o “medio ambiente”. Con otras palabras, se considera la Naturaleza, la Tierra e incluso el Universo como “nuestra casa” y se estudian el conjunto de relaciones mutuas, tanto las beneficiosas como las perjudiciales. La encíclica del papa Francisco se subtitula precisamente “Sobre el cuidado de la casa común”; usa también “nuestra casa” aunque menos veces.

  1. ECOLOGíA, Sí

Como todas las palabras, “ecología” posee varios significados. He aquí los principales, tratados todos, aunque con distinta extensión y profundidad, en la encíclica Laudato si (= LS), comienzo del Cántico de las creaturas de san Francisco de Asís: Laudato si´, mi´ Signore, “Alabado seas, mi Señor”. 1.1. La Tierra, “nuestra casa” La Tierra en su conjunto es como la casa o morada de los hombres con distintos estratos o pisos superpuestos y a la vez entreverados: minerales, mares, vegetales, animales, el hombre y recubriéndolo todo la «atmósfera”, o sea, “la esfera de aire respirable”. Son estratos que mutuamente se influyen benéfica y a veces dañinamente. Tanto el cuidado como el daño que se inflija a uno repercuten en los restantes, pues son interdependientes y subordinados. El agua y los minerales ofrecen los nutrientes necesarios para su existencia a los vegetales, estos a los animales herbívoros, estos a los carnívoros y todos al hombre (LS 22). Dos veces se afirma en la encíclica; “la realidad es superior a la idea” (LS 110, cita de Evangelii gaudium 231), aunque a veces la idea, transformada en ideología, consigue amañar y configurar la realidad. No obstante, la degradación ecológica es una realidad que está ahí: el cambio climático, el calentamiento global, el efecto invernadero, la pérdida de selvas y bosques, así como de la biodiversidad o de las especies, etc., (LS 20-52). También aquí la ideología provoca diversidad de opiniones, a veces enconadamente diversas y hasta opuestas en la interpretación de la misma realidad, de sus causas y remedios (LS 60). A la Iglesia compete fomentar el diálogo entre los científicos, respetar las opiniones (LS 199ss.,). Lea el artículo completo de D. Manuel Guerra aquí.  

Comentarios
0 comentarios en “Ecología sí, ecologismo no
  1. Qué debemos hacer ahora los cristianos que no creemos en el dogma del cambio climático causado por la emisión de CO2 y otros gases necesarios para la vida y el progreso de los seres humanos?
    Tendremos que esperar siglos para que otro Papa pida perdón a estos galileos?
    Estamos confundidos.

  2. Me he leído su artículo y, la verdad, no acabo de entender si usted está en sintonía con esta encíclica laudatoria de la masónica «carta de la tierra» y de la ONU masónica o en contra.

    He leído algunas cosas que, como mínimo no cuadran con la Doctrina y magisterio de la Iglesia, entre ellas la que más me ha sorprendido y chirriado es la siguiente: “el hombre es originaria y naturalmente bueno”, aunque las vicisitudes de la vida y la mala educación pueden pervertirlo, hacerlo malo.»

    La Doctrina no nos dice esto y la Iglesia lleva más de 2000 años enseñando otra cosa:
    1) que el hombre es originalmente (creado) bueno.
    2) que es por el pecado original que el hombre es malo en su propia naturaleza. La naturaleza humana queda dañada por el pecado por lo que trasmite el mal, el pecado tanto en sus actos como al engendrar. Es decir, el hombre se convierte en malo en su propia naturaleza.
    3) Pese a todo, por ser creado por Dios y ser querido por Dios, Él no lo abandona y deposita en su alma el ansia de Bien, de Verdad y de actuar en conformidad a este ansia. Una tendencia al Bien que el hombre no puede realizar por si mismo, por sus propias fuerzas, sólo con la Gracia puede conseguirlo.
    4) por lo tanto, es falso que «las vicisitudes de la vida y la mala educación pueden pervertirlo, hacerlo malo».

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