El papa Francisco nos tiene acostumbrados a imágenes como éstas. Personalmente me gusta la humanidad, la cercanía, la ternura que transmiten. Inevitablemente me recuerda la homilía que el 12 de junio de este mismo año ofreció en el III retiro mundial de los sacerdotes, promovido por el International Catholic Charismatic Renewal Services (ICCRS) y la Catholic Fraternity en la Basílica de S. Juan de Letrán.
Esos gestos refuerzan estas palabras:
»Cuántas veces pienso que le tenemos miedo a la ternura de Dios, y porque le tenemos miedo a la ternura de Dios, no dejamos que se experimente en nosotros y por eso tantas veces somos duros, severos, castigadores, somos pastores sin ternura. ¿Qué nos dice Jesús en el capítulo XV de Lucas, de aquel pastor que notó que tenía solamente noventa y nueve ovejas y le faltaba una, que las dejó bien cuidaditas cerradas con llave y se fue a buscar a la otra, que estaba enredada ahí entre los espinos y no le pegó, no la retó, la tomó en sus brazos, en sus hombros y la trajo y la curó, si estaba herida. ¿Hacés lo mismo vos con tus feligreses, cuando notás que no hay uno en el rebaño o nos hemos acostumbrado a ser una Iglesia que tiene una sola oveja en el rebaño y dejamos que noventa y nueve se pierdan en el monte?».
Estaremos de acuerdo que necesitamos urgentemente hombres y mujeres santos que sean modelo y ánimo para tantas personas que vagan perdidas, que arrastran heridas abiertas, que sufren injusticias terribles… como proclamábamos en el evangelio de estos días: «sintió compasión porque andaban como ovejas sin pastor«. Necesitamos que los gestos de humanidad, de compasión, de ternura se hagan presentes en un mundo tan herido y donde la cultura del descarte va dejando a tantos en la cuneta.
¡Bravo Francisco! ¡A mi sí me gusta y me anima ver estos gestos de ternura y humanidad!
»Hoy les pido a ustedes en este Retiro que sean pastores con ternura de Dios, que dejen el látigo colgado en la sacristía y sean pastores con ternura, incluso con los que le traen más problemas. Es una gracia, es una gracia divina. Nosotros no creemos en un Dios etéreo, creemos en un Dios que se hizo carne, que tiene un corazón, y ese corazón hoy nos habla así: »vengan a mí si están cansados, agobiados, yo los voy a aliviar, pero a los míos, a mis pequeños trátenlos con ternura, con la misma ternura con que los trato yo» Eso nos dice el corazón de Cristo hoy y es lo que en esta misa pido para ustedes y también para mí».
Cada día en mi oración le pido al Señor que me ayude a ser un pastor según Su corazón. Y pido por todos los que tienen el ministerio de ser pastores de la comunidad cristiana para que el Señor nos muestre el camino para que la Iglesia se presente ante el mundo como oramos en las plegarias eucarísticas Vb y Vc:
«Danos entrañas de misericordia frente a toda miseria humana Inspíranos el gesto y la palabra oportuna frente al hermano solo y desamparado. Ayúdanos a mostrarnos disponibles ante quien se siente explotado y deprimido. Que tu Iglesia, Señor, sea un recinto de verdad y de amor, de libertad, de justicia y de paz, para que todos encuentren en ella´ un motivo para seguir esperando. Que quienes te buscamos sepamos discernir los signos de los tiempos y crezcamos en fidelidad al Evangelio; que nos preocupemos de compartir en el amor las angustias y tristezas, las alegrías y esperanzas de todos los seres humanos, y así les mostremos tu camino de reconciliación, de perdón, de paz…»
Si fuera el primer Papa que abraza a niños y ancianos, podría comprender este artículo. Pero a mis cuarenta años largos no he conocido otra cosa (y me encanta, sí, pero lo veo algo normalísimo). Entonces, sinceramente no lo entiendo.
Pater, me ha gustado mucho su post. Muchas veces lo que necesitamos es la ternura de Dios encarnada en un sacerdote. Qué alegría haber encontrado tantos sacerdotes Santos en mi vida. Lo que no me gusta es que algunos quieren hacer ver estos gestos de Francisco como diferentes a los de anteriores Pontifices. Cuantos gestos también de ternura en Juan Pablo II y en su hombre de confianza, futuro Benedicto XVI
Juanito, si vas por los pueblos de Castilla y Navarra, por ejemplo,
y preguntas a los viejos por los curas de su época juvenil,
te hablarán la mayor parte de las veces con
un cariño inmenso de su bondad y de su gran humanidad.
A veces se ponían cascarrabias y se hacían los duros,
pero nada de eso podía tapar su gran corazón…
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El cine español de los 60, y el cura
de «cuéntame», reflejan bien esa imagen.
El misionero de «La misión», también.
Eran curas que tenían esa reciedumbre
austera de los apóstoles,
curas entregados en cuerpo y alma a su misión.
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Juanito de mi vida, si tu vas a esos curas
y les dices que sean «pastores tiernos»
te sueltan un taco y te mandan a donde no quieras ir…
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Esa «ternurilla» pegajosa, melosita, nenaza
no creo que sea para buenos curas.
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Por supuesto, no pienso que sea tu caso,
pero, como de costumbre
tendrá que venir Lombardi a decirnos lo que
ha querido decir el papa jesuita.
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